Tras Bambalinas
El arte de la guerra, de Sun Tzu
MIGUEL ÁNGEL BALLESTEROS
Para lograr la paz
Bajo el nombre de Sun Tzu Wu se oculta uno de los mejores pensadores de estrategia de todos los tiempos. Poco se sabe con certeza del autor. Lo maÌs probable es que se trate de un estratega, en el sentido que le daban los griegos, un conductor de ejeÌrcitos, un general, que vivioÌ en China quinientos anÌos antes de Jesucristo y que escribioÌ el Bing Fa, traducido como El arte de la guerra. Sin embargo, tampoco faltan los que dudan de la existencia real del personaje, que bien podriÌa ser una leyenda que aprovechoÌ el auteÌntico autor o autores del libro, para dar asiÌ una mayor credibilidad y difusioÌn a sus escritos.
La hipoÌtesis maÌs verosiÌmil es que dada la coherencia, uniformidad y profundidad de pensamiento de los trece capiÌtulos de que consta el libro, eÌstos hayan sido escritos por una uÌnica persona, cuyo conocimiento de la estrategia, entendida como herramienta para alcanzar los objetivos poliÌticos o militares, era profundo, y cuya capacidad de reflexioÌn sobre el comportamiento humano ante un conflicto, era excepcional. En todo caso es probable que fuera escrito en China durante la eÌpoca de los Reinos Combatientes (481- 221 a.C. ).
Se trata de un libro breve, de faÌcil lectura pero con la caracteriÌstica de que cada paÌrrafo incita a la reflexioÌn del lector que, seguramente, se sentiraÌ tentado a trasladar el texto que acaba de leer a su experiencia vital en diferentes campos.
La obra es un conjunto de aforismos comentados por otros autores chinos que ampliÌan y explican los textos del “maestro”. Sus sentencias son una continua reflexioÌn sobre el conflicto entre seres humanos, capaces de emplear la guerra para resolver sus controversias. Las reflexiones de Sun Tzu gozan de un alto grado de abstraccioÌn y de conceptualizacioÌn que hacen de El arte de la guerra un texto claÌsico, uÌtil para la resolucioÌn de las crisis en el aÌmbito de las relaciones internacionales, mercantiles e incluso personales. AllaÌ donde haya un choque de intereses entre seres humanos, los aforismos de Sun Tzu son uÌtiles.
El honor del descubrimiento del libro para Occidente le corresponde al jesuita franceÌs JoseÌ MariÌa Amiot, que en 1776 lo tradujo y publicoÌ en PariÌs. Su difusioÌn se debe al ingleÌs Herbert Allen Giles que, a finales del siglo XIX, despueÌs de su destino como diplomaÌtico en China y siendo profesor de lengua china en Cambridge, tradujo el Big Fa al ingleÌs, alcanzando la obra gran notoriedad.
Libro de referencia
Se trata de un libro de referencia en el aÌmbito militar y mercantil en China y JapoÌn y de lectura obligatoria en la mayoriÌa de las escuelas de Estado Mayor de casi todos los paiÌses occidentales. Tal vez sea como dice Thomas Cleary en su prefacio que “el libro sigue teniendo valor en nuestra eÌpoca por la manera en que el poder se halla continuamente moderado por una profunda corriente subterraÌnea de humanismo. No es solamente un li- bro que trata de la guerra sino tambieÌn un libro sobre la paz y, sobre todo, un instrumento para comprender las verdaderas raiÌces del conflicto y de su resolucioÌn”.
Sun Tzu es un maestro en la gestioÌn y conduccioÌn de las crisis, con el objetivo permanente de evitar la escalada del conflicto, tratando siempre de alcanzar la victoria sin llegar a combatir, algo siempre deseable, al menos en los tiempos actuales. Habla de victoria sin llegar a combatir; se trata de con- seguir la paz por encima del intereÌs por la victoria militar.
