Miscelánea Humana

Cuando el café huele a gasolina: el COVID-19 no solo está robando sentidos, podría estar deformándolos

2020-12-22

Linsenmeyer, profesora asistente de nutrición en la Universidad de Saint Louis,...

Por Allyson Chiu, Washington Post

“Pensé que me había recuperado”, dijo Spicer, de 35 años, médico de enfermedades infecciosas de la Facultad de Medicina de la Universidad Emory en Atlanta, quien estuvo expuesta al nuevo coronavirus por medio de un paciente. Aunque sus sentidos no habían regresado por completo, estaba comiendo y bebiendo “completamente de forma normal” de nuevo. “Sentí un gran alivio”, dijo.

Pero ese alivio duró solo hasta un viernes por la noche a finales de octubre, cuando tomó un sorbo de una copa de vino tinto recién servida.

“Sabía a gasolina”, dijo Spicer, quien revisó la botella, no encontró nada malo y volvió a probar el vino.

“Pensé ‘Oh, esto no es tolerable. Esto no es para nada placentero’”, dijo. “Terminé botando toda la copa de vino por el fregadero. Así de malo fue”.

Sin embargo, probablemente el vino no fue el problema. Su experiencia es muy similar a la de otros supervivientes del COVID-19 que están recuperando su sentido del olfato. Tienen una condición conocida como parosmia, una distorsión a menudo temporal que hace que las cosas huelan de manera diferente —por lo general desagradable— dijo Richard Doty, director del Centro del Olor y el Gusto de la Universidad de Pensilvania.

“En varias maneras es más extenuante que la pérdida de olfato”, dijo Doty. Señaló que ciertas distorsiones, incluyendo una que hace que todo tenga olor fecal, pueden lograr que los alimentos y las bebidas comunes sean repugnantes, porque el sabor está vinculado con el sentido del olfato. “Incluso el agua puede volverse desagradable”, dijo.

Para Spicer, los aromas del ajo y la cebolla cocidos que antes le parecían deliciosos, ahora son intolerables. La carne huele como si estuviera podrida, y la pasta de dientes de menta es tan desagradable que tuvo que cambiarse a una con sabor a chicle. Quizás lo peor de todo, es que el rico aroma del café ha sido reemplazado por un penetrante olor a gasolina.

“El café es en realidad lo más triste para mí, porque realmente disfruto tomar una taza de café por la mañana” dijo Spicer.

Relatos similares de parosmia y de una distorsión del olor relacionada llamada fantosmia, que hace que la gente huela aromas que no están allí, han inundado las redes sociales en los últimos meses. Los grupos de Facebook para aquellas personas con distorsiones o pérdida de olfato relacionada con el COVID-19 tienen ahora miles de miembros. Algunos dicen que perciben bocanadas de humo de cigarrillo dondequiera que van. Otros no pueden identificar el olor fétido que constantemente asalta sus sentidos. Yanna Casey, de 25 años, de Atlanta, dijo que el hedor es en particular terrible cuando está cerca de artículos de limpieza.

“Se siente extraño, porque mi cerebro está intentando hacer la conexión de ‘se supone que eso tiene que oler a lejía’, pero no huele a lejía”, dijo Casey, quien aún no ha recuperado gran parte del olfato desde que se enfermó a principios de julio. “Es ver una cosa y oler otra distinta, es demasiado incómodo”.

Los resultados iniciales de un cuestionario internacional publicado en junio en Chemical Senses revelaron que alrededor de 7% de los cerca de 4,000 encuestados diagnosticados con COVID-19 reportaron haber experimentado una distorsión del olor. Aunque las y los especialistas no saben qué proporción general de pacientes tendrá afectación por la parosmia, es “probablemente un número significativo”, dijo Justin Turner, director médico del Centro de Olor y Sabor del Centro Médico de la Universidad Vanderbilt.

Las distorsiones por lo general se presentan en personas que se están recuperando de COVID-19 y comenzando a recobrar su sentido del olfato, dijo Turner.

“En muchos sentidos, tener una parosmia en el contexto del COVID-19, o cualquier otra infección viral de las vías respiratorias superiores que cause pérdida de olfato, es de hecho algo hasta positivo, porque sugiere que estás haciendo nuevas conexiones, obteniendo una regeneración de ese tejido olfativo y regresando a la normalidad”, dijo.

Aún se desconoce mucho sobre el sentido del olfato humano, pero hay especialistas que tienen una teoría sobre cómo la pérdida del olfato relacionada con ciertos virus, como el nuevo coronavirus, puede conducir a la parosmia, dijo Danielle Reed, directora asociada del Monell Chemical Senses Center, un instituto de investigación sin fines de lucro en Filadelfia.

