Internacional - Política

La resistencia iraní, organizada desde un pueblo de Albania

2020-03-13

La OMPI explicó que la construcción fue financiada por la diáspora...

AFP / Gent Shkullaku

En una colina albanesa, en una flamante ciudad nueva creada partiendo de cero, miles de opositores iraníes dedican su vida a combatir el régimen de Teherán. Y quieren creer que el fin del exilio está "cerca".

A unos 3,000 km de la capital iraní, los habitantes de la ciudad Ashraf 3 solo esperan una cosa: la caída de las autoridades que detentan el poder en Irán, un país enfrentado con Washington y sumido en una crisis económica provocada por las sanciones, escenario de fuertes protestas en noviembre y hoy golpeado por el nuevo coronavirus.

Y aunque derrocar el régimen iraní parece una difícil tarea, aquí no falta el optimismo. En la entrada de la ciudad, custodiada por unas verjas metálicas y cámaras de vigilancia, una imponente réplica del Arco del Triunfo parisino proclama: "¡La victoria nos pertenece!, ¡El futuro nos pertenece!".

En 2013, a petición de Washington y de la ONU, Albania aceptó acoger en su territorio a 200 miembros de la Organización de los Muyahidines del Pueblo de Irán (OMPI), después de que su campamento, en Irak, fuese bombardeado.

Desde entonces, el número de habitantes de la ciudad ha crecido y hoy son 2,800 los iraníes de entre 28 y 74 años que pueblan Ashraf 3, constituyendo la mayor agrupación de exiliados de la OMPI en todo el mundo.

La ciudad fue levantada en apenas 18 meses no muy lejos de Tirana, ocupando unos terrenos agrícolas comprados a los lugareños.

Es todo un mundo en miniatura: edificios de viviendas, oficinas, un comedor, una cocina colectiva, una sala para hacer deporte, clínicas, comercios, biblioteca, carpintería y hasta un museo en el que se presentan escenas de tortura a opositores.

- "Contra la censura" -

La OMPI explicó que la construcción fue financiada por la diáspora iraní y por muyahidines que vendieron sus bienes, pero no indicó cuánto costó.

En Ashraf 3 no hay niños y sus habitantes no llevan una vida familiar clásica, pues los "resistentes" tienen que dedicar toda su energía a la lucha. Y aunque hombres y mujeres compartan trabajo y vida diaria, duermen en barrios separados.

Sus detractores acusan a la OMPI de ser una secta cerrada, algo que la organización desmiente fervientemente, asegurando que está abierto a todo el mundo.

"Como los otros muyahidines y las otras mujeres de la OMPI, decidí sacrificar toda mi vida, mi energía y mi tiempo por mi pueblo y la liberación del pueblo de Irán", declaró Zohreh Akhiani, de 56 años, "alcaldesa" de Ashraf 3. Su hija vive en Suecia.

Damona Taavoni, de 39 años, también vivía en Suecia pero decidió renunciar a su "hermosa vida" por la "resistencia".

Ahora, trabaja en el "centro de prensa" de la ciudad para combatir la "censura" y "desvelar los crímenes del régimen".

Desde Ashraf 3, intentan apoyar la "resistencia interior" difundiendo informaciones recabadas entre contactos sobre el terreno y en redes sociales, algo que a veces no es fácil, como en noviembre, cuando se cortó la conexión a internet durante días a raíz de las manifestaciones.

- "Realmente maléfico" -

Para subir la moral de las tropas, se habilitó un estudio de grabación en el que los artistas pueden componer y grabar canciones.

"Es el arte de la resistencia, no somos gente con bombas, como nos acusa el régimen de Teherán", lanza Ruzbeh Emadzadeh, director de orquesta.

A los muyahidines de la OMPI, fundada en 1965 para derrocar al gobierno del sha, y luego a la República Islámica, el régimen de Teherán los considera "terroristas".

Pero la organización lo niega y la Unión Europea y Washington los eliminaron de sus listas de organizaciones terroristas en 2009 y 2012, respectivamente.

Teherán declaró ilegal al grupo en 1981, cuando fue acusado de un atentado con bomba que causó 74 muertos, incluido el número 2 del régimen. Los muyahidines nunca reivindicaron la autoría de ese atentado, al contrario de lo que hicieron con otros ataques.

Después de que Albania aceptara acoger a esos "resistentes", el guía supremo iraní, el ayatolá Alí Jamenei, acusó al país de los Balcanes de ser "realmente maléfico" y de servir de refugio para "traidores".

Sin embargo, Tirana asegura que su iniciativa es puramente humanitaria, en el marco de "una alianza no negociable con Estados Unidos".

En los últimos meses, Albania expulsó a varios diplomáticos iraníes y afirmó que había desbaratado un proyecto de atentado contra los muyahidines.

Estos últimos aseguran que el régimen de Teherán está ya tocando fin.

"Tejimos relaciones de amistad" con Albania y su población, "pero nuestro deseo, y también lo que creemos, es que muy pronto regresaremos", afirmó Mohammad Mohadessin, un responsable del Consejo Nacional de la Resistencia Iraní (CNRI), al que pertenece la OMPI.



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