Internacional - Política

Profesor de origen campesino jura como presidente de Perú

2021-07-28

El triunfo de Castillo es un giro a la izquierda tras 30 años de gobiernos amigos del libre...

Por FRANKLIN BRICEÑO

LIMA (AP) — Pedro Castillo, que juramentó el miércoles como el nuevo mandatario de Perú, anunció que no gobernará desde el Palacio Presidencial y reiteró que impulsará su propuesta para reescribir la Constitución bajo un estricto respeto a las leyes.

El primer presidente de origen campesino en 200 años de independencia del país vistió un sombrero y dijo desde el Parlamento, dominado por la oposición, que por sus venas corre “el orgullo y dolor del Perú profundo”.

“Mi vida se hizo en el frío de las madrugadas del campo y fueron también estas manos de campo las que cargaron y mecieron a mis hijos cuando eran pequeños”, manifestó.

El maestro rural miró al palco de honor donde estaban sus padres analfabetos --que fueron siervos sin tierra de una hacienda de los Andes--, y añadió que era hijo de un país “fundado sobre el sudor” de sus antepasados.

“La historia de ese Perú tanto tiempo silenciado es mi historia”, dijo.

Asume el cargo en el Bicentenario del país sudamericano, en medio de la mayor mortandad de su historia con más de 196,000 fallecidos por el coronavirus y luego de semanas de tensión política por acusaciones de su rival, Keiko Fujimori, de un fraude electoral que no se comprobó.

Castillo rompe con una tradición de casi cinco siglos al anunciar que no gobernará desde el Palacio de Gobierno, construido por el conquistador español Francisco Pizarro en 1535. La residencia gubernamental ha sido reconstruida y usada después por virreyes y presidentes. En el mandato de Castillo será transformada en museo.

“Tenemos que romper con símbolos coloniales para acabar con las ataduras de dominación vigentes por tantos años”, dijo.

No se sabe dónde vivirá junto a su familia, porque han residido toda su vida en una casa de adobes de la localidad de Chugur, en el tercer distrito más pobre del país. Por ahora Castillo se aloja en casa de un amigo en un barrio de clase trabajadora alejado de las zonas ricas de la capital.

Su decisión sigue a otra realizada en 2018 en Bolivia por el entonces presidente Evo Morales, quien abandonó el palacio colonial —que se convirtió en museo— y despachaba en un moderno edificio. En México el presidente Andrés Manuel López Obrador dejó la residencia oficial de Los Pinos y se trasladó a vivir al antiguo Palacio Nacional, donde ningún mandatario había vivido desde el siglo XIX.

Por ahora el nuevo presidente trabaja en el Centro de Convenciones de Lima, una construcción moderna de concreto y vidrios con casi dos decenas de salas de trabajo junto al Gran Teatro Nacional, el Museo de la Nación, el Ministerio de Educación y el Banco de la Nación.

El Centro de Convenciones se ha convertido en el lugar de reuniones de Castillo con las autoridades visitantes, entre ellas el rey de España Felipe VI. En su juramentación estuvo presente el secretario de Educación de Estados Unidos, Miguel Cardona, quien también fue profesor de primaria, y varios presidentes sudamericanos: Sebastián Piñera de Chile; Iván Duque de Colombia; Guillermo Lasso de Ecuador; Alberto Fernández de Argentina y Luis Arce de Bolivia.

El también dirigente del sindicato de maestros prometió que buscará impulsar un plan para reescribir la carta magna de 1993 con estricto respeto a las leyes. Dijo que la actual Constitución beneficia “a las grandes corporaciones para que puedan llevarse nuestra riqueza a raudales”. Añadió que el Estado debe tener libertad para promocionar, vigilar y regular según el interés de las mayorías.

Su propuesta enfrentaría dificultades porque no tiene mayoría en el Parlamento de 130 curules dirigido por la oposición. De contar con los votos suficientes, el proceso empezaría por modificar un artículo de la actual carta magna para incluir que esta pueda ser reescrita en una Asamblea Constituyente.

El triunfo de Castillo es un giro a la izquierda tras 30 años de gobiernos amigos del libre mercado. Ha sido recibido con desconfianza por los inversionistas y con dudas por parte de algunos expertos.

