Ciencia, Tecnología y Humanidades

India y su fabricante de vacunas tropiezan con sus promesas pandémicas

2021-05-11

Esas promesas se derrumbaron. India, inmersa en una segunda ola de coronavirus, reclama sus...

Emily Schmall, Karan Deep Singh, The New York Times

El Instituto Serum de India batalla para producir vacunas suficientes

Adar Poonawalla hizo grandes promesas. Con 40 años, el jefe del mayor fabricante de vacunas del mundo se comprometió a asumir un papel de liderazgo en la iniciativa mundial para vacunar a los pobres contra la COVID-19. Su imperio con sede en India firmó acuerdos valorados en cientos de millones de dólares para fabricar y exportar las dosis a los países que sufren.

Esas promesas se derrumbaron. India, inmersa en una segunda ola de coronavirus, reclama sus vacunas. Ahora, otros países y grupos de ayuda intentan a toda prisa encontrar dosis en otros lugares.

En India, los políticos y el público han criticado a Poonawalla y a su empresa, el Serum Institute of India, por subir los precios en medio de una pandemia. Serum ha tenido problemas de manufactura que le han impedido ampliar la producción en un momento en que el país necesita cada dosis. Poonawalla ha sido criticado por partir a Londres en medio de la crisis, aunque dijo que solo fue un viaje rápido. Declaró a un periódico británico que había recibido amenazas de políticos y de algunos de los “hombres más poderosos” de India, quienes le exigen el suministro de vacunas. Al volver a India, viajará con guardias armados asignados por el gobierno.

En una entrevista con The New York Times, Poonawalla defendió a su empresa y sus ambiciones. No tuvo más remedio que entregar las vacunas al gobierno, dijo. Citó la falta de materias primas, de lo que ha culpado parcialmente a Estados Unidos. Fabricar vacunas, dijo, es un proceso minucioso que requiere inversión y grandes riesgos. Poonawalla dijo que regresará a India cuando concluya sus asuntos en Londres. Y se encogió de hombros ante sus comentarios previos sobre las amenazas, ya que dijo que no eran “nada que no podamos manejar”.

Pero Poonawalla también reconoció que el Serum Institute por sí solo no tiene la capacidad para vacunar al país en el corto plazo y mucho menos para asumir la carga de vacunar a los pobres del mundo.

“El problema es que nadie tomó el riesgo que yo tomé al principio”, dijo. “Ojalá otros lo hubiesen hecho”.

Su postura representa un cambio radical para Serum y el gobierno indio. En enero, cuando India lanzaba su propio programa de vacunación y también comenzaba a exportar, el primer ministro Narendra Modi prometía que sus vacunas “salvarían a la humanidad”.

En cambio, la tragedia que se desarrolla ha dejado claro que India —incluso con el mayor fabricante de vacunas del mundo a su disposición— no puede salvarse a sí misma.

Las perspectivas de vacunación a largo plazo del país mejoraron después de que la administración de Joe Biden respaldó el miércoles la exoneración a las protecciones de propiedad intelectual de las vacunas, lo que podría facilitar que las plantas indias las fabriquen. Sin embargo, eso no ayudará a la crisis actual de coronavirus en India, que hasta el viernes había cobrado más de 230,000 vidas, una cifra que probablemente se queda corta.

Serum se ganó el favor de Modi en parte porque encajaba con la narrativa del gobierno de una India autosuficiente que estaba lista para ocupar su lugar entre las principales potencias del mundo. Ahora tanto el gobierno de Modi como Serum han sido humillados y sus ambiciones han quedado en duda.

“Nuestra capacidad es extremadamente pobre”, dijo Manoj Joshi, miembro de la Observer Research Foundation en Nueva Delhi, que trabaja con la formulación de políticas en India. “Somos un país pobre. Espero que podamos incorporar algo de humildad al sistema”.

Poonawalla tomó las riendas del Serum Institute hace una década de manos de su padre, Cyrus, un criador de caballos convertido en multimillonario de las vacunas. Antes de la crisis, era alabado en los medios de comunicación indios como ejemplo de una nueva clase de empresarios jóvenes y de mundo. Las fotografías de él y su esposa, Natasha, aparecían con frecuencia en las revistas de moda.

