Mujeres

Todo lo opuesto a Ivanka Trump: así es Ashley, la desconocida hija de Joe Biden

2020-11-11

El año pasado abandonó el puesto como directora ejecutiva de la organización...

Por Javier Caballero | El País

Cuando las esposas de los presidentes de Estados Unidos asumen el título de primera dama, lo hacen sabiendo que se colocan en el centro de la atención mediática. Algunas, como Michelle Obama, aprovechan la coyuntura para comprometerse con diferentes causas solidarias. En otros casos, como el de Melania Trump, no desempeñan un papel tan claro y pasan inadvertidas a nivel institucional. Aunque la esposa de Donald Trump sí ha recibido atención mediática por otros motivos, como los desaires al magnate en público. Lo cierto es que la vida privada y familiar de los nuevos inquilinos de la Casa Blanca siempre generan interés. Los hijos de los presidentes son especial foco de atención.

En el caso de Donald Trump, ha sido Ivanka (38 años) quien ha dirigido los focos hacia sí misma. Acompañó a su padre cuando anunció su candidatura en 2015 y fue nombrada dos años después asesora presidencial. Desde los 25 años está al frente de un imperio de joyas y complementos con el que factura millones de dólares al año, a pesar de haber tenido que cerrar su línea de moda. Ha ejercido también como Pepito Grillo de su padre durante la campaña electoral, desempeñando el papel de voz sensata. Según apuntan medios como CNN, el marido de Ivanka, Jared Kushner, habría pedido a su suegro que aceptara la derrota en las urnas después de las votaciones del día 3, algo que el magnate aún no ha hecho.

El nombre que, previsiblemente, tomará el relevo de esta figura es Ashley Biden, un año mayor que Ivanka Trump. Hija menor del demócrata y fruto de su actual matrimonio con Jill Biden, Ashley ha acompañado a su padre en su carrera hacia la Casa Blanca. Su apoyo se volvió viral cuando celebró la victoria con un baile que rápidamente inundó las redes sociales. No obstante, su perfil dista bastante del que ha desarrollado la hija de Trump.

Nacida en 1981 en Wilmington, la ciudad más grande del Estado de Delaware, la hija de Biden está comprometida desde hace tiempo con las causas sociales. Un interés que ha desarrollado gracias a su padre, como desveló en una entrevista con Delaware Today en 2018. «Él siempre me enseñó que el silencio es complicidad y que debo salir en defensa de cualquiera al que estén tratando injustamente. Esa actitud ha permanecido conmigo durante mi madurez y me guía profesionalmente».

En la misma entrevista, aseguró que siempre ha mediado en los conflictos. «De joven, no podía soportar que se riesen o se metiesen con alguien», explicó. Y esos valores son los que han orientado su carrera profesional. Fue trabajadora social hasta 2012 en el Departamento de Servicios para Niños, Jóvenes y sus Familias en Delaware. Posteriormente, en 2012, se unió al Centro de Justicia del Estado, que luchó por la reforma para declarar inconstitucional la pena de muerte. El año pasado abandonó el puesto como directora ejecutiva de la organización con la intención de volcarse en la campaña de su padre.

Jill y Joe Biden, junto a su hija Ashley. Foto: Getty

Fuera de eso, llaman la atención algunos incidentes con la policía en su juventud. Fue arrestada por posesión de marihuana cuando estaba en la universidad y tuvo problemas con la ley por consumir alcohol antes de la mayoría de edad (que Estados Unidos se establece a los 21). Además, en 2002 fue arrestada en Chicago por obstrucción a la autoridad, como recogió en su momento Chicago Tribune. La hija de Joe Biden pasaba la noche de fiesta con unos amigos cuando, según el portavoz del cuerpo de policía de la ciudad, uno de sus amigos, John Kaulentis, le lanzó una lata a un oficial. Cuando procedieron a su arresto, ella presuntamente propinó un puñetazo a otro de los oficiales, según la versión policial. El episodio se zanjó con su detención, aunque los cargos se acabaron desestimando después de que el grupo pidiera disculpas ante el juez.

Discreción por bandera

Al contrario que Ivanka Trump, Ashley prefiere evitar las apariciones públicas. No le gusta salir al escenario, como confirmó en la Cumbre Women Rule de 2014 en Washington. «Es un honor encontrarme en una sala llena de mujeres en puestos decisivos», afirmó. «Se percibe una energía muy buena y estoy cómoda, algo poco habitual para mí en este tipo de ocasiones», añadió.

Durante la campaña, ha hecho de tripas corazón y se ha lanzado frente a las cámaras. En agosto, participó en el evento Women for Biden en Wisconsin, en el que se discutieron temas como la brecha salarial, la corresponsabilidad en el cuidado de los niños y los derechos reproductivos. También participó en la Convención Democrática Nacional para apoyar a su padre, que fue nominado como candidato demócrata.

Sus redes sociales también son una prueba más de su discreción. Frente a los 7,3 millones de seguidores del perfil de la hija de Trump, ella lo mantiene en privado. De este modo decide quién puede ver lo que publica, que por ahora solo es accesible para 664 personas.

Ashley Biden, en 2016. Foto: getty

Ha fundado una marca de moda… sin ánimo de lucro

En 2017, Ashley Biden fundó su propia firma de ropa, Livelihood. Podría establecerse un paralelismo aquí con la hija de Donald Trump, pero en el caso de la segunda el objetivo tras la empresa es puramente social. En la página web de la firma se describe la marca como «una compañía de ropa informal con conciencia ética y social, inspirada por la gente común y extraordinaria». La ayuda se traduce en la donación del 10% de las ventas de sus sudaderas elaboradas con algodón orgánico a organizaciones benéficas de Delaware. Como confesó a Glamour en una entrevista publicada aquel año, siempre ha querido hacer un trabajo que fuera útil para la comunidad. «Mi padre ha sido un servidor público toda su vida; mi madre, profesora de inglés de un colegio público. Lo llevo en el ADN».

Su marido es cirujano

Ashley Biden se casó con Howard Krein en 2012. La revista People contó, a raíz de la noticia del enlace, que habían sido presentados en 2010 por su hermano mayor, el fallecido Beau Biden. El flechazo fue instantáneo y solo necesitaron dos años para contraer matrimonio.

Krein trabaja como cirujano plástico facial y además es oficial jefe médico de la Fundación StartUp Health, que tiene como misión conectar a plataformas digitales relacionadas con la salud con inversores con el objetivo de mejorar la atención sanitaria en diferentes áreas.

De acuerdo con la revista People, Joe Biden aceptó el compromiso de ambos en octubre de 2011 y dio la bienvenida al nuevo miembro de la familia con las siguientes palabras: «Es el tío correcto. Y se casa con una mujer de armas tomar».



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