“No tenemos claras sus principales líneas de política”, dijo Claudia Navas, analista de la firma global Control Risk. “Prevemos que, debido a la situación política del país, Castillo deba mantener una posición mucho más pragmática de lo que él ha anunciado durante la campaña”.

Castillo dijo que los proyectos mineros o gasíferos sólo se ejecutarán si tienen “rentabilidad social”, donde la recaudación de impuestos “sea relevante”, se mejoren las condiciones laborales y se promueva la participación estatal “como socio o ejecutor mayoritario”.

Perú es el segundo exportador mundial de cobre y plata, y el sexto en oro. El asesor económico de Castillo, Pedro Francke, afirmó este mes que evalúan subir los impuestos a las ganancias mineras debido a los altos precios mundiales del cobre, que superan los 10,000 dólares la tonelada.

Recibe un país que apenas ha salido de la unidad de cuidados intensivos por el impacto del virus. Millones de personas están desempleadas, miles de pequeñas empresas han quebrado y unos 13,000 millones de dólares han sido retirados de los bancos locales debido a la incertidumbre política, según cálculos oficiales.

Castillo prometió no estatizar la economía y dijo que esta será ordenada y “con predictibilidad”, pero acabará con los monopolios que cobran “sumas artificialmente elevadas” por el gas doméstico y las medicinas, o cuando los bancos piden “hasta 200% por créditos de consumo”.

Aseguró también que continuará el proceso de vacunación contra el COVID-19 y que la educación presencial en las escuelas empezará a más tardar el primer semestre de 2022, con mejores sueldos a los profesores, incluidos los de zonas rurales.

Los expertos dicen que es el primer mandatario de origen campesino que llega a la presidencia en 200 años de independencia en un país que fue colonia de España de 1542 a 1821, y donde hasta ahora los indígenas reciben casi siempre lo peor de los deficientes servicios públicos. La nación se jactó de ser la estrella económica de América Latina en el siglo XXI.

La confirmación de su victoria en el balotaje del 6 de junio se detuvo por 43 días debido a que su rival, la derechista Fujimori, hija del encarcelado expresidente Alberto Fujimori (1900-2000), pidió anularle miles de votos para revertir su triunfo, acusándolo de un fraude que nunca pudo probar.

A diferencia de otros sindicalistas que antes de llegar a la presidencia fueron diputados, como Morales en Bolivia o Luiz Inácio Lula da Silva, que se postuló tres veces antes de gobernar Brasil, Castillo alcanzó el máximo cargo en su primera apuesta, sin haber ejercido cargos públicos. Sólo encabezó la mayor huelga de maestros en 30 años en busca de mejores sueldos, aunque no logró mejoras.

En 20 años los peruanos fueron testigos de que ni la experiencia ni los títulos universitarios de sus últimos cinco expresidentes sirvieron para luchar contra la corrupción, el problema que más preocupa después del coronavirus, según los sondeos. Todos los exmandatarios están siendo investigados por la fiscalía por posibles coimas ligadas a obras de infraestructura de la constructora brasileña Odebrecht u otras empresas.

Recordó también una de sus promesas electorales, indicando que daba un plazo de 72 horas a los delincuentes extranjeros para que salgan de Perú. En abril, siendo candidato, dijo que el mandatario venezolano Nicolás Maduro debía venir al país a llevarse “a sus compatriotas que han venido acá a delinquir”.

Los venezolanos en Perú, que suman casi un millón, han sido culpados por políticos de todas las tendencias de incrementar la delincuencia. Según datos oficiales de 2019, apenas el 1,8% de las denuncias de delitos recibidas por la policía habían sido cometidas por delincuentes de ese país.

El presidente anunció que impulsará la construcción de dos trenes que recorran los Andes de norte a sur y la costa del Pacífico. También promoverá la edificación de diversos hospitales, incluyendo de las especialidades materno-infantil, neoplasia, clínica-quirúrgica, medicina tropical y salud bucal.

El mandatario juramentará el jueves de forma simbólica en una llanura de los Andes, en la región Ayacucho, donde en 1824 el ejército independentista venció de forma definitiva a las fuerzas españolas.



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