Internacional - Economía

Macron anuncia un nuevo paquete de estímulo de “al menos” 100,000 millones de euros

2020-07-14

La jornada nacional concluirá con una versión también limitada de los...

Por SILVIA AYUSO | El País

París - 14 JUL 2020 - 11:06 CDT Hace tres años, Emmanuel Macron presidía, orgulloso, su primer desfile del 14 de julio como presidente de Francia, con la agenda rebosante de planes y reformas. Este martes, su cuarta participación en la ceremonia que conmemora el Día Nacional, marcada como todo en estos tiempos por el coronavirus, distó mucho de la pompa y las ambiciones que marcaron el inicio de su mandato. A Macron le quedan 600 días en el Gobierno y buena parte los tendrá que dedicar a recuperar la economía del país, fuertemente afectada por la epidemia, especialmente el empleo, que es “la prioridad”, ha reconocido. Para ello, el mandatario ha anunciado este martes que su Gobierno destinará un nuevo paquete suplementario de estímulo de “al menos” 100,000 millones de euros cuyos detalles se conocerán previsiblemente a finales del verano.

Pero el cambio de planes no significa que haya abandonado su objetivo reformista, empezando por la reforma del sistema de las pensiones que tantas protestas provocó a finales de 2019. El plan sigue adelante, confirmó este martes el presidente en una entrevista televisada, en la que sin embargo se mostró dispuesto a variar los métodos, empezando por mejorar el diálogo social, para recuperar una confianza ciudadana que reconoce debilitada.

“No cambiamos de destino, cambiamos de camino”, resumió Macron sobre la estrategia en la era poscovid, que inicia con un nuevo gabinete dirigido por el también flamante primer ministro Jean Castex. Este debe dar, este miércoles, los detalles de la nueva hoja de ruta para los menos de dos años de Gobierno que le quedan a Macron, en un discurso político ante la Asamblea Nacional, que tiene que validar su gabinete. Pero el presidente ya adelantó algunos detalles. Como que Castex, de quien destacó su “cultura de diálogo social”, empezará a reunir de nuevo el viernes a los actores sindicales y patronales para renegociar el calendario de la reforma de pensiones y “poner todo sobre la mesa”, aunque con ciertos límites. “No vamos a economizar en una reforma de nuestro sistema de pensiones para que sea viable”, dijo durante la entrevista, que duró más de una hora.

Es la primera vez que Macron se somete a la entrevista televisada que, hasta su llegada al poder en 2017, era considerada un paso obligado para el jefe de Estado cada 14 de julio, y que él quiso eliminar como un símbolo más de una forma de gobernar nueva que decía querer implantar frente al “viejo mundo”. Sin embargo, en su cuarta celebración del Día Nacional como presidente, Macron ha recuperado este formato para perfilar ese “nuevo camino” que debe iniciar Francia —y el resto de los países— en el “mundo de después” del coronavirus, una epidemia que ha desbaratado buena parte de los planes del mandatario y que ha precipitado a Francia a su peor crisis desde finales de la Segunda Guerra Mundial.

Por ello, la prioridad será la recuperación económica, con un énfasis en el empleo —Macron confirmó las previsiones de un paro “masivo” de hasta un millón de personas más en 2021— y los jóvenes, los más afectados durante la crisis y en el futuro.

“Voy a ser claro: la prioridad de este verano y de la vuelta (en septiembre) es el empleo”, subrayó el presidente, que adelantó que el plan de recuperación económica que el Gobierno desvelará al término del periodo estival será de al menos 100,000 millones de euros e incluirá planes especiales para los jóvenes, así como una confirmación de la conversión ecológica de la industria gala, pero no un aumento de impuestos. Este montante se une a los más de 400,000 millones ya comprometidos en diversas medidas de apoyo a sectores clave de la economía desde el comienzo de la pandemia. “No se supera una crisis como esta subiendo impuestos”, zanjó el mandatario, quien no quiso confirmar aún su intención de presentarse a la reelección en 2022, si bien se da por descontada.

Un 14 de julio sobrio y sin público

Pese a que hubo de nuevo multitud de uniformes, muchas banderas y aviones surcando el cielo, la ceremonia celebrada este martes en París tuvo poco que ver con el tradicional desfile del 14 de julio que impresionó tanto a Donald Trump cuando fue el primer invitado internacional del entonces flamante presidente Emmanuel Macron, en 2017.

Por primera vez desde 1945, el Gobierno anuló de forma “excepcional” a causa del coronavirus el impresionante y largo desfile de miembros y equipos de los diversos cuerpos de las fuerzas armadas y de seguridad de Francia por los Campos Elíseos para conmemorar la toma de la Bastilla en 1789 que marcó el inicio de la Revolución Francesa. En vez de ello, la ceremonia, sin público, se concentró en la plaza de la Concordia, donde unos 1,700 uniformados desfilaron ante la tribuna presidida por Macron.

En las gradas, la mayoría de los 2,500 invitados representaban a los trabajadores que han estado en primera y segunda línea durante la pandemia en toda Francia: personal sanitario, pero también cajeros de supermercado, bomberos, trabajadores de fábricas de mascarillas o profesores, entre otros. De hecho, la ceremonia de este inusual 14 de julio buscaba realizar, según adelantó Macron en un mensaje, un “vibrante homenaje al personal de la salud y a aquellas y aquellos que, en todos los sectores, han permitido que continuara la vida pública, social y económica” durante la crisis. En un reconocimiento a los países que acogieron a 161 pacientes franceses de covid graves en sus hospitales durante lo peor de la crisis, que ha dejado ya más de 30,000 muertos en Francia, también hubo representantes de Alemania, Austria, Luxemburgo y Suiza, al igual que el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, quien conversó brevemente con Macron.

La jornada nacional concluirá con una versión también limitada de los tradicionales fuegos artificiales. Aunque habrá espectáculo pirotécnico desde la torre Eiffel, como todos los años, se ha establecido un perímetro de exclusión alrededor del icónico monumento parisino para evitar aglomeraciones, mientras que en muchas partes del país se han cancelado los fuegos artificiales. También los tradicionales bailes y conciertos, para evitar nuevos focos de contagios en momentos en que aumentan las demandas para hacer obligatorio el uso de mascarilla en público, por temor a una nueva oleada de la epidemia.



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