Tendencias

Estrategia de datos

2020-02-06

Los procesos industriales, la innovación y la investigación se apoyan cada vez...

 

Editorial, El País

La Comisión Europea quiere impulsar la creación de una superestructura tecnológica capaz de albergar los datos que generan los Veintisiete para plantar cara al dominio que ejercen Estados Unidos y China. La estrategia europea de datos en la que trabaja la Comisión se inclina por desarrollar una gran plataforma de almacenamiento mediante la agrupación e interconexión de plataformas virtuales, públicas o privadas, y romper así la dependencia respecto a gigantes de la Red como Amazon, Google o Microsoft. Este proyecto permitiría a Europa tener soberanía de los datos en su propio territorio, establecer normas específicas de acceso y uso de la plataforma o fijar políticas comerciales conforme a los cánones de la Unión. Se trataría de ir rompiendo las amarras que atan al continente a las compañías de Silicon Valley, que hoy por hoy son las grandes beneficiadas del negocio digital.

Los procesos industriales, la innovación y la investigación se apoyan cada vez más en los metadatos y en su procesamiento. Al mismo tiempo, su gestión contribuye a abrir oportunidades de negocio, desarrollar sistemas de transporte, mejorar la eficiencia de los recursos energéticos o ampliar el bienestar de los ciudadanos. El proyecto de crear una nube netamente europea responde a una realidad indiscutible: en la sociedad digital, los datos son una mercancía extraordinariamente valiosa. La Comisión encabezada por Jean-Claude Juncker puso las bases para la construcción de un mercado único digital y ahora el equipo de Ursula von der Leyen se ha marcado como meta que dentro de 10 años el porcentaje de datos almacenados y procesados en servidores europeos se corresponda al peso de la UE en el mundo, que ronda el 17%. No será un objetivo fácil, ya que ahora apenas el 4% de los datos del continente se encuentran albergados en proveedores de la Unión. Esta ambiciosa iniciativa de computación en la nube, que aspira a reforzar la posición de los Veintisiete en el ámbito de la economía impulsada por los datos, requiere una inversión pública cercana a los 1,600 millones de euros, una cantidad que se verá multiplicada por aportaciones privadas suplementarias.

Almacenar de forma segura documentos, archivos y todo tipo de información procedente de los ciudadanos, las empresas o las Administraciones exige potentes plataformas digitales. Europa necesita una infraestructura de datos que, además de garantizar su soberanía digital, permita el intercambio de una manera transparente, fluida y segura. Si, como se viene repitiendo de forma insistente, los datos son el oro negro del siglo XXI, el continente no puede perder el tren de la digitalización.


 



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