El año pasado, Serum llegó a un acuerdo con AstraZeneca para producir mil millones de dosis de su vacuna Oxford-AstraZeneca, llamada Covishield en India. Serum recibió una subvención de 300 millones de dólares de la Fundación Bill y Melinda Gates para suministrar hasta 200 millones de dosis de Covishield y otra vacuna en desarrollo a Gavi Alliance, la asociación público-privada que supervisa a Covax, el programa para donar vacunas a países pobres.

Serum se comprometió entre enero y marzo a vender alrededor de 1100 millones de dosis de vacunas en los próximos meses, según una revisión de los acuerdos de compra proporcionada por Unicef. Para cuando India detuvo en gran medida las exportaciones de vacunas, Serum había exportado apenas unos 60 millones de dosis, aproximadamente la mitad a Gavi. India había reclamado más de 120 millones de dosis.

Desde entonces, AstraZeneca ha notificado a Serum con un requerimiento legal por los retrasos en las entregas. Serum solo ha “aplazado temporalmente” sus compromisos, dijo Poonawalla, al citar la paralización de las exportaciones por parte del gobierno indio.

“Esto es algo que viene de India”, dijo. “No es el proveedor el que está incumpliendo”.

El mundo lidia con el efecto en cascada. Un portavoz de Gavi dijo que la decisión de India de priorizar las “necesidades nacionales” está teniendo “un efecto dominó en otras partes del mundo que necesitan vacunas desesperadamente”. Sin embargo, en una señal de la falta de opciones para conseguir vacunas, Gavi firmó el jueves un acuerdo de compra con la compañía estadounidense de vacunas Novavax que incluye dosis fabricadas por Serum.

Nepal, el vecino del norte de India, cambió su ley de adquisiciones para pagar a Serum un anticipo del 80 por ciento, o aproximadamente 6,4 millones de dólares, para comprar dos millones de dosis de Covishield. Serum entregó el primer millón de dosis, pero está ofreciendo devolverle a Nepal su dinero por el segundo millón, dijo el director del departamento de salud de Nepal, el doctor Dipendra Raman Singh. Nepal se ha negado, con la esperanza de recibir más dosis, a medida que la catástrofe de India se desborda a través de sus fronteras.

Algunas de las necesidades del país son autoinfligidas. Ahora solo fabrica dos vacunas, Covishield de Serum y otra desarrollada en India. Un acuerdo del gobierno para producir la Sputnik V de Rusia en India se ha enredado en trámites burocráticos. Si otros fabricantes hubieran comenzado antes, dijo Poonawalla, Serum no tendría que enfrentar tanta presión.

El fracaso de Serum también es de AstraZeneca, ya que se comprometió con la Universidad de Oxford a que la vacuna se pondría a disposición de los países que no pudieran pagarla.

“Me sentí muy triste por no poder seguir ayudándoles, pero no olviden que mi primera prioridad es mi país, que me lo ha dado todo”, dijo Poonawalla. “Y después de todo, soy indio. Puede que sea una empresa india global, pero el hecho es que estamos en India. Tenemos que cuidar de los nuestros, como Estados Unidos ha cuidado de los suyos, Europa está cuidando de los suyos”.

Pero Serum tampoco puede satisfacer las necesidades de India.

Los planes de Serum eran repartir sus dosis a la mitad entre India, directamente o a través de Covax, y el resto del mundo. Ahora, Serum aporta el 90 por ciento del suministro de India y aun así se queda corto. Menos del tres por ciento de la población ha sido totalmente inoculada. En algunos estados, los centros de vacunación que se han quedado sin dosis no pueden atender a la gente que acude en busca de una dosis.

Serum ha incumplido sus objetivos de expansión. Poonawalla dijo el otoño pasado que a principios de este año el Serum Institute estaría produciendo 100 millones de dosis al mes, de las cuales cuatro de cada diez irían al extranjero.

