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La pandemia desinfla el regreso del fútbol en México

2020-07-23

 Tras cuatro meses de ayuno futbolístico, el balón volverá a rodar en...

Por ELÍAS CAMHAJI | El País

Tras cuatro meses de ayuno futbolístico, el balón volverá a rodar en México. La Liga MX regresa en medio de reclamos por el riesgo sanitario de pisar las canchas en uno de los momentos más álgidos de la pandemia del coronavirus en el país, que ya registra más de 362,000 contagios acumulados y 41.190 defunciones. Solo dos de 18 clubes de Primera División no han registrado casos en su primer equipo y alrededor de un centenar personas se han contagiado de la covid-19 entre directivos, cuerpo técnico y jugadores profesionales desde la llegada del virus, en marzo. Las dudas sobre los contagios han obligado a hacer ajustes de última hora en el calendario y el partido inaugural de este jueves se ha pospuesto, después de que al menos siete jugadores de los Bravos de Ciudad Juárez, que iba a enfrentar al Atlético de San Luis, dieran positivo. Pese al inicio tambaleante, la decisión está tomada y el torneo se reanudará este viernes. “Es un error y se corre un riesgo muy importante”, afirma la periodista deportiva Marion Reimers.

Las críticas por el regreso de la Liga se centran en que se privilegien los intereses económicos por encima de la salud de los jugadores. Los equipos han aumentado a contrarreloj el número de pruebas diagnósticas para aminorar los riesgos de cara al torneo Guardianes 2020, nombrado así en homenaje al personal médico, lo que ha destapado nuevos casos activos. El Club Santos, que tuvo un brote que afectó a 15 jugadores del primer equipo en mayo pasado, ha dado a conocer este jueves cuatro nuevos casos asintomáticos. “Estamos listos”, ha declarado Robert Dante Siboldi, el técnico de Cruz Azul, que registró durante la epidemia una veintena de contagios entre miembros del club femenino, masculino y de categorías inferiores, y tiene ahora dos futbolistas enfermos del primer equipo. Solo América y Pachuca cuentan con planteles completos.

El campeonato regresará sin público y con protocolos sanitarios avalados por el Gobierno. Las medidas incluyen la instalación de una mesa a un costado de la cancha con gel antibacterial y un bote de basura para desechar los materiales de protección; entrevistas de la prensa guardando la distancia social; el uso de mascarillas para las 300 personas permitidas dentro del estadio, y la aplicación de pruebas periódicas cuyos resultados serán confidenciales. Quedarán prohibidos los escupitajos, se evitarán los saludos de mano y se desaconsejará el contacto físico durante las celebraciones de los goles. Pese a las precauciones, el presidente de la Liga MX, Enrique Bonilla, ha reconocido que es posible que se presente un “escenario negativo” con varios brotes dentro de los equipos. “Las reglas no están claras y parece que son particularmente ambiguas para tomar decisiones al vapor y con discrecionalidad”, critica el exjugador y comentarista Roberto Gómez Junco.

“La salud de nuestros integrantes y sus familias es una prioridad”, ha señalado Bravos en un comunicado y ha agregado que echará mano de los jugadores que le quedan disponibles para encarar el duelo del próximo lunes ante San Luis, la filial mexicana del Atlético de Madrid y donde se registró el primer caso en el fútbol mexicano, tras el contagio de su presidente, Alberto Marrero, el 17 de marzo. “Se debería dar la libertad de elegir a quienes decidan a jugar y a quienes no estén dispuestos a hacerlo”, comenta Andrés Piña, del portal Apuntes de Rabona, que califica el regreso del torneo como “problemático” por las circunstancias que atraviesa México y por la falta de seguridad social que aquejan los jugadores.

“Los jugadores caerán como soldaditos”, ha lamentado Hugo Sánchez, exjugador del Real Madrid, en el canal deportivo ESPN. Las dudas también se multiplican entre los fanáticos. Una encuesta publicada esta semana por el periódico Reforma da cuenta de que tres de cada cuatro aficionados no acudirían al estadio, incluso si el Gobierno lo permitiera, por temor a contagiarse de la covid-19.

Reimers señala que otro de los puntos preocupantes es la imagen que se proyecta a millones de espectadores hasta sus casas. “Se envía un mensaje de normalización en el que el deporte-espectáculo vuelve, haciendo parecer también que nuestra rutina es más normal”, comenta. Gómez Junco concuerda, aunque matiza que las transmisiones de partidos pueden abonar a una esperanza de reactivar las actividades económicas durante la llamada “nueva normalidad”, siempre y cuando se cuide la integridad de los jugadores.

Detrás de la crisis sanitaria está el desplome de la economía. Como en otras ligas, se han tenido que renegociar contratos, patrocinios y acuerdos televisivos, lo que ha mermado las finanzas de los equipos y de cientos de personas que dependen del negocio: desde los vendedores de los estadios hasta los periodistas. “Es evidente que a los dueños les urgía reactivar la maquinaria futbolera del dinero”, señala Gómez Junco, “aunque no parece ser el mejor momento, no creo que esté del todo mal porque para muchas familias el golpe económico es más fuerte que el coronavirus”.

Las pérdidas millonarias de los dueños del balón alejan también la posibilidad de fichajes bomba y de mantener planteles competitivos, en una liga que se ha apuntalado como una de las mejores del continente por sus altos salarios. Apenas este jueves se anunció la salida de Pumas del técnico español Miguel González Michel, quien la justificó por “motivos personales”.

Tomando como referencia lo hecho en Alemania y España, un ensayo de cómo se verá la liga mexicana ya se dio con la Copa por México y la Copa Telcel, dos torneos de pretemporada en el que participaron 12 equipos. Los clubes echaron mano de varios jugadores suplentes, las televisoras añadieron sonido ambiente de forma artificial y las discrepancias en el uso del cubrebocas causaron polémica. Otros seis equipos, los menos mediáticos, llegarán prácticamente sin partidos de preparación.

El éxito o fracaso del último experimento de la Liga MX se definirá cuando empiece a rodar el balón, como una metáfora de una reactivación de la economía y la vida pública que sigue siendo esquiva en todos los rincones del mundo. Más allá de la polémica y tras dejar la temporada anterior sin un campeón definido, el torneo regresa con el surgimiento repentino (y cuestionado) de Mazatlán FC como debutante; la desaparición del descenso; la fe de los aficionados de Cruz Azul de romper una sequía de 23 años sin ganar el título, y la ilusión del resto de equipos que esperan aguarles la fiesta o, al menos, derrotar al América.



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