La estrategia es el centro de atencioÌn de la mayoriÌa de sus trece capiÌtulos, pero no la estrategia tradicional que se circunscribe a la guerra. La estrategia de Sun Tzu es la estrategia del siglo XXI, que sale del aÌmbito de la guerra para aplicarla en la poliÌtica, donde se gestionan las crisis.
El autor reflexiona sobre las con- sideraciones previas a la toma de decisiones o, como se denomina en la edicioÌn que hemos tomado de referencia: los criterios estrateÌgicos. Establece cinco elementos para evaluar la situacioÌn: el camino, el clima, el terreno, el liÌder y la disciplina.
El camino es el objetivo uÌnico, comuÌn entre el pueblo y los gobernantes. Coincide en esto el maestro chino con otro insigne estratega, Carl von Clausewitz (1780-1831) que establecioÌ los tres elementos esenciales de la guerra que deben tener un objetivo comuÌn. Clausewitz hablaba de un elemento pasional, que es el pueblo; un elemento racional, que es el gobierno; y un elemento volitivo, que son sus ejeÌrcitos. Son las “tres patas de la mesa” que deben estar al mismo nivel para que no se caiga. Aunque Sun Tzu no dice nada del tercer elemento, siÌ deja claro, coincidiendo con las teoriÌas de Clausewitz y con las corrientes actuales, que las fuerzas armadas deben estar sometidas al poder poliÌtico. Los ejeÌrcitos persiguen los objetivos que les fijan sus gobernantes.
El liderazgo
Sin duda, elementos como el terreno y, sobre todo, el clima han perdido parte de su protagonismo debido a las nuevas capacidades tecnoloÌgicas de los ejeÌrcitos. No asiÌ el liderazgo que sigue siendo un factor clave a la hora de valorar la situacioÌn. En cuanto al quinto elemento, la disciplina, Sun Tzu engloba en ella la organizacioÌn, la estructura de mando y la logiÌstica.
En la actualidad toda situacioÌn de crisis requiere un estudio de los siguientes factores: el escenario geograÌfico, el factor humano, el econoÌmico, el sociopoliÌtico y, por uÌltimo, el militar. Las diferencias con lo que propugna el maestro son fundamentalmente en el aÌmbito econoÌmico y sociopoliÌtico, debido a la importancia y complejidad que han adquirido la economiÌa y las estructuras de las sociedades, de los Estados y de las organizaciones internacionales en un mundo globalizado, donde los conflictos ya no se limitan al choque de intereses entre paiÌses vecinos.
Maquiavelo, en su Arte de la guerra escrito en 1521 dice que “el objetivo de la guerra es someter al enemigo a la voluntad propia”. Esta teoriÌa tambieÌn es compartida por Clausewitz y, a grandes rasgos, tambieÌn es la idea de Sun Tzu, quien da prioridad al quebranto de la voluntad del enemigo antes del combate y dice: “DesaniÌmalos [a los enemigos] con la perspectiva de tu victoria, sorpreÌndeles mediante la confusioÌn”.
¿CuaÌl es la estrategia preferida por Sun Tzu? Mientras que Clausewitz preconiza la accioÌn del fuerte sobre el fuerte, es decir, la aplicacioÌn del esfuerzo principal propio del grueso de nuestras fuerzas sobre los puntos fuertes del enemigo, buscando asiÌ la accioÌn decisiva, tal y como eÌl habiÌa visto actuar a NapoleoÌn, Sun Tzu en cambio, es partidario de golpear los puntos deÌbiles, atacando cuando el enemigo esteÌ desprevenido.
Es un entusiasta del enganÌo y de la sorpresa. Esto es lo que tambieÌn propone Liddell Hart, estratega britaÌnico que quedoÌ impresionado negativamente por las consecuencias de la aplicacioÌn de las teoriÌas de Clausewitz por parte del mariscal Foch, jefe de las fuerzas aliadas, y por el general Moltke, jefe del Estado Mayor alemaÌn, en la Primera Guerra mundial.