Pero tras el incendio de unas instalaciones que debían ayudar a la empresa a aumentar la producción de vacunas, la capacidad de Serum se ha quedado en unos 72 millones de dosis al mes. Una subvención de más de 200 millones de dólares del gobierno indio debería impulsar a la empresa a alcanzar su objetivo para el verano, dijo.

Poonawalla también mencionó el suministro de materias primas. En abril, le pidió al presidente Joe Biden en Twitter “levantar el embargo” sobre las materias primas utilizadas para fabricar las vacunas contra la COVID-19. Los funcionarios de la Casa Blanca dijeron que Poonawalla describió mal su situación. Aun así, Estados Unidos dijo que enviaría materias primas al Serum Institute para aumentar su producción de vacunas, aunque Poonawalla dijo que aún no han llegado.

Poonawalla también ha sido objeto de escrutinio por cobrar diferentes precios al gobierno central, a los estados de India y a los hospitales privados. Hace dos semanas, Serum dijo que cobraría a los gobiernos estatales alrededor de 5 dólares por dosis, alrededor de 3 dólares más de lo que cobra al gobierno de Modi.

La semana pasada, tras las críticas, Poonawalla bajó el precio a 4 dólares. A pesar de eso, los críticos señalan una entrevista en la que Poonawalla contó que estaba obteniendo ganancias incluso al precio del gobierno central.

Poonawalla dijo que Serum podría vender a un precio más bajo al gobierno central de India porque aquel ordenaba volúmenes más grandes.

“La gente no entiende”, dijo Poonawalla al Times. “Simplemente toman las cosas de manera aislada y luego te insultan, sin darse cuenta de que este producto se vende a 20 dólares por dosis en el mundo y lo estamos brindando a 5 o 6 dólares en India. Las calumnias, las quejas y las críticas no tienen fin”.

Poonawalla ha dicho que ha recibido más que quejas. Su empresa pidió el mes pasado al gobierno indio que le proporcionara seguridad, citando amenazas que la empresa no ha revelado públicamente. El gobierno le asignó hace dos semanas un destacamento que incluye entre cuatro y cinco personas armadas.

En una entrevista con The Times of London publicada la semana pasada, describió que había recibido constantes y agresivas llamadas exigiendo vacunas inmediatamente. “‘Amenazas’ es un eufemismo”, dijo al periódico.

En su entrevista con The New York Times restó importancia a las amenazas, y su oficina se negó a revelar más detalles. Sin embargo, los comentarios causaron un gran revuelo en India. Algunos políticos exigieron que diera nombres.

En una petición de seguridad adicional para Poonawalla en el Tribunal Superior de Bombay el miércoles, Datta Mane, un abogado de Mumbai, dijo que el magnate de las vacunas había sido amenazado por los ministros jefes —el equivalente de India a los gobernadores— y los líderes empresariales. La empresa dijo que no tenía ninguna relación con Mane y que no estaba involucrada en la solicitud.

The Times of London informó de que las amenazas se habían vuelto tan inquietantes que Poonawalla había huido de India a Reino Unido, una afirmación que él negó. En su lugar, dijo que estaba allí en un viaje de negocios y para ver a sus hijos, que comenzaron la escuela allí el año pasado.

Su presencia en Londres solo ha impulsado a sus detractores, que criticaron los aumentos de precios de Serum. Sunil Jain, editor jefe del periódico The Financial Express, tuiteó que la partida de Poonawalla a Londres fue “vergonzosa” y que el empresario debería reducir los precios.

El Serum Institute está planeando una gran expansión en el Reino Unido, para lo que invertirá casi 335 millones de dólares en investigación y desarrollo, financiamiento de ensayos clínicos, la construcción de su oficina de ventas y posiblemente la construcción de una planta de fabricación, dijo la oficina de Poonawalla.

“Todos cuentan con nosotros para poder conseguir esta bala de plata mágica en una cantidad casi infinita”, dijo Poonawalla. “Existe una presión tremenda por parte de los gobiernos estatales, los ministros, el público, los amigos y todos los que quieren la vacuna. Y solo estoy tratando de distribuirla de la manera más equitativa que puedo”.



JMRS