Educación

Uno de cada tres estudiantes argentinos cierra el ciclo escolar virtual con dificultades de aprendizaje

2020-12-17

La educación virtual ha acentuado desigualdades preexistentes y sus resultados han sido muy...

Mar Centenera | El País

Buenos Aires - Los alumnos argentinos se despiden esta semana de la enseñanza virtual que han recibido durante este 2020 marcado por la pandemia. Ha sido el ciclo educativo más desafiante: más de la mitad tuvo complicaciones para mantener la atención en las clases impartidas a través de plataformas digitales; uno de cada tres no logró sostener una rutina de aprendizaje. Estas son algunas de las conclusiones de la Tercera encuesta sobre el impacto de covid-19 realizada por Unicef Argentina en hogares con menores de edad.

La educación virtual ha acentuado desigualdades preexistentes y sus resultados han sido muy dispares. Sólo el 19% de los adolescentes respondió haber obtenido muchos aprendizajes, el 48% dijo que algunos y el 26%, muy pocos. “Las diferencias de acceso a los recursos de conectividad, así como las posibilidades reales de tener espacios de aprendizaje y acompañamiento escolar en los hogares derivó en que solamente un grupo de niños, niñas y adolescentes haya podido educarse efectivamente durante la suspensión de las actividades presenciales”, advierte el colectivo Infancia en deuda.

Casi todos los menores encuestados por Unicef recibieron tareas escolares para hacer en casa, pero pocos las hubiesen podido hacer solos. En el 85% de los hogares, las madres ayudaron a sus hijos con los deberes y en el 24% lo hicieron los padres. Otras encuestas muestran que esta diferencia por géneros se mantiene en otros ámbitos, como la realización de tareas domésticas o de cuidados. El hecho de que estas demandas recaigan de forma mayoritaria sobre las mujeres se refleja en que el 57% respondió que sentía una mayor sobrecarga laboral desde el inicio de la pandemia.

Durante 2020, la enseñanza presencial fue una excepción limitada a algunas escuelas rurales en zonas sin transmisión del virus SARS-CoV-2. En algunas regiones, como la ciudad de Buenos Aires, las escuelas reabrieron sus puertas en el último mes del año para realizar encuentros lúdicos y de revinculación entre docentes y alumnos. Sin embargo, el Gobierno argentino trabaja en protocolos para garantizar una vuelta a las aulas segura en 2021, una decisión respaldada por Unicef y otras organizaciones centradas en la infancia.

“Pedimos que se hagan todos los esfuerzos para la vuelta a la escuela presencial con todos los mecanismos de prevención posibles”, destacó la representante de Unicef en Argentina, Luisa Brumana, durante la presentación a los medios de la tercera encuesta. Brumana celebró que Argentina haya decidido incluir a los maestros entre los trabajadores esenciales que recibirán la vacuna.

“Retornar a las clases presenciales es fundamental para el desarrollo de todos los niños, las niñas y adolescentes, priorizando a aquellos que se encuentran en situación de mayor vulnerabilidad, sin posibilidades de sostener contacto con las escuelas por falta de recursos, de dispositivos tecnológicos, requerimientos especiales, discapacidad o ámbito de residencia”, indicó el organismo de Naciones Unidas.

Depresión adolescente

Además de dejarlos sin el espacio de aprendizaje y socialización que supone la escuela, la pandemia de covid-19 ha tenido consecuencias negativas para muchos niños y adolescentes argentinos que se han agravado con el paso de los meses. El 43% de los niños de hasta 6 años presentó alteraciones en los hábitos de alimentación y un 42% en los hábitos del sueño. Entre los adolescentes, un 24% termina el año angustiado y un 12% deprimido, cifras superiores a las de abril, cuando el 16% se manifestaba angustiado y el 6% deprimido. Debido a la caída generalizada de ingresos familiares, a lo largo del año ha aumentado el número de adolescentes que ha comenzado a trabajar y preocupa la tasa de abandono en educación secundaria que pueda registrarse en 2021.

El ministro de Educación argentino, Nicolás Trotta, ha anticipado que el regreso a las aulas “será híbrido, pero con la presencialidad como regla”. En el presupuesto 2021 se establece un aumento de la inversión educativa del 530%, que ha sido aplaudido por las organizaciones educativas, que exigen también que se garantice la conectividad y el equipamiento para quienes no puedan regresar a las clases presenciales y para sostener el trabajo en modalidad presencialidad y remota.

La mayoría de los padres encuestados se muestra a favor de enviar sus hijos de vuelta a la escuela, pero dudan si será posible. Los protocolos contemplan un regreso escalonado y la división de alumnos en burbujas para minimizar el riesgo de contagio y otras medidas de prevención que casi la mitad de las familias —49%— no cree que puedan cumplirse. El Gobierno tiene un par de meses por delante para hacerlos cambiar de opinión.



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