Ecología y Contaminación

África del Este enfrenta nueva amenaza de langostas

2020-02-27

Los mares más cálidos están creando más lluvia, despertando a los...

Por Omar Mohammed y Dawit Endeshaw | Reuters

NAIROBI/ADÍS ABEBA, 27 feb (Reuters) - Los países del este de África están luchando contra el tiempo para impedir que las langostas causen estragos en los cultivos y en los medios de subsistencia de la población local, después de sufrir la peor plaga en décadas.

La falta de experiencia en el control de plagas no es su único problema: Kenia se quedó temporalmente sin pesticidas, Etiopía necesita más aviones y Somalia y Yemen, rotos por la guerra civil, no pueden garantizar la seguridad de los expertos.

Las plagas de langostas existen en la región desde tiempos bíblicos, pero los patrones climáticos inusuales, exacerbados por la emergencia climática, han generado condiciones ideales para que aumente el número de insectos, dicen los científicos.

Los mares más cálidos están creando más lluvia, despertando a los huevos inactivos y los ciclones que dispersan los enjambres se están volviendo más fuertes y más frecuentes.

En Etiopía, las langostas han llegado a las fértiles tierras del Gran Valle del Rift y devastaron pastizales en Kenia y Somalia. Los enjambres pueden viajar hasta 150 kilómetros al día y pueden tener entre 40 y 80 millones de ejemplares por kilómetro cuadrado.

Si no se controla, el número de langostas en África del Este podría multiplicarse por 400 en junio. Esto podría devastar las cosechas en una región con más de 19 millones de personas con hambruna, advirtió la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés).

Uganda ha desplegado al ejército. Kenia ha entrenado a cientos de jóvenes cadetes para fumigar. Al carecer de pesticidas, algunas fuerzas de seguridad en Somalia han disparado armas antiaéreas contra los enjambres que oscurecen los cielos.

Todos se están apresurando ante la llegada de las lluvias en marzo: la próxima generación de larvas ya está creciendo bajo la tierra, justo cuando los agricultores siembran sus semillas.

“Se acerca la segunda ola”, dijo Cyril Ferrand, jefe del equipo de resiliencia para África Oriental de la FAO. “A medida que se plantan los cultivos, las langostas se comen todo”.

Se desconoce el impacto en la agricultura, que genera cerca de un tercio de la producción económica de la región, pero la FAO está utilizando imágenes satelitales para evaluar el daño, agregó.

FALTA DE PESTICIDAS

En Kenia, el país más rico y estable de la región, las langostas se encuentran principalmente en el norte semiárido, aunque algunos cultivos se han visto afectados, dijo Stanley Kipkoech, un alto funcionario del Ministerio de Agricultura.

Este mes, Kenia se quedó sin pesticidas durante una semana y media aproximadamente, reconoció Kipkoech. Los agricultores observaron impotentes cómo se devoraban las cosechas de sus familias.

En Etiopía, el gobierno sólo puede permitirse alquilar cuatro aviones para fumigación aérea, pero necesita al menos el doble para contener el brote antes que las cosechas comiencen en marzo, dijo a Reuters el director de protección de plantaciones del Ministerio de Agricultura, Zebdewos Salato.

“Nos estamos quedando sin tiempo”, afirmó.

La única fábrica de pesticidas de Etiopía está funcionando a toda máquina.

El país necesita 500,000 litros para la próxima temporada de cosecha y siembra, pero está luchando para producir su máximo de 200,000 litros, después de que la escasez de divisas retrasó la compra de productos químicos, afirmó el director ejecutivo de la fábrica, Simeneh Altaye.

La FAO está ayudando al gobierno a conseguir aviones, vehículos y pulverizadores, sostuvo Fatouma Seid, representante de la organización en Etiopía. También están tratando urgentemente de comprar pesticidas desde Europa.

DINERO Y ARMAS

Los controladores de plagas en Somalia no pueden entrar en áreas en manos de la insurgencia islamista de Al Shabaab, dijo el ministro de Medio Ambiente de la región sur de Jubbaland, Aidid Suleiman Hashi.

Cuando las langostas llegaron, los residentes tocaron las bocinas, tambores y campanas para ahuyentar a los insectos. Al Shabaab disparó armas antiaéreas y ametralladoras contra los enjambres, contó Hashi. Las fuerzas de Jubbaland, para no ser menos, también lo hicieron.

En tales circunstancias, los contratistas son reacios a realizar fumigaciones aéreas, explicó la FAO.

Mientras tanto, las langostas -que tienen un ciclo de vida de tres meses- se reproducen. La FAO dice que cada generación es un promedio de 20 veces más numerosa.

Cuando los huevos eclosionan, como lo están haciendo ahora en el norte de Kenia, las jóvenes langostas hambrientas permanecen en tierra durante dos semanas y son más vulnerables a la pulverización que cuando ya les crecen las alas.

Después de eso, salen al aire en enjambres tan densos que han obligado a los aviones a desviarse. Un enjambre de un solo kilómetro cuadrado puede comer tanta comida en un día como 35,000 personas.

La FAO reconoció que contener la plaga costará al menos 138 millones de dólares. Hasta ahora, los donantes han prometido 52 millones. Fracasar significa más hambre en una región ya golpeada por conflictos y choques climáticos.

Desde 2016, ha habido sequías y luego inundaciones en Kenia, Somalia y Etiopía, dijo Ferrand. En Sudán del Sur, más de la mitad de la población ya enfrenta escasez de alimentos.

EMERGENCIA CLIMÁTICA

Las lluvias que bendijeron a la región con una excelente cosecha el año pasado después de una sequía prolongada también trajeron una maldición.

Un patrón climático cíclico en el Océano Índico, intensificado por el alza de la temperatura del mar, contribuyó a tener una de las estaciones más lluviosas de octubre a diciembre en cinco décadas, explicó Nathanial Matthews de Global Resilience Partnership, una organización público-privada con sede en Estocolmo centrada en la emergencia climática.

Las langostas nacieron en Yemen, ignoradas en gran medida durante el caos de la guerra civil. Emigraron a través del Mar Rojo hasta el Cuerno de África, luego se extendieron a Sudán, Yibuti, Etiopía, Somalia y Kenia. Ahora han sido vistas en Uganda, Sudán del Sur y Tanzania.

Las lluvias despertaron a los huevos inactivos y, luego, los ciclones más fuertes y numerosos dispersaron a los insectos. Ocho ciclones atravesaron el Océano Índico en 2019, el número más alto desde que hay registros, expuso Matthews.



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