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Para las parejas interraciales, Kamala Harris y Doug Emhoff son un símbolo ‘monumental’

2020-12-21

Judice dijo que esperaba que su investigación persuadiera a más mujeres negras a...

Por Sydney Trent, Washington Post

Cozad estaba conmovida porque Emhoff era un hombre que estaba apoyando públicamente a su poderosa y ambiciosa esposa. También estaba conmovida porque Emhoff es blanco y Harris es negra.

“Dado el estado actual de las relaciones raciales, tiene mucho poder afirmar que no tenemos que aceptar estos roles de la manera en que la sociedad quisiera que los desempeñáramos”, dijo Cozad, una mujer afroestadounidense de 46 años cuyo esposo, Scott, de 44, es blanco. “No tenemos que aceptar los límites en los que la sociedad dice sentirse cómoda. De hecho, podemos determinar nuestro propio camino”.

Cuando Harris asuma el cargo en enero, hará historia como la primera mujer en ocupar la vicepresidencia de Estados Unidos, la primera vicepresidenta negra y la primera vicepresidenta de herencia asiática. Pero juntos, Harris, hija de inmigrantes jamaiquinos e indios que se identifica culturalmente como negra, y Emhoff, un abogado judío del sector de entretenimiento, representan otra novedad menos anunciada: la primera pareja interracial en los niveles más altos del poder ejecutivo.

Su unión está siendo celebrada por un segmento pequeño pero en crecimiento de la población estadounidense: matrimonios interraciales o de distintas religiones, que en la actualidad representan alrededor de 17% de los nuevos casamientos y cerca de 10% de todos los casamientos, según un informe de 2017 del Centro de Investigaciones Pew.

El matrimonio Harris-Emhoff tiene un simbolismo “realmente monumental”, dijo Amanda Brown Lierman, de 35 años, quien vive con su esposo Kyle en Takoma Park, Maryland. “Es bueno para todos ver eso a nivel nacional y normalizarlo”.

Dana Tofig hace eco de la palabra “normalizar” y luego va más allá. “No solo es la primera vez que tenemos una pareja interracial en los niveles más altos del poder, sino que es un hombre blanco el que está diciendo ‘el trabajo de mi esposa negra es tan importante que, como hombre blanco, estoy dispuesto a renunciar a mi trabajo para asistirla’”, dijo este hombre de 53 años, quien vive con su esposa, Cindy Murphy-Tofig, en Rockville, Maryland. Se refería al anuncio poselectoral de Emhoff, donde dijo que dejaría su bufete de abogados.

Al igual que los Cozad, los Lierman y los Tofig, la vicepresidenta electa y su futuro “segundo caballero” forman parte de un grupo demográfico poco común entre los matrimonios mixtos: el creado por uniones entre mujeres negras y hombres blancos.

Estos matrimonios representan solo 3% de todos los nuevos matrimonios mixtos heterosexuales en Estados Unidos, según Pew. El ejemplo más notable es el de Richard y Mildred Loving, cuya demanda contra el estado de Virginia llevó a la Corte Suprema a legalizar el matrimonio interracial a nivel nacional en 1967 (el grupo más grande de nuevos matrimonios mixtos, con 42%, es el de hispanos casados con blancos no hispanos).

Desde entonces, la cultura pop se ha adelantado a la realidad. El programa de televisión de la década de 1970 The Jeffersons mostró en horario estelar el primer matrimonio entre una mujer negra y un hombre blanco: Helen y Tom Willis (Roxie Roker, la actriz que interpretó a Helen Willis, estaba casada con un hombre blanco en la vida real, Sy Kravitz, y la pareja dio a luz a un hijo, el músico Lenny Kravitz).

En la última década hubo una explosión de parejas interraciales en televisión, muchas de ellas en programas de la productora afroestadounidense Shonda Rimes. Su exitoso programa Scandal tuvo como protagonista a Kerry Washington en el papel de Olivia Pope, una arriesgada mujer negra, gestora de crisis que está perdidamente enamorada del presidente de Estados Unidos, un hombre blanco.

Los límites superados por The Jeffersons “han sido desde entonces más que ampliados y extendidos”, dijo Bob Thompson, profesor de televisión y cultura popular en la Universidad de Syracuse.

Los hombres blancos y las mujeres negras que se casan tienden a ser mayores que sus contrapartes del mismo origen o tono de piel y es más probable que hayan estado en otro matrimonio previamente. Emhoff y Harris, ambos de 56 años, se casaron en 2014 y Harris es la segunda esposa de Emhoff.

