Mensajería

Un futuro incierto

2020-05-25

Pase lo que pase, nunca debería perder la confianza en Dios.

 

Pase lo que pase, nunca debería perder la confianza en Dios.

En muchas ocasiones miramos hacia el futuro con serenidad, casi seguros de que las cosas procederán según lo previsto.

El tren saldrá a tiempo. Llegaremos a tal ciudad. Veremos a un familiar. Haremos compras y luego volveremos a casa. El médico acertará en la medicina adecuada y pronto mejoraremos.

En otras ocasiones, el futuro se presenta entre tinieblas: no tenemos claro ni lo que podríamos hacer, ni lo que ocurrirá por decisiones de otros, ni lo que deparan imprevistos más o menos sorprendentes.

Aunque por muchos meses y en tantos momentos las cosas parecen seguir como un río cuyo cauce tiene casi todo previsto, en otras ocasiones los hechos salen completamente de control, y el futuro resulta imprevisible.

Si vamos más a fondo, tendríamos que reconocer que también lo que parece seguro en el horizonte no lo es: porque los trenes no salen a tiempo, porque el médico se equivoca, o porque uno mismo amanece con fiebre y debe cambiar los planes para este día.

Incluso a veces inician momentos dramáticos: una guerra, una epidemia, una sequía, una crisis económica desastrosa: todo salta por los aires, el futuro empieza a ser incierto.

Por eso, cuando momentos dramáticos cierran un velo oscuro sobre el futuro, necesitamos abrirnos a la esperanza y no dejar de hacer aquello que en cada momento está en nuestras manos y puede ayudarnos a amar a Dios y a los hermanos.

Pase lo que pase a nuestro alrededor, nunca debería perder la confianza en Dios. Si cuida de la hierba del campo, si da comida a los jilgueros y las golondrinas, también nos cuida: somos sus hijos y Él tiene un corazón de Padre (cf. Mt 6,25-34).



regina