Migración

Albania, clave en ruta a nueva vida para migrantes en Grecia

2021-09-30

Los datos policiales muestran que en Albania las detenciones por entrada ilegal se han incrementado...

Por COSTAS KANTOURIS

IEROPIGI, Grecia (AP) — A principios de la década de 1990, decenas de miles de migrantes albaneses pobres cruzaron los bosques de robles próximos a la localidad de Ieropigi esquivando a las patrullas fronterizas griegas para buscar trabajo en el país vecino tras el colapso del comunismo en Albania.

Treinta años después, el flujo transfronterizo circula en sentido contrario, aunque a una escala mucho menor. Ahora son ciudadanos de Oriente Medio y África quienes cruzan los mismos bosques de robles, desde Grecia a Albania esta vez, a medio camino en su largo periplo hacia el corazón de Europa.

Desde 2018, los migrantes y refugiados que prefieren probar suerte en un país más rico que Grecia han hecho de este tramo relativamente sencillo de la escarpada frontera la principal vía de salida del país por tierra.

Michalis Trasias, un pastor de 69 años que cuida a su rebaño de ovejas del lado griego de la frontera, dijo a The Associated Press que ve grupos de personas rumbo a Albania todos los días.

“Muchos refugiados cruzan, por cientos”, afirmó. “La frontera está solo a cien metros (yardas) de aquí. Los que capturan los albaneses son devueltos. Los que logran continuar, a dónde van, solo lo saben ellos”.

Los migrantes o refugiados que no quieren quedarse en Grecia tienen varias opciones, todas ellas ilegales: subir de polizón en un ferry — o comprar un boleto en una embarcación clandestina — para ir a Italia; usar documentación falsa para tomar un vuelo, o cruzar a Bulgaria, Macedonia del Norte o Albania.

Y con Bulgaria considerado como demasiado peligroso y Macedonia del Norte cada vez mejor protegida, gran cantidad de ellos opta por Albania, aunque sus patrullas se han reforzado con efectivos de la agencia fronteriza de la Unión Europea, Frontex.

Los datos policiales muestran que en Albania las detenciones por entrada ilegal se han incrementado este año, mientras que Macedonia del Norte — en cuya frontera hay 10,000 personas acampadas desde hace cinco años esperando para entrar — reportó un descenso.

Según el Ministerio del Interior albanés, el país está “haciendo todo lo posible para luchar contra los grupos del crimen organizado” que colaboran al tráfico de migrantes, explicó su vocero, Ardian Bita, añadiendo que las autoridades han arrestado a “un número considerable” de contrabandistas de personas este año.

El punto principal para los cruces es una caseta de vigilancia del ejército abandonada, mugrienta y decrépita, y los bosques colindantes a unos cientos metros de la frontera, a media hora desde la localidad griega más próxima, Ieropigi, y a 220 kilómetros (140 millas) al oeste de la segunda ciudad más importante del país, Salónica. Hay agua de una estación de bombeo, de la que sacan también electricidad para cargar sus celulares.

Unas 50 personas estaban acampadas en la zona durante una visita de la AP, esperando para cruzar solos o con la ayuda pagada de traficantes. La población puede aumentar a unos pocos cientos, la mayoría de los cuales son detenidos y desalojados periódicamente por la policía griega. Pocos se quedan mucho tiempo.

Uno de ellos es Shaikh Musa Abdallah, natural de Sudán, que lleva 50 días en la decrépita antigua caseta junto a su esposa y sus cinco hijos, de entre 5 y 15 años.

“Por ahora he intentado cruzar seis veces” a Albania, con la esperanza de continuar a Serbia, dijo a la AP. “Pero Frontex me paró. Para otros es muy fácil cruzar, pero para las familias es muy complicado”.

Abdallah dijo que lleva tres años viviendo en Grecia y ahora se propone abandonar sus esfuerzos de continuar la ruta.

Por su parte, el sirio Mohammad Nour Mahmood Al Damad también se ha visto a regresar a suelo griego seis veces en los últimos siete días. Pero viaja sin niños y está decidido a intentarlo luego de que Grecia rechazó su solicitud de asilo.

“Quiero marcharme, ir a cualquier otro país”, dijo mientras asaba patatas bajo los árboles con un compatriota. “Yo no quiero ir a Europa, solo a Albania o Kosovo. Quiero una buena vida”.

El deseo de Husam Hderi, de 30 años, es el mismo, pero se propone buscarlo más allá.

“Quiero ir a Albania, después a Kosovo y de allí a Bosnia para llegar a Italia”, afirmó este palestino de Siria. “Tengo una familia, dos hijos en Siria. Una vez llegué allí los traeré para que podamos vivir juntos”.

Hderi llegó a Grecia hace un mes a través de la frontera terrestre con Turquía, y fue conducido a Salónica por traficantes de personas. Por el momento les ha pagado 2,200 euros (2.570 dólares) para llegar hasta Ieropigi, y está decidido a seguir más a norte.

“Frontex es un gran problema”, afirmó. “Durante un mes, he estado constantemente tratando de entrar (a Albania) y siguen mandándome de vuelta”.



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