Derechos Humanos

La represión de las protestas en América Latina dejó 210 muertos en 2019

2020-02-27

Un informe de Amnistía Internacional muestra que esa cifra de muertos es el resultado del...

Carlos Salinas Maldonado | El País

México.- Dilan Cruz, estudiante de 18 años del último curso del colegio Ricaurte IED, del sur de Bogotá, murió el 26 de noviembre pasado por una bala de un oficial del Escuadrón Móvil Antidisturbios de la Policía de Colombia. El chico, que había participado en las protestas contra el Gobierno de Iván Duque, se convirtió en una de las 210 personas que perdieron la vida en América Latina debido a la represión de las manifestaciones que el año pasado se extendieron por todo el continente y con las que los latinoamericanos mostraron su hartazgo por la corrupción, la violencia, la desigualdad, el retroceso democrático y la impunidad que los agobia. Un informe de Amnistía Internacional publicado este jueves muestra que esa cifra de muertos es el resultado del “uso excesivo de la fuerza” que emplearon los gobiernos latinoamericanos “en un intento de silenciar las reivindicaciones de mayor justicia social” en la que sigue siendo la región más desigual y violenta del mundo.

“En lugar de establecer mecanismos para promover el diálogo y abordar los motivos de preocupación de la ciudadanía, las autoridades recurrieron a la violencia en las actuaciones policiales durante las manifestaciones y, en algunos casos, incrementaron la militarización de las operaciones de orden público”, establece el informe del organismo.

La mayoría de los muertos se registraron en Haití, el país caribeño en eterna crisis. El informe de Amnistía recoge datos de Naciones Unidas que arrojan una cifra de horror: 84 personas murieron en el marco de las manifestaciones, 19 de ellas presuntamente a manos de las fuerzas de seguridad. El año pasado estallaron nuevas protestas contra el Gobierno del presidente Jovenel Moïse, señalado por corrupción. Los haitianos han demostrado su hartazgo ante la incapacidad de su mandatario de atajar la fuerte crisis económica, crear empleos y mejores condiciones de vida. “La policía empleó fuerza excesiva en muchas ocasiones durante las protestas celebradas en octubre contra el Gobierno”, advierten desde Amnistía.

El segundo lugar en fallecimientos lo ocupa Venezuela, donde al menos 47 personas murieron en el marco de las protestas contra el régimen de Nicolás Maduro, todas ellas por heridas de bala. El informe también recoge que otras 39 personas perdieron la vida en manos de miembros de fuerzas estatales o de terceros que actuaban con su consentimiento, los grupos de choque conocidos como "colectivos", usados en la represión. Otras 11 personas murieron presuntamente ejecutadas de manera extrajudicial. “El patrón de represión que se vivió en 2019 coincidía con las prácticas represivas utilizadas contra la población civil desde 2014, por lo que había razones para alegar que los ataques sistemáticos y generalizados contra la población civil podían constituir crímenes de lesa humanidad”, abunda el informe.

Erika Guevara Rosas, directora de Amnistía para las Américas, ha explicado en entrevista con EL PAÍS que, a pesar de la alarma por el aumento de las violaciones de derechos humanos en la región, Nicaragua y Venezuela siguen siendo focos rojos por la violencia del Estado contra quienes muestran su rechazo a los regímenes de Managua y Caracas. Para la activista, estos países representan un “estado de alarma superior”. “Nicaragua es uno de los grandes ejemplos donde la impunidad permite que el Estado perfeccione su sistema represivo, mientras que en Venezuela se registra una masiva violación de derechos”, afirma Guevara Rosas.

Para ella también preocupa que la región siga siendo la más peligrosa del mundo para los defensores de derechos humanos, activistas ambientales o periodistas. El informe de Amnistía muestra que durante 2019 se registraron 208 homicidios de activistas y periodistas, siendo Colombia el país más peligroso, con 106 homicidios. Mientras que México fue el país más mortífero de la región para los periodistas, con al menos 10 reporteros muertos el año pasado. Guevara Rosas ha criticado el discurso del presidente Andrés Manuel López Obrador, que “utiliza sus conferencias diarias para atacar organizaciones de defensa de derechos humanos y periodistas”. Sin embargo, agrega, “los grandes extremos” siguen siendo Nicaragua y Venezuela, donde el discurso contra defensores se traduce en detenciones arbitrarias y hasta un exilio obligado.

A pesar del panorama sombrío de la región, Guevara Rosas ha rescatado hechos positivos, entre los que destacan la presión social en Puerto Rico, que terminó con la renuncia del Gobernador de la isla, Ricardo Rosselló, y el hecho de que el Gobierno del presidente chileno Sebastián Piñera accediera a discutir una nueva Constitución con más derechos. El Ejecutivo de Piñera también es uno de los señalados en el informe de Amnistía debido a la fuerte represión ordenada para acallar las protestas en su país, lo que arrojó un saldo de 31 muertos y más de 350 heridos. El otro aspecto positivo que destaca la activista es el surgimiento del movimiento feminista en el continente, con decenas de miles de mujeres expresando en las calles su hartazgo por la violencia machista y la falta de políticas públicas para detener los feminicidios. “Es un resultado muy esperanzador. Ellas están despertando la conciencia sobre la alarmante violencia de género y demandan transformaciones urgentes”, ha zanjado.



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