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La brecha de género, un abismo en las empresas financieras de México

2020-03-26

Por cada mujer que obtiene una silla en un consejo de administración en México, hay...

Georgina Zerega, El País

María Ariza solía taparse el abdomen cuando quedó embarazada. No quería que sus compañeros de trabajo se enteraran, quería evitar las miradas cargadas de recelo. Había entrado hacía poco en el mundo de las finanzas, un ambiente históricamente considerado para hombres, y allí no había lugar para la maternidad. “Una vez se supo que estaba embarazada se preguntaban si iba a estar menos concentrada o si iba a tener menos tiempo para hacer mi trabajo”, cuenta. Cuando finalmente tuvo a sus hijas, su entorno pasó de objetar sus capacidades a cuestionar “sus prioridades” por dejar a las niñas en una guardería. “Cargas todo el tiempo con estos prejuicios. En ese momento, yo pensaba: ojalá esté haciendo lo correcto”, agrega. “Y creo que así fue”.

Poco menos de dos décadas después, sus hijas han cumplido la mayoría de edad y Ariza, de 40 años, se ha convertido en la directora general de la Bolsa Institucional de Valores de México (BIVA). Forma parte, además, de los consejos de administración de cinco empresas. “Ha sido bien difícil, he tenido que partirme en mil pedacitos para estar en todos los lugares”.

Experiencias como las de Ariza abundan entre aquellas que se atreven a meterse en las finanzas mexicanas, donde el 40% de las empresas que cotizan en Bolsa, de un total de 168, no cuentan con una ninguna mujer en sus consejos de administración. Y más de la mitad de las que sí lo hacen, unas 52 empresas, tienen una sola mujer en consejos a veces formados por hasta 20 o 30 personas.

Valeria Moy es una de esas mujeres que cada día se sienta a una mesa rodeada de hombres. Cuando la empresa la invitó a ser consejera le advirtió: era solamente una oferta para cumplir con una cuota de género. A dos años de haber ocupado el puesto, y pese a que se ha convertido en miembro de otro consejo de administración, aún le cuesta que sus ideas sean validadas entre sus compañeros. “Por ser mujer tu opinión vale menos y debe estar infinitamente más fundada”, dice. “Compartes una idea y no te hacen caso, dos minutos después un compañero hombre retoma tu idea y ahí sí escuchan”.

“Ha habido muchísima resistencia en las empresas mexicanas para contratar incluso a una sola mujer”, reclama la empresaria mexicana Magdalena Carral. Su caso es otro de los que relatan las peripecias de ser mujer en el mundo de las finanzas. “Yo dirigía una empresa estadounidense en México, y tenía un colega por debajo. En cada junta que teníamos se dirigían siempre a él y cuando yo entregaba mi tarjeta de directora, recién ahí volteaban a verme”, cuenta la actual consejera de la empresa pública Centro de Control del Gas Natural (Cenagas).

Otro de los episodios lo vivió cuando su hermano se asoció a Carralsierra, una consultora que ella había fundado en 2008. “Llegamos a una reunión [con unos clientes] y lo primero que me preguntaron fue: ‘¿cuándo fundó la empresa tu hermano?”, recuerda. “Es casi instintivo para ellos pensar que el hombre está a cargo”.

Por cada mujer que obtiene una silla en un consejo de administración en México, hay 12 hombres ya sentados a esa mesa. “Esas cifras me parecen brutales, si bien se han movido un poco a nuestro favor, se han movido muy poco”, dice Moy. “Pero cuando te quejas y señalas estas cosas, te vuelves un ogro para ellos”, agrega.

Según un informe publicado este mes por la organización Poder, que analiza los datos de las empresas que cotizan en la Bolsa Mexicana de Valores, solo un 7,7% del total de los consejeros en el país son mujeres. Apenas seis décimas más que en 2019. México se lleva, además, el peor resultado entre todos los mercados de América Latina, una región ya de por sí con números bajos en participación femenina.

En Brasil, con la principal economía de América Latina, las mujeres alcanzaron este año a representar poco más del 12%. Mientras que en Argentina, la participación femenina en los consejos de administración superó el 16%, Colombia alcanzó el 17% y Costa Rica se posicionó en los últimos dos años como el mejor en la región, con porcentajes por encima del 22%. Números que aún quedan lejos de un cupo igualitario, pero que las mujeres mexicanas ven casi como inalcanzables.

Las empresas públicas mexicanas se han posicionado en este tema un poco mejor que las privadas. La Comisión Federal de Electricidad (CFE) es una de ellas. En 2019, se propuso realizar un diagnóstico sobre la situación de las mujeres que trabajaban allí. Y pese a que los números del consejo de administración se acercan a la equidad -cuatro de los 10 consejeros son mujeres-, las trabajadoras siguen sintiendo resistencia para llegar a los puestos de poder. “Somos muchas menos las mujeres en la empresa, y menos aún en mandos directivos”, señala Nimbe Durán, jefa de la unidad de género de CFE.

Para combatir la desigualdad de género, Carral trabaja junto a la ONG Women Corporate Directors, en la elaboración de una base de datos de mujeres aptas para ocupar altos cargos dentro de las empresas. “Cuando decimos que queremos mujeres en los consejos, siempre nos responden: ‘es que no hay’. Este directorio tiene que servir para que ya no puedan usar la excusa de que no hay mujeres capaces”, dice.

“No creo que no haya talento femenino en México”, defiende Juan Domínguez, director ejecutivo de Recursos Humanos de Citibanamex. Una de las empresas de este grupo financiero aparece en la lista de las cotizadas en la Bolsa que no tiene mujeres entre sus consejeros. Sin embargo, Domínguez asegura que han alcanzado una representación femenina del 30% en los consejos de todo el grupo, y que la meta está puesta en el 40%. “Lo que tenemos que empezar a hacer es buscar ese talento femenino en serio”.

El club de Toby

Carral asegura que los puestos en los consejos de administración en México siempre se han dado a los miembros de, lo que ella llama, “el club de Toby” ––en referencia al dibujo animado La pequeña Lulú donde uno de los personajes, Toby, no admitía mujeres en su club de juegos infantiles––. “Son los círculos que arman los hombres con otros hombres con quienes se llevan bien, van a comer, a tomar copas y están cómodos. Allí, en esas reuniones, se proponen entre ellos: tú eres mi consejero y yo soy el tuyo”. Domínguez secunda esa teoría: “no puedes buscar talento femenino en los lugares tradicionales, si vas a un club de hombres a buscar mujeres, no las vas a encontrar”, afirma.

“Las empresas se lo pierden”, sentencia María Ariza, mientras se prepara para asistir a la Convención Bancaria, el evento anual de las finanzas mexicanas donde la asistencia es también dominantemente masculina. Ariza mantiene un carácter ameno, a pesar de que ha tenido que desarrollar “habilidades para ser más fuerte y aventada” ante sus compañeros. Ya no esconde el vientre y en su lugar, infla el pecho: “Yo sí creo que hemos ido cambiando poco a poco la situación, pero ha sido picar piedra. Y aún queda mucho por delante”.


 



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