La estrategia del maestro chino, es la que Liddell Hart llama “estrategia indirecta”, consistente en desequilibrar al enemigo mediante la dislocacioÌn fiÌsica o moral actuando sobre sus puntos deÌbiles y evitando los fuertes.
La regla general para la utilizacioÌn de los medios militares, seguÌn Sun Tzu, se basa en conservar al paiÌs enemigo intacto mejor que destruirlo. Esta estrategia estaÌ plenamente en vigor. En los uÌltimos conflictos se ha procurado lograr la rendicioÌn del enemigo, sin causar viÌctimas civiles y con los menores danÌos posibles en la estructura de la sociedad, sabiendo que el vencedor deberaÌ contribuir a la reconstruccioÌn. Las estrategias preconizadas por el maestro conducen a las llamadas operaciones psicoloÌgicas y de informacioÌn que son hoy una parte importante de la accioÌn militar; esto es, danÌar la resistencia psicoloÌgica y moral del adversario para vencer incluso sin luchar.
Desde el fin de la Segunda Guerra mundial, la disuasioÌn nuclear ha evitado la escalada de las crisis entre las grandes potencias durante la mal llamada guerra friÌa, pero no ha podido evitar la multitud de conflictos regionales de caraÌcter limitado, que han encontrado en la estrategia indirecta el mejor modo de hacer frente al enemigo en guerras asimeÌtricas por la desigualdad entre el potencial militar de los contendientes.
La guerra de Vietnam fue un buen ejemplo de esta estrategia utilizada por Ho Chi Minh. El uÌltimo ejemplo son los atentados del 11 de septiembre contra las Torres Gemelas y el PentaÌgono. Los terroristas atacaron Estados Unidos, creando una sensacioÌn de inseguridad en su propio territorio, al atentar contra la poblacioÌn civil utilizando sus propios medios, aviones comerciales estadounidenses, y aprovechando las debilidades de un sistema de seguridad basado en las libertades.
Uno de los principales disciÌpulos de Sun Tzu fue, sin duda, Mao Zedong, maestro de la estrategia revolucionaria, y partidario de avanzar ante la retirada del enemigo y replegarse ante su avance. Es lo que el fundador de la RepuÌblica Popular China definiÌa como la estrategia de uno contra cinco y la taÌctica de cinco contra uno. De acuerdo con esta forma de pensar, hay que desarrollar acciones de caraÌcter estrateÌgico cuando se estaÌ en inferioridad y poner en praÌctica la taÌctica, entrando en combate cuando se tiene superioridad. Todo esto ha hecho que las teoriÌas de Sun Tzu tengan todaviÌa un gran predicamento. En su obra puede leerse: “Si tus fuerzas son inferiores mantente apartado, si puedes hacerlo. Si eres inferior en nuÌmero, huye si puedes”.
Sun Tzu da gran importancia al papel del liÌder en la gestioÌn de los conflictos, que debe actuar con total frialdad. El taoiÌsmo es la herramienta de que se vale, para ser capaz de actuar con gran frialdad en situaciones de extrema tensioÌn. No son pocas las llamadas del autor a no actuar bajo la ira o la coÌlera y, por el contrario, el intereÌs en que sea el adversario el que tome sus decisiones alejado del necesario sosiego que permite analizar la situacioÌn sin apasionamiento.
TambieÌn Sun Tzu destaca la planificacioÌn antes de la batalla, y dice que quien planifica tiene maÌs factores estrateÌgicos de su parte. Sabe cuaÌndo tiene que combatir y cuaÌndo distanciarse del enemigo. En uno de los comentarios puede leerse: “Los guerreros victoriosos vencen primero y despueÌs van a la guerra, mientras que los guerreros vencidos van primero a la guerra y despueÌs intentan vencer”. La valoracioÌn de la situacioÌn es clave para saber adoptar la mejor estrategia. Si no se tienen posibilidades de vencer no hay que empenÌarse en perder. Hay que ser consciente de las propias limitaciones.
