Internacional - Economía

La salida de Hogan deja a Europa descabezada en plena batalla comercial

2020-08-27

El dilema de Dublín es si debe enviar a Bruselas un político de perfil alto u optar...

Por ÁLVARO SÁNCHEZ | El País

Bruselas - 27 AGO 2020 - 07:20 CDT Se puede decir que el drama tuvo cuatro actos: el error, la justificación, el perdón y la dimisión. El comisario de Comercio, Phil Hogan, cenó con 80 personas en un hotel de su país, Irlanda, incumpliendo las reglas contra la pandemia. Culpó a la organización. Se disculpó. Y acorralado por nuevas revelaciones sobre sus presuntas vulneraciones de la cuarentena, renunció. El quinto acto, la sustitución, empieza ahora. La Comisión Europea se ha encontrado, casi de la noche a la mañana, con un vacío en una de las carteras clave del Ejecutivo comunitario e Irlanda ya le busca sucesor.

“El vicepresidente Valdis Dombrovskis asumirá, de forma interina, las responsabilidades en materia comercial. En una etapa posterior decidiré la asignación final de carteras”, afirmó este jueves la presidenta de la Comisión Europea, Ursula on der Leyen.

La mayoría, rivales incluidos, reconoce en Hogan a un negociador experimentado. Y en Irlanda, mientras empiezan las quinielas sobre su próximo sustituto, hay quien se pregunta si el país no se ha disparado un tiro en el pie presionando a Bruselas para que dimitiera. En el aire está que Irlanda pueda mantener la cartera de Comercio. Von der Leyen debe decidir si prefiere cambiar a un irlandés por otro y se evita complicaciones, o por el contrario aprovecha el momento para remodelar su Gabinete y dar un nuevo impulso al Ejecutivo solo nueve meses después de que echara a andar, un movimiento que podría molestar en Dublín en un momento crucial para la negociación de la relación postBrexit. Por ahora, Von der Leyen ha pedido al Gobierno irlandés que le presente dos nombres, un hombre y una mujer, entre los que escoger.

El dilema de Dublín es si debe enviar a Bruselas un político de perfil alto u optar por un nombre más técnico al que el intrincado lenguaje de Bruselas no le sea ajeno. El ministro de Exteriores irlandés, Simon Coveney, la vicepresidenta primera del Parlamento Europeo, Mairéad McGuinness, el director del Banco Europeo de Inversiones Andrew McDowell, el exembajador de la UE en Estados Unidos y antiguo secretario general de la Comisión, David O’Sullivan, o Catherine Day, su sucesora en ese último cargo, suenan como candidatos.

Cualquiera de ellos tendrá que aprender rápido. El periodo transitorio tras el divorcio entre el Reino Unido y la Unión Europea expira el 1 de enero, y el riesgo de que no haya acuerdo sigue sobre la mesa. Con las elecciones estadounidenses a la vuelta de la esquina, en Bruselas también se espera con impaciencia que la relación transatlántica recupere la normalidad perdida si se produce el desembarco en la Casa Blanca del demócrata Joe Biden, o que se profundice en el deshielo comercial iniciado por Hogan en caso de que Donald Trump repita.

Basta mirar al viernes pasado para hacerse una idea de la compleja tarea que se le viene encima al heredero del cargo. Ese día, mientras el runrún en torno al inapropiado evento de golf del comisario ganaba decibelios, Hogan anunció un acuerdo UE-EE UU con el que las dos partes aceptaban una rebaja mutua de los aranceles de una cesta de productos, un gesto que relaja las tensiones tras años de desencuentros con la Administración de Trump. Horas antes, el negociador europeo del Brexit, Michel Barnier, advertía de que no hay visos de mejora en las negociaciones sobre la relación comercial futura con el Reino Unido.

Ambas agendas han estado en el centro del trabajo de Hogan. El nombramiento de un irlandés como comisario de Comercio se interpretó como una garantía para Dublín de que los intereses del país estarían bien cubiertos en el futuro acuerdo con Londres, pero con Barnier al frente de las discusiones, se ha mantenido en un discreto segundo plano.

Su brillo ha sido menos discutible en otros acuerdos. Con EE UU replegándose comercialmente tras el aterrizaje de Trump en la Casa Blanca, Bruselas trató de aprovechar el vacío para promover una agenda multilateral. Hogan, comisario de Agricultura entre 2014 y 2019, jugó un papel importante para vencer las resistencias al acuerdo con Mercosur, y Martin Selmayr, antigua mano derecha del entonces presidente Jean-Claude Juncker, le adjudicó en su despedida haber logrado el acuerdo comercial con Japón y el trascendental pacto con Trump para comprar soja estadounidense a cambio de que Washington no elevara los aranceles a la industria automovilística europea. “Dejas un gran hueco por llenar”, afirmó Selmayr.

Mientras miembros de su equipo hicieron pública su tristeza por el adiós, en Irlanda la oposición le reprocha cierta arrogancia. La intervención televisiva en la que dijo estar libre de hacer la cuarentena tras haber viajado desde Bruselas por haberse realizado un test y dar negativo, desdeñando los comentarios en sentido contrario de las autoridades sanitarias irlandesas, han provocado acusaciones de que Hogan cree estar por encima del bien y del mal.

A sus 60 años, el incidente en la recta final de su larga carrera política amenaza con desdibujar méritos pasados. “Phil Hogan sirvió a Kilkenny, Irlanda y Europa con distinción. Su decisión [de dimitir] debe haber sido muy difícil para él personalmente. Es triste que una gran carrera termine de esta forma”, lamentó Leo Varadkar, actual número dos del Gobierno.



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