Emhoff y Harris se unen a otras parejas políticas prominentes que se han casado cruzando las líneas del color de piel o grupo étnico: el juez de la Corte Suprema Clarence Thomas, un hombre afroestadounidense casado con la activista conservadora blanca Virginia Thomas; el líder de la mayoría del Senado Mitch McConnell, un hombre blanco, casado con la secretaria de Transporte Elaine Chao, nacida en Taiwán; y el exsecretario de Defensa William Cohen, un hombre blanco casado con Janet Langhart Cohen, periodista de televisión de piel negra.

Si bien los hombres blancos casados con mujeres negras pueden enfrentar algunos desafíos relacionados con el grupo étnico o tono de piel distinto, son sustancialmente menos propensos a divorciarse antes del décimo año de matrimonio que aquellos en matrimonios blancos, matrimonios negros y matrimonios en los que el esposo es negro y la esposa es blanca, según un estudio de 2008. Las razones no están claras pero especialistas especulan que las barreras que impiden que los hombres blancos y las mujeres negras se casen en tasas más altas pueden significar que quienes lo hacen están especialmente comprometidos.

Sin embargo, las cargas históricas que llevan las parejas entre blancos y negros se contradicen con el hecho de que la gran mayoría de matrimonios interraciales son amorosos y aburridamente normales, según Cheryl Judice, socióloga y profesora adjunta de la Universidad Northwestern. Judice, quien investiga las relaciones interraciales, entrevistó a 50 parejas para su libro de 2018 Interracial Relationships Between Black Women and White Men.

Judice dijo que esperaba que su investigación persuadiera a más mujeres negras a considerar tener citas y casarse con personas fuera de su mismo color de piel.

“Las mujeres negras son las únicas mujeres en este país que no pueden dar por sentado que conseguirán una pareja de su propia raza”, dijo. Aun así, conforman el grupo de mujeres menos propenso a casarse fuera de ese parámetro, señala Judice. A menudo, dijo, prefieren a los hombres negros por la atracción y su crianza, el deseo de mantener los recursos dentro del mismo origen étnico o de brindar su apoyo a hombres negros. Pero con demasiada frecuencia, los números no las benefician.

Las mujeres negras tienen más probabilidades que los hombres negros de ser profesionales con educación universitaria, lo que puede resultar ser un obstáculo para casarse. Además, un número desproporcionado de hombres negros están en prisión o desempleados. Los hombres negros tienen más del doble de probabilidades que las mujeres negras de formar un matrimonio interracial. El 8.6% de ellos se casan con personas fuera de su fenotipo. Otra razón por la que las mujeres negras podrían tener tasas más bajas de matrimonios interraciales son los estereotipos que sostienen que las mujeres negras son menos atractivas y femeninas que las mujeres blancas.

Los hombres blancos que se casan con mujeres negras no se suscriben a tales nociones.

Dana Tofig conoció a Cindy en el trabajo, algo típico en las personas en matrimonios interraciales, dijo Judice. Ambos eran periodistas en sus veintitantos años, empleados por The Hartford Courant. Él era el reportero que cubría asuntos policiales nocturnos; ella era editora de textos. “No quiero sonar superficial, pero me pareció realmente hermosa”, dijo Dana.

Cindy era una oyente tranquila y atenta, mientras que Dana corría con energía y casi siempre estaba dispuesto a hacer algo divertido. Ambos habían sido educados para estudiar arduamente y tener siempre metas ambiciosas. Se casaron en 1996 y tienen dos hijos, Will y Daniel, de 17 y 14 años. Dana trabaja en el área de comunicaciones en una organización sin fines de lucro, mientras que Cindy, de 51 años, es editora en una ONG.

La pareja habla sobre raza mientras transitan en un país donde el racismo sigue profundamente arraigado.

“Intento revisarme si tengo una reacción inicial” que podría estar basada en un estereotipo racial, dijo Dana. Cindy concuerda en que Dana es muy consciente de sí mismo, aunque señala que “nunca ha tenido la experiencia de ser seguido en un 7-Eleven porque el empleado cree que te vas a robar algo”.

En otras palabras, no es negro.

“En este tipo de relaciones que funcionan existe la voluntad de intentar ver la vida cómo la ve la otra persona”, dijo Judice.

Las parejas interraciales son más propensas a vivir en vecindarios racialmente integrados, según un estudio de 2013 publicado en la revista Demography.

