Valores Morales

Corrupción del linaje humano

2020-12-08

El hombre de ahora no es tal como Dios le crió, sino que es un hombre degenerado.»

Por Jaime Balmes

El hombre presenta á cada paso tan extraña mezcla de nobleza y degradación, de grandor y pequeñez, de bien y de mal, que no es fácil concebir cómo un ser de tal naturaleza haya sido obra de Dios. En efecto: mientras que con su entendimiento abarca, digámoslo así, el cielo y la tierra; mientras que adivina el curso de los astros y penetra en los más hondos arcanos de la Naturaleza, le vemos también lleno de dudas, de ignorancia, de errores; tiene un corazón noble, amante de la virtud, que se entusiasma con el solo recuerdo de una acción generosa; pero que se pega también á los objetos más viles, y sabe abrigar la crueldad, la traición y la perfidia; es capaz de concebir y de realizar agigantados proyectos, de arrostar impertérrito todo linaje de peligros, y quizás tiembla pavoroso á la vista de un riesgo despreciable, y se acobarda y desfallece por sólo tropezar con la dificultad más liviana; suspira siempre por la felicidad, y vive abrumado de infortunio; en una palabra, por donde quiera que miremos al hombre, encontramos una extraña mezcla que asombra y confunde.

Si hacemos un momento de reflexión sobre nosotros mismos, echaremos de ver que todo el curso de nuestra vida es una continuada lucha entre la verdad y el error, la virtud y el vicio, el deseo de la felicidad y el sufrimiento de la desdicha. El cumplimiento de nuestras obligaciones, por una parte, y la pereza y todas las pasiones por otra, tienen en no interrumpida tortura a nuestra alma, por manera que no parece sino que dentro de cada uno de nosotros hay dos hombres, que disputan y luchan incansables: el uno bueno, el otro malo; el uno cuerdo, el otro loco. Y por lo que toca á la dicha, ¿quién puede gloriarse de disfrutarla, de haberla gustado apenas? ¿Cómo es posible, dirán los incrédulos, que una monstruosidad semejante haya salido de las manos de un Dios infinitamente sabio, infinitamente bueno? Aquí, sin embargo, aquí al responder á esta dificultad, es donde la Religion católica muestra toda su elevación y grandeza; aquí es donde se ostenta uno de sus más irrecusables títulos para probar que ella y sólo ella es la verdadera.

«Sí, el hombre yace en el error y en la corrupción; pero ¿queréis comprender el secreto? El hombre de ahora no es tal como Dios le crió, sino que es un hombre degenerado.»
La Religión no niega que existan en el hombre contradicciones palpables, que se vean en su ser y en su conducta irregularidades monstruosas: no trata de disminuir en nada la realidad del hecho en que se funda la dificultad, porque, como se siente con fuerza para solventarla del todo, no necesita ni atenuarla, ni orillarla, ni eludirla, sino que dejándola que se presente en toda su magnitud y robustez, tal como había bastado para confundir á los mayores filósofos de la antigüedad, la arrostra de frente y dice: «Sí, el hombre yace en el error y en la corrupción; pero ¿queréis comprender el secreto? Ahí está, en uno de los dogmas que yo enseño, en el pecado original. El hombre de ahora no es tal como Dios le crió, sino que es un hombre degenerado.»



maria-jose
Utilidades Para Usted de El Periódico de México