“Una especulación sería que durante el proceso de las neuronas receptoras olfativas de recuperarse, volver a crecer y conectarse con el cerebro, no lo hacen perfectamente”, dijo Reed. En lugar de estar conectadas para que “un limón huela a limón, las neuronas divagan un poco y no se conectan de forma correcta. Y entonces el cerebro se confunde sobre cómo interpretar esa información”.

Donald Leopold, profesor de otorrinolaringología de la Escuela de Medicina de la Universidad de Vermont, comparó la parosmia con tocar un piano al que le faltan algunas teclas.

“Normalmente tienes un olor, digamos una rosa, que toca seis teclas”, o neuronas, dijo Leopold. “Si tienes un resfriado causado por un virus o si contraes el coronavirus y eso mata algunas de esas neuronas, digamos que solo te quedan tres de ellas, eso ya no te permite oler una rosa correctamente. Al igual que si tocas esas tres teclas, no sonaría como el mismo hermoso acorde con seis teclas que tocaste en el piano”.

Sin embargo, los expertos enfatizaron que las personas que experimentan parosmia no deben entrar en pánico. Aunque el proceso de regeneración de las células olfativas es “muy variable”, según Turner, el fenómeno generalmente va desapareciendo a medida que las personas van recuperando por completo su función olfativa.

La investigación sobre la parosmia y las secuelas de la pérdida de olfato relacionada con el COVID-19 se encuentra en “una etapa muy inicial”, dijo Reed, pero ella y otros especialistas señalaron que hay formas de reducir los efectos negativos de las distorsiones del olfato y ayudar al proceso de recuperación.

El “entrenamiento del olfato”, que ha sido recomendado para las personas con pérdida del olfato, puede ser beneficioso para quienes sufren de parosmia, porque en teoría podría ayudar a sus cerebros a volver a realizar las conexiones correctas, dijo Turner. Por lo general implica olfatear diferentes olores, como aceites esenciales, al menos dos veces al día durante 10 a 15 segundos a la vez durante el transcurso de semanas. Los aromas comunes utilizados para el entrenamiento suelen ser rosa, limón, clavo y eucalipto.

“Es muy fácil de hacer, y realmente no tiene muchas desventajas, más allá de que sabemos que no funciona en todos los casos”, dijo Turner, agregando que se puede hacer en casa.

Otras posibles soluciones son más temporales, como por ejemplo encontrar formas de tapar la cavidad nasal.

Algunas personas cuyo trastorno se activa con la comida y las bebidas y tienen problemas para comer por esta razón, han resuelto el problema colocando una bola de algodón mojada en sus narices, dijo Leopold. Se puede conseguir un efecto similar tapando las fosas nasales con cinta adhesiva, dijo Doty.

“Aunque el sabor no está, no tienes la experiencia del sabor desagradable”, dijo.

Si esos métodos no funcionan, y comer y beber muchas cosas provocan náuseas, Whitney Linsenmeyer, portavoz de la Academia de Nutrición y Dietética, tiene otra sugerencia para mantener una dieta saludable: cambiarse a los batidos o licuados. Hacerlo “puede ser una buena manera de seguir obteniendo muchos nutrientes condensados, pero hacerlo un poco más tolerable para las personas que no están disfrutando comer de la manera que normalmente lo harían”, dijo.

Linsenmeyer, profesora asistente de nutrición en la Universidad de Saint Louis, también alentó a las personas a investigar alimentos alternativos que puedan ser mas apetecibles. Para las personas que ya no pueden comer carne, Linsenmeyer sugiere productos lácteos y huevos u otros alimentos ricos en proteínas como frijoles, lentejas, nueces, semillas, cereales integrales y tofu.

Spicer, la médica de enfermedades infecciosas que sufre de parosmia, dijo que ha intentado diversificar su dieta, en lugar de simplemente comer “cosas insípidas”, y comenzó a tomar un multivitamínico. Hace poco se dio cuenta de que podía tolerar un plato de curry tailandés.

“Pude comer algo que tenía muchas verduras, y no sé si los vegetales por sí solos estaban bien, pero cubiertos con salsa de curry, supieron bien”, dijo.

Ante la falta de respuestas concretas, Reed instó a las personas con parosmia a buscar a otras personas que estén teniendo experiencias similares, como las de los grupos de apoyo en línea.

“Algunas personas, creo, se benefician enormemente del simple hecho de poder conversar con alguien que esté pasando por lo mismo que ellas”, dijo. “No es lo mismo que un tratamiento médico, pero creo que algunas personas obtienen una enorme tranquilidad al poder desahogarse con otra que puede entenderles”.



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