Cindy dijo que ella y su esposo socializan principalmente con personas blancas, pero que suele fomentar las relaciones con sus amigos y familiares negros para no sentirse aislada racialmente.

Los Lierman decidieron comprar una casa en el vecindario notoriamente de izquierda de Tacoma Park porque les gustó su diversidad cultural y étnica. Aun así, Amanda tiene cuidado de asegurarse de que sus hijas, Belle, de 3 años y Leia, de 1, estén bien expuestas a la cultura negra. Se asegura de que pasen tiempo con familiares y amigos negros, y tanto ella como Kyle mantienen sus estantes llenos de libros que tengan personajes negros. Belle acaba de comenzar a recibir lecciones en una escuela de danza cuyos dueños son de la comunidad negra. La niñera de las niñas es etíope.

“Quiero que mis hijas sepan que son negras y que estén orgullosos de serlo”, dijo Amanda, de 35 años.

Amanda y Kyle, de 33 años, decidieron criar a sus hijas para que se identificaran como negras, ya que la sociedad probablemente las percibirá de esa manera. Sin embargo, Amanda dijo que a veces le cuesta ayudar a Kyle a ver la raza como ella. Durante las protestas raciales nacionales de este año, dijo Amanda, “Le preguntaba a Kyle ‘¿estás entendiendo todo esto de la misma manera que yo lo entiendo?’”.

Amanda sugiere seleccionar artículos y películas para “crear oportunidades de tener algunas de esas conversaciones”. Mientras veían al personaje del líder de las Panteras Negras, Bobby Seale, ser atado y amordazado en una sala de audiencias durante “El juicio de los 7 de Chicago” en Netflix, Amanda dijo que le había preguntado a Kyle “¿Estás viendo esto? Este es el tipo de cosas que realmente suceden”.

Como un hombre blanco casado con una mujer negra, “estás en un estado constante de aprendizaje” dijo Kyle, “y es una bendición poder ver a través de los ojos de tu pareja y comprender cómo experimentan la vida de manera diferente”.

Amanda dijo que el enorme corazón de su esposo era parte de la atracción. Comenzaron a salir dos años después de conocerse en 2011, cuando él formaba parte del personal de Obama que ayudaba a gestionar la Oficina de la Participación Pública de la Casa Blanca, y ella tenía un papel similar en el Departamento de Energía. Ambos dicen compartir la devoción por el servicio público y la creación de una sociedad más igualitaria (también oraron en su boda de 2015 para que Biden se postulara para la presidencia).

“Ella es temeraria”, dijo Kyle, director ejecutivo de la organización de votación no partidista When We All Vote, sobre Amanda, directora general de Supermajority, un grupo de activismo de mujeres. “Es inteligente, fuerte y no se aguanta ninguna de mis estupideces”.

Cuando Scott Cozad encontró el perfil de citas en línea de su esposa Aisha, quedó impresionado por su franqueza.

“Parecía saber exactamente lo que quería” dijo: una relación seria para una mujer seria, sin importar la raza. A Aisha le gustó que Scott no se sintiera intimidado por su doctorado.

“Me ama por mi cerebro”, dijo medio en broma Aisha, una asesora de investigación sénior en AARP y profesora adjunta.

Scott, que es ingeniero de sistemas para un contratista de defensa, dijo que él “también es un súper nerd”. Scott ya había estado casado anteriormente, al igual que Aisha, cuyo hijo, Brandon, de su primer matrimonio, tiene en la actualidad 17 años. La pareja se casó en 2015 y vive en un vecindario mayoritariamente blanco en Woodbridge, Virginia.

“Las cosas con las que tenemos problemas como pareja no tienen que ver con la raza, sino con trivialidades como ‘todavía no has guardado estos platos’”, dijo Aisha. “Creo que los hombres blancos que realmente se enamoran y se casan con mujeres negras —no me refiero a fetiches— tienen una perspectiva diferente, una mente más abierta y una mayor conciencia de sí mismos”.

Los Cozad están ansiosos por ver a Harris y Emhoff vivir su matrimonio interracial en el escenario nacional.

Ver la forma en que Harris y Emhoff juegan entre ellos y se muestran afecto “me recuerda visualmente a mi esposa y a mí”, dijo Scott. “No me parece artificial. Se ve muy, muy genuino”.

Aisha concuerda. “La manera como él la mira me recuerda a cómo mi esposo me mira”.



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