Internacional - Seguridad y Justicia

Cinco puntos clave del veredicto de Harvey Weinstein

2020-02-25

El jurado consideró fidedigna en su totalidad la declaración de la primera acusadora...

Por Alan Feuer, The New York Times

El jurado determinó que el productor es culpable de dos cargos e inocente de las otras tres acusaciones. Aunque no fue decisión unánime, se trata de un duro golpe para el acusado.

Dirán que no fue una decisión unánime y que el jurado declaró inocente a Harvey Weinstein de los cargos más graves del caso. Como quiera que sea, la expresión de asombro en su rostro tras escuchar el veredicto del jurado y sentir las esposas en sus muñecas el 24 de febrero fue una prueba clara de quien fue en otro tiempo un poderoso productor recibió un golpe devastador.

En el bando contrario, Cyrus R. Vance Jr., el fiscal de distrito de Manhattan, debe sentirse orgulloso de la victoria, aunque parcial, contra Weinstein, especialmente después de que fue criticado por no haber presentado cargos en una oportunidad anterior.

Weinstein fue declarado culpable de dos de los cinco cargos —ataque sexual en primer grado y violación en tercer grado— y absuelto de los otros, que incluyen violación en primer grado y agresión sexual depredadora. No es inusual que haya este tipo de veredictos divididos.

Weinstein, de 67 años, pasará por lo menos cinco años en la cárcel a partir del momento en que el magistrado James M. Burke, de la Corte Suprema Estatal de Manhattan, le dicte sentencia en la audiencia respectiva, que será el 11 de marzo. Burke podría sentenciar a Weinstein a un máximo de veintinueve años en prisión, si decide imponerle la sentencia máxima para los dos cargos de los que se le declaró culpable e instruye que las condenas se cumplan de manera consecutiva.

A continuación analizamos algunos puntos clave del veredicto.

El jurado consideró fidedigna en su totalidad la declaración de la primera acusadora de la fiscalía, Miriam Haley.

Cuando Haley, quien era asistente de producción en el programa de televisión Project Runway, testificó en enero, relató una historia desgarradora sobre la ocasión en que Weinstein la arrastró a la recámara de su apartamento en el Bajo Manhattan, lugar al que la mujer había ido a verlo una noche de julio de 2006. Dijo que intentó disuadirlo con el pretexto de que estaba menstruando, pero Weinstein la sujetó y le practicó sexo oral a la fuerza.

La decisión del jurado de declarar culpable a Weinstein por ataque sexual en primer grado a partir de este relato es importante porque el testimonio de Haley no fue precisamente ideal. Reconoció que había seguido en contacto con Weinstein después de esa noche y que fue a verlo dos semanas más tarde al hotel TriBeCa Grand, donde tuvo relaciones sexuales con él.

Durante el contrainterrogatorio, Haley reconoció que, aunque sollozó mientras ocurría el segundo encuentro sexual, “no opuso resistencia física”.

La fuerza física quizá fue el aspecto que impidió llegar a una decisión unánime respecto a los dos cargos de violación.

Jessica Mann, una aspirante a actriz, le relató al jurado una historia igual de complicada. Durante su testimonio, describió de manera detallada que Weinstein, después de inyectarse en el pene un fármaco para provocar la erección, la arrinconó en el baño de una habitación de hotel en Manhattan y la violó.

Al igual que Haley, Mann reconoció que se había mantenido en contacto con Weinstein después del ataque descrito y también tuvo relaciones sexuales consensuadas con él.

El jurado declaró culpable a Weinstein del cargo de violación en tercer grado —que existe cuando un atacante tiene relaciones sexuales con alguien sin su consentimiento— a partir del relato de Mann. Sin embargo, lo declararon inocente de violación en primer grado, pues ese delito requería demostrar que había existido “coacción contundente” en el ataque.

La decisión dividida hace pensar que, si bien el jurado creyó que Mann no consintió abiertamente al encuentro sexual con Weinstein, no quedó convencido de que el productor la hubiera forzado físicamente a tener relaciones.

El testimonio de Annabella Sciorra no ayudó mucho a la fiscalía.

Sciorra le contó al jurado, interrumpida por el llanto, que Weinstein la había empujado hacia su apartamento en Gramercy Park en algún momento del invierno de 1993 o 1994 y, aunque no dejó de patearlo y golpearlo para intentar escapar, él la violó.

Conforme a la legislación de prescripción de delitos de Nueva York, los acontecimientos relatados por Sciorra eran demasiado antiguos para presentar cargos por ese delito por separado. Sin embargo, su historia se utilizó para acusar a Weinstein de dos instancias de agresión sexual depredadora, delito que existe cuando un agresor ataca por lo menos a dos víctimas distintas.

