Salud

Bajo presión por la pandemia, los jóvenes españoles abandonan la ciudad

2020-11-16

El virus también impulsó a la especialista en comunicaciones Jara Expósito, de...

Por Clara-Laeila Laudette, Silvio Castellanos, Elena Rodriguez

MADRID, 16 nov (Reuters) - Inés Alcolea, de 31 años, abandonó la bulliciosa vida de Madrid en octubre para ir a vivir a un pueblo cercano a la mucho más tranquila ciudad medieval de Toledo, incapaz de afrontar la perspectiva de más restricciones por el COVID-19 en su pequeño piso de la capital española.

“Dentro de lo que cabe será una clausura más llevadera”, dijo Alcolea sentada en su nueva casa, rodeada de cajas y sus dos gatos, donde pagará la mitad de la renta que en Madrid por casi el doble de espacio.

La crisis sanitaria supuso un punto de inflexión para esta experta en comunicaciones del sector de los videojuegos y otros españoles de la llamada generación “milenial”, que ya se veían con dificultades para encontrar un alojamiento digno en un saturado mercado inmobiliario en la capital y en otras grandes ciudades desde antes de la pandemia.

Asfixiados por años de aumento del precio de los alquileres y las altas tasas de desempleo juvenil, que empeoraron con la pandemia, los jóvenes españoles son especialmente vulnerables a la actual crisis económica. Por término medio, compran su primera casa 10 años más tarde que en otras partes de Europa.

“Los jóvenes son los más afectados por esta crisis”, dijo una portavoz del portal inmobiliario Fotocasa.

Fotocasa añadió que muchos jóvenes desaparecieron en un principio del mercado inmobiliario con la pandemia, antes de recuperar una búsqueda más activa que otros grupos de edad movidos por su deseo de cambiar de escenario.

Así lo demuestran las habitaciones en pisos compartidos, generalmente ocupados por estudiantes y trabajadores jóvenes, cuya disponibilidad se disparó en un 203% en Madrid entre marzo y octubre y se duplicó en Barcelona en el mismo período, según datos del portal inmobiliario Idealista.

Una de las que hizo este cambio fue la higienista dental de 25 años Jennifer Delgado, quien tras años de compartir apartamentos en Madrid, se mudó junto a su pareja a su región natal de las Islas Canarias meses después del surgimiento de la pandemia.
CONFINAMIENTO

Actualmente alquilan un piso en el centro de Tenerife, con un dormitorio de invitados y una oficina, por 600 euros al mes, menos de un tercio de lo que costaría en la capital de España.

“Estaba cansada de trabajar 24 horas al día, cansada de Madrid, donde la calidad de vida es tan baja porque esencialmente se vive para pagar facturas”, dijo Delgado, quien descartó otro encierro sin ver a su familia.

El virus también impulsó a la especialista en comunicaciones Jara Expósito, de 33 años, a reconsiderar la propiedad de un pequeño primer piso con dormitorio que ella y su marido compraron hace tres años.

Finalmente han decidido vender, con la esperanza de comprar un terreno y construir una casa en el campo al norte de Madrid.

“El confinamiento desencadenó ese último clic en nuestras mentes... hizo que todo el mundo se planteara sus prioridades. Y para mí, una casa era una de esas cosas”, dijo Expósito.

Algunos, en tanto, tienen prisa.

Alejandro Díaz tenía tantas ganas de dejar Madrid que el mes pasado compró una casa de madera de exposición en las montañas de Guadalix de la Sierra tan pronto como la visitó, en lugar de esperar a que se construyera una nueva casa para él.

“El vernos en esa situación de tener que teletrabajar me hizo replantearme muchas cosas, y una de ellas el decir: ‘es el momento de buscar algo fuera de Madrid que tenga distintos espacios, que pueda aunar mi vida profesional con mi tiempo libre’”, dijo este ingeniero en energía solar de 34 años.



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