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El camino de Brandon Moreno hasta convertirse en el primer campeón mexicano de UFC
El Periódico de México
El pasado 12 de junio, Brandon Moreno se convertía en campeón de Peso Mosca de UFC y hacía historia al ser el primer luchador nacido en México que logra un título de la principal promotora de Artes Marciales Mixtas (MMA). El peleador de Tijuana rompía a llorar después de saberse ganador del campeonato, y es que el camino para alcanzar este hito no fue fácil.
Combatir en el Ultimate Fighter Championship es estar en el máximo nivel de las MMA, y podría decirse que, hoy en día, también significa formar parte de una de las competencias deportivas más poderosas e importantes del mundo. Desde hace años, que UFC no para de crecer, llegando incluso a desbancar al boxeo en importancia.
Aumentó la popularidad de UFC, el cobro por derechos televisivos y por Pago Por Evento (PPV), y también los ingresos por asociaciones promocionales con otras marcas como PokerStars. La compañía se ha convertido en todo un gigante del entretenimiento y en un negocio muy lucrativo; hasta la extenista Maria Sharapova invirtió en UFC en el pasado.
El crecimiento de UFC llevó consigo la expansión mucho más allá de su cuartel general, en Las Vegas (Nevada), y uno de los mercados en los que está teniendo mayor repercusión es el mexicano. Cada vez cuenta con más adeptos, se celebraron varios eventos UFC en territorio azteca y aumentó el número de peleadores, hombres y mujeres, que intentan formar parte de este circuito.
Uno de esos deportistas mexicanos que sueña con triunfar en UFC es Brandon Moreno, que tiene 10 años como profesional de las MMA. Su primera pelea fue en casa, en Tijuana, y terminó con victoria por sumisión ante el estadounidense Atiq Jihad.
Después de varios años por diferentes circuitos, en 2016, fue seleccionado para el programa The Ultimate Fighter: Tournament of Champions, y ese mismo año debutó en el campeonato de la UFC en un combate ante el Louis Smolka que también terminó en victoria por sumisión.
Sin embargo, tras encadenar dos derrotas consecutivas en agosto de 2017 y mayo 2018, UFC decidió prescindir de Moreno. El mexicano pasó a competir en la Legacy Fighting Alliance, de menor categoría. Pero su proclamación como campeón de peso mosca hizo que volviera a llamar la atención de UFC.
El pasado sábado 12 de junio, Moreno protagonizaba la actuación de la noche del UFC 263. Se enfrentaba al campeón brasileño Deiveson Figueiredo, que partía como el gran favorito en las apuestas. Unos meses atrás, en diciembre, ambos se habían enfrentado en un combate que se decidió como empate.
La carrera de “The Assassin Baby” no fue un camino de rosas, sino de mucho trabajo y esfuerzo que, finalmente, se vio recompensado con una victoria que hace que escriba su nombre en los libros de historia.
A sus 27 años, Brandon Moreno se convirtió en el primer campeón UFC mexicano con un récord de 19 victorias, 5 derrotas y 2 empates. Al terminar el combate, el peleador reconocía lo complicado que fue llegar a este punto: “yo tuve que perder para aprender mucho. Tuve que tropezarme horriblemente”.
Ahora, Moreno se ha convertido en una inspiración para otros luchadores mexicanos que están peleando por convertirse en estrellas de la UFC, como Yair Rodríguez (entre los cinco mejores de peso pluma), Irene Aldana (Top 5 de peso gallo) o los prometedores Montserrat Conejo y Gabriel Benítez.
Mientras esperamos el próximo campeón o campeona mexicanos, UFC no para. El espectáculo sigue, y para el 10 de julio está programado el que algunos consideran que será el mayor evento PPV de la historia.
El popular Conor McGregor, que ha sido campeón de peso pluma y peso ligero, se enfrentará a Dustin Poirier, que en la actualidad se encuentra en el n.º 1 del ranking de peso ligero. Será la tercera vez que se enfrenten, después de que el irlandés noqueara a Poirier en 2014, y que el estadounidense ganase a McGregor en enero de este año también por KO técnico, algo que nadie había conseguido antes.
El esperado combate del desempate tendrá lugar el 10 de julio en el T-Mobile Arena de Paradise, en Las Vegas, ante 28,000 personas que agotaron los boletos a los pocos segundos de haberse puesto a la venta.
JMRS
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