El jurado declaró inocente a Weinstein de ambos cargos de agresión sexual depredadora, que son los más serios, pues cada uno involucra una posible sentencia máxima de cadena perpetua.

No se sabe bien qué motivó la decisión del jurado de absolver a Weinstein de los cargos, pero el relato de Sciorra tuvo varios puntos problemáticos.

Por ejemplo, reconoció que no recordaba con exactitud ni el mes ni el año en que había ocurrido el ataque. Los abogados de Weinstein también obtuvieron el testimonio de un antiguo amigo de Sciorra, Paul Feldsher, quien afirmó que, poco después del incidente, Sciorra no lo había descrito como una violación, sino como “algo loco” que había hecho con Weinstein. La defensa también puso en el estrado al administrador del edificio de Sciorra, quien dijo que Weinstein no podría haber ingresado a su apartamento sin su autorización.

El veredicto representó una victoria para Cyrus R. Vance, Jr., fiscal de distrito de Manhattan.

Aunque el jurado declaró a Weinstein inocente de la mayoría de los cargos, el veredicto representó un logro significativo para Vance y su oficina, una recompensa al enorme riesgo que corrió cuando decidió promover el juicio en contra de Weinstein.

Vance, un demócrata que desde hace tiempo se ha considerado aliado del movimiento feminista, estuvo bajo una presión enorme para presentar cargos en contra de Weinstein después de que The New York Times y The New Yorker publicaron artículos explosivos, en octubre de 2017, con historias de varias mujeres que acusaban a Weinstein de abuso y acoso ocurridos desde principios de la década de 1990.

Vance estaba en una posición particularmente susceptible a la presión dada su propia experiencia con casos de delitos sexuales.

En abril de 2015, sus fiscales desistieron de presentar cargos en contra de Weinstein después de que una modelo italiana, Ambra Battilana Gutierrez, lo acusó de manosearla durante una reunión de negocios en su oficina en el Bajo Manhattan. Más adelante, con ayuda de detectives, Battilana Gutierrez realizó una grabación en la que Weinstein parecía admitir que la había tocado. Los fiscales decidieron que era una testigo problemática porque había relatado historias distintas en un caso independiente de ataque sexual en Italia.

Cuatro años antes, Vance desestimó los cargos de violación contra otro hombre poderoso, Dominique Strauss-Kahn, el director del Fondo Monetario Internacional en ese momento, después de que una empleada de un hotel en Manhattan lo acusara de violación. Una vez más, la oficina de Vance dijo que tenía dudas sobre la credibilidad de la mujer: ella admitió que había inventado una historia sobre una violación en grupo en su país natal, Guinea.

Después de escuchar el veredicto el 24 de febrero, Vance les dijo a los periodistas durante una conferencia de prensa: “Es un nuevo día porque Harvey Weinstein por fin pagará por los delitos que ha cometido”.

Es posible que el veredicto produzca cambios en la manera de presentar casos complejos de delitos sexuales.

Por lo general, los fiscales se han mostrado renuentes a presentar casos de violación en los que las testigos admiten haber tenido relaciones sexuales consensuadas con su atacante en otras ocasiones.

Claro que dentro de las relaciones románticas pueden ocurrir violaciones, y de hecho ocurren, como en el caso de los matrimonios abusivos. El problema es que entre los fiscales está muy arraigada la idea de que, en ese tipo de casos, el jurado puede pensar que las acusadoras no son tan fidedignas, por lo que es más difícil demostrar el delito, así que prefieren no promoverlos.

Los fiscales dirigidos por Vance se propusieron emplear una estrategia que resultó exitosa en el segundo juicio contra el comediante Bill Cosby: convencieron al magistrado Burke de permitirles presentar tres testigos adicionales cuyos relatos no estaban relacionados con ningún cargo, pero reforzaban su argumento sobre el patrón de comportamiento abusivo de Weinstein.

Otra estrategia que pareció ayudar a los fiscales en este caso fue que llamaron como testigo a una psicóloga forense, la doctora Barbara Ziv. En su testimonio, Ziv le dijo al jurado que muchas víctimas de violación mantienen contacto con sus agresores después de ataques violentos con la esperanza de normalizar las experiencias traumáticas.

La fiscala principal, Joan Illuzzi, también se refirió a los relatos problemáticos de Haley y Mann en su declaración final al jurado. Illuzzi advirtió que Weinstein permaneció deliberadamente en contacto con sus víctimas para controlarlas.

Ese método, dijo Illuzzi, era “la señal de un depredador”.
 



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