Los meÌtodos de planeamiento actual coinciden con Sun Tzu, y se inspiran en eÌl. AsiÌ, se deben evaluar, entre todas las posibles acciones del enemigo, la hipoÌtesis maÌs probable y la maÌs peligrosa; la primera para buscar el maÌximo beneficio y la segunda para evitar el danÌo.
Sun Tzu es partidario de llevar a cabo operaciones breves en el tiempo para evitar el agotamiento de las tropas y el quebranto de los suministros. Hoy diÌa existe una permanente preocupacioÌn por limitar las operaciones militares en el tiempo, no soÌlo por el cansancio de las tropas a las que se releva perioÌdicamente, sino tambieÌn por el de la opinioÌn puÌblica, que puede provocar la derrota al perder fuerza el elemento pasional, todo ello sin olvidar los enormes gastos que suponen las acciones militares.
La preocupacioÌn por no alargar las operaciones ha sido una constante en los uÌltimos conflictos: guerra del Golfo, Kosovo y AfganistaÌn. En el libro se dice: “Un ejeÌrcito es como el fuego, si no lo apagas se consumiraÌ por siÌ mismo”. El autor chino, como Liddell Hart, es enemigo de alargar la guerra buscando la victoria militar. Se trata de lograr la paz y no de ganar la guerra.
Engañar al enemigo
La informacioÌn y el conocimiento de todos los factores propios y del adversario son esenciales para poder hacer un anaÌlisis correcto de la situacioÌn, y a partir de ahiÌ, enganÌar al enemigo y mantener la iniciativa. Para ello propone el siguiente proceso: “Los guerreros superiores atacan mientras los enemigos estaÌn proyectando sus planes. A continuacioÌn lo mejor es deshacer las alianzas del adversario. DespueÌs de estas dos estrategias la mejor es atacar al ejeÌrcito”.
Sun Tzu es un estratega antes que taÌctico. EÌl mismo deciÌa: “La victoria completa se produce cuando el ejeÌrcito no lucha, la ciudad no es asediada, la destruccioÌn no se prolonga durante mucho tiempo y, en cada caso, el ene- migo es vencido por el empleo de la estrategia”. Ganan los que saben cuaÌndo tienen que luchar y cuaÌndo no, los que saben cuaÌndo emplear muchas o pocas tropas.
Al igual que el agua, los ejeÌrcitos, para Sun Tzu, no tienen forma fija sino que deben saber adaptarse a cada circunstancia y a cada operacioÌn. Esta idea estaÌ en consonancia con la orientacioÌn de los ejeÌrcitos modernos, que crean unidades para cada operacioÌn y comienzan a utilizar el concepto de “modularidad”.
Respecto a la logiÌstica, Sun Tzu propone el suministro de armas del propio paiÌs y los alimentos tomados al enemigo. Esta idea la asumioÌ Mao para su estrategia revolucionaria.
En la obra, el maestro chino trata otros asuntos de intereÌs como el ejercicio de la autoridad que eÌl la basa en la inteligencia, la honradez, la humildad, el valor y la severidad. En saber conjugar todas estas cualidades en las dosis adecuadas a cada circunstancia reside el ejercicio correcto de la autoridad. No coincide en esto con Maquiavelo, quien considera que el priÌncipe, ante la disyuntiva de ser amado o temido, debe decidirse, sin duda, por esta uÌltima opcioÌn.
SituaÌndose en el escenario de la guerra, Sun Tzu escribioÌ un libro sobre el conflicto, entendido como una lucha de voluntades en defensa de los intereses de cada uno. Sus teoriÌas para alcanzar la victoria doblegando la voluntad del adversario son faÌcilmente extrapolables al aÌmbito de las relaciones comerciales y, por supuesto, son de gran utilidad para la resolucioÌn de crisis en el mundo de las relaciones internacionales. Sun Tzu es sobre todo un autor que incita a la reflexioÌn.
Jamileth