Salud

Así avanza la vacunación contra la covid en América

2021-02-12

Por qué es fundamental. Buena parte de América Latina está pendiente del...

Jorge Galindo, Lorena Arroyo, Eliezer Budasoff | El País

Un año después de las primeras noticias sobre el nuevo coronavirus, América se pregunta si la vacunación masiva será la única salida a la pandemia. Lo hace en medio de una nueva ola de contagios, que ha demostrado la vulnerabilidad de los planes de contingencia, particularmente en Latinoamérica. La vacuna parece ser hoy la única apuesta posible para gobiernos que no han conseguido restringir al máximo el movimiento de sus ciudadanos, sobre todo en economías con altos índices de informalidad.

Hasta ahora, ocho países en América Latina han anunciado el inicio de sus planes de inmunización: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Costa Rica, Ecuador, México y Panamá ofrecen datos actualizados. A ellos se les suman los Estados Unidos, que encabeza el nivel de inmunización en el continente, y Canadá.

AstraZeneca y Pfizer, las primeras. Por el momento, la vacuna predominante en la región es la del laboratorio estadounidense Pfizer, de doble dosis y con una eficacia del 95% (la “eficacia” se refiere a la disminución media de la probabilidad de desarrollar síntomas significativos). Canadá, Chile, Costa Rica, Ecuador, EE UU y México ya la están empleando, mientras que Colombia espera comenzar con ella (y otras) a finales de febrero. En Argentina, además de la vacuna rusa que se está usando a día de hoy, se planea aplicar la de AstraZeneca, también de doble dosis y con una eficacia demostrada del 70%. Esta, de origen inglés, aún no ha llegado a recibir la aprobación en los Estados Unidos. Por ahora, la estadounidense de Moderna se encuentra aprobada tanto en su nación de origen como en Canadá, pero se ha quedado fuera de la mayoría de los paquetes adquiridos en América Latina, algo que se podría atribuir a su elevado costo por unidad. Tan solo Colombia ha confirmado una compra significativa de 10 millones de dosis a esa compañía. Además, el Gobierno colombiano se adelantó con la vacuna desarrollada por Johnson & Johnson, cuyas pruebas se están practicando en los grandes países de América Latina y han arrojado una eficacia de alrededor del 66%.

Coronavac y Sputnik V, cada vez más usadas en el Sur. Aunque AstraZeneca y Pfizer dominan el mercado hasta ahora, algunos países latinoamericanos también han hecho compras de vacunas de origen chino y ruso. Chile adquirió muy pronto hasta 60 millones de dosis de Coronavac, desarrollada por el laboratorio chino Sinovac. La eficacia de esta vacuna se sitúa en un 50,3%, aunque estudios realizados en Brasil la colocaban al principio en niveles más altos. Allí se ha empezado a inmunizar a su personal sanitario con ella. Argentina apostó desde el principio por la rusa Sputnik V, producida por el laboratorio Gamaleya —cuya eficacia se conoció recientemente por encima del 90%—, de la que el país ya ha recibido más de 600,000 dosis. En México se han adquirido recientemente alrededor de 24 millones de dosis de esta vacuna, 200,000 de las cuales se esperan en breve. Antes de que se dieran a conocer los resultados públicamente, el presidente argentino Alberto Fernández fue una de las primeras personas en ponérsela en su país, para tratar de disipar la desconfianza de un sector de la población. Con esa misma vacuna se ha comenzado a inmunizar también a la población boliviana tras el arribo de 20,000 dosis procedentes de Moscú, sin que por ahora hayan trascendido datos de seguimiento que permitan calibrar el porcentaje de la población que ya ha recibido vacuna.

Eficacia variable con síntomas, pero sólidas evitando muertes. Además de la eficacia en disminución de síntomas, las vacunas se diferencian por su modo de actuar: las de Pfizer y Moderna envían instrucciones genéticas a las células para crear una proteína específica que combate el coronavirus y requieren congeladores especiales para su mantenimiento; mientras que las de AstraZeneca, J&J y Gamaleya emplean una técnica similar conocida como “vacunas de vector adenoviral” que permite su almacenamiento en un refrigerador común. La china de Sinovac es una vacuna que funciona mediante virus inactivados, que, inoculados, se espera que produzcan igualmente una reacción inmune (como la que de hecho se registró en las pruebas) en el cuerpo. En lo que sí se parecen todas ellas es en su capacidad para eliminar aparentemente casi por completo la probabilidad de muerte por causas asociadas con la covid-19: en los ensayos clínicos de AstraZeneca, Coronavac, Johnson & Johnson, Moderna, Pfizer y Sputnik V registrados hasta la fecha no ha fallecido ninguna persona cuya muerte pueda relacionarse directamente con el tratamiento.

Por qué es fundamental. Buena parte de América Latina está pendiente del avance de COVAX, una alianza internacional formada por más de 170 países. El objetivo de esta iniciativa es construir una cartera diversificada de inversión en proyectos de vacuna y garantizar un acceso justo y equitativo a las naciones con menos recursos. Seth Berkley, director ejecutivo de la mayor alianza global de vacunas (GAVI), estimó que unos 280 millones de dosis llegarán a la región este año a través de ese programa. El buen funcionamiento del mecanismo internacional será crucial para la cobertura de la población latinoamericana en la inmunización frente al coronavirus. Sin embargo, y pese a la decisión del presidente estadounidense Joe Biden de unirse a COVAX tras la negativa de su antecesor, quienes están al frente del plan han instado a que más países ricos se sumen como donantes de vacunas para que sea exitosa a nivel global. Mientras tanto, la mayoría de gobiernos continúan desarrollando una estrategia mixta en la que, a las vacunas de este mecanismo, les añaden las compradas por su cuenta en negociaciones directas con farmacéuticas.

Quién se beneficiará de Covax. La mayoría de ellas estarán destinadas a los países de la región que participan en la financiación del programa, como Brasil, Colombia, México o Perú, mientras que unos 80 millones de dosis irán a naciones de ingresos bajos de manera gratuita, según explicó Berkley. Pese a que no detalló de cuáles se trata, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) había adelantado que serán “los países más pobres o que, por su pequeña población, tienen más dificultad de acceso” como Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Bolivia o Haití. El presidente de Bolivia, Luis Arce, anunció que su país había llegado a un acuerdo para el arribo de cerca de un millón de vacunas de manera gratuita a través de ese mecanismo en febrero. Y dijo que sería, junto con Colombia, Perú y El Salvador, de los primeros países en beneficiarse de la iniciativa. Las autoridades peruanas esperan que parte de los 13,2 millones de dosis adquiridas por esta vía empiecen a llegar en el primer trimestre del año. En Colombia, los planes de COVAX alcanzan los 20 millones de dosis. En Guatemala, Alejandro Giammattei anunció la llegada en febrero de las primeras 800,000 dosis de la vacuna de AstraZeneca por un acuerdo obtenido a través de ese mecanismo. Ese país espera un total de 6,7 millones de dosis por esta vía, mientras que Honduras prevé el arribo de las primeras dosis por esta iniciativa en marzo.



aranza