Internacional - Política

Alcaldes llevan un mensaje de acción local a la cumbre ONU

2021-11-02

En la delegación estaban los alcaldes de Los Ángeles, París y Londres,...

Por DANICA KIRKA

GLASGOW, Escocia (AP) — En un tren en dirección a Glasgow, las alcaldesas de Seattle y Freetown, Sierra Leona, se saludaron como hermanas separadas durante mucho tiempo, tras años estrechando lazos con llamadas de Zoom y colaboración en la lucha contra el cambio climático.

Las dos dirigen ciudades en extremos opuestos de la brecha económica y climática: una en la fría esquina noroeste de una de las naciones más ricas del mundo, la otra en la capital de un país empobrecido en el Trópico, en África occidental.

Pero la alcaldesa de Seattle, Jenny Durkan, y su colega de Freetown, Yvonne Aki-Sawyerr, están en el frente de la lucha contra el cambio climático y trabajan para que sus ciudades estén preparadas para la subida del nivel del mar, lluvias torrenciales y calor extremo.

El lunes viajaron a la conferencia climática de Naciones Unidas en Escocia con un grupo de alcaldes de grandes ciudades para reclamar que los líderes mundiales sigan a la ciencia y actúen ahora para cortar un aumento catastrófico de las temperaturas globales.

Aki-Sawyer se describió a sí misma y a los demás regidores como capitanes de pequeños botes que intentan advertir a un transatlántico de los peligros que se avecinan.

“Voy a ponerme de pie en la proa y agitar las manos con furia y voy a decir ‘Miren allá, van a chocar con un iceberg y tienen que detenerse ahora’”, dijo. “Y espero que seamos suficientes haciendo lo mismo para marcar una diferencia”.

Aki-Sawyerr y Durkan forman parte de una delegación del grupo C40 de alcaldes de grandes ciudades que reclaman que se les incluya en la toma de decisiones sobre cómo combatir el calentamiento global y mitigar sus efectos. A los gobernantes municipales se les pedirá que apliquen muchas de las decisiones tomadas por presidentes y primeros ministros, de modo que deben ser consultados y recibir fondos para ejecutar la tarea, afirma el grupo.

En la delegación estaban los alcaldes de Los Ángeles, París y Londres, así como de las ciudades nórdicas de Oslo y Estocolmo, y de Daca, la capital de Bangladesh.

Los alcaldes intentaron recalcar sus credenciales medioambientales haciendo en tren el viaje de 645 kilómetros (400 millas) desde Londres a Glasgow. El tren eléctrico en el que llegaron genera unas siete veces menos emisiones de gases de efecto invernadero por pasajero que el avión.

Juntos, los 97 miembros del grupo C40 tienen más de 700 millones de vecinos, o casi el 10% de la población mundial.

Los alcaldes no estaban solos en señalar que las ciudades jugarán un gran papel en la lucha contra el cambio climático.

Desde 2007, más de la mitad de la población mundial vive en zonas urbanas, una tendencia que va en aumento. Pese al impacto económico del COVID-19, las ciudades siguen viéndose como la vía a una vida mejor porque su densidad y diversidad impulsan la creatividad y la innovación, dijo Bernice Lee, directora de futuros del grupo de estudios Chatham House en Londres.

“Algo crucial, en torno al 80% de las emisiones salen de las ciudades del planeta, de modo que de verdad tienen que formar parte de las soluciones, y las decisiones tomadas en grandes ciudades importan de verdad”, señaló Lee. “Pueden ser entornos magníficos para probar la próxima generación de soluciones”.

La conferencia climática de Naciones Unidas, conocida como COP26, se celebra apenas dos meses después de que un comité internacional de científicos climáticos dijera que se está acabando el tiempo para alcanzar el objetivo de limitar el aumentos de la temperatura global a 1,5 grados Celsius (2,7 grados Fahrenheit) y evitar un cambio climático catastrófico.

Aunque los organizadores dicen que Glasgow es la mejor última oportunidad de cerrar un acuerdo para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, algunos líderes mundiales, como los presidentes de China, Xi Jinping, y Rusia, Vladimir Putin, han decidido no asistir.

China es el mayor emisor mundial de gases de efecto invernadero, seguida por Estados Unidos, la Unión Europea, India y Rusia, según la Agencia Internacional de la Energía.

Freetown ya ha visto el efecto en cadena de una economía en transformación que choca con el calentamiento global.

Un aumento de la migración desde zonas rurales obliga a la gente a construir asentamientos informales cerca de manglares costeros y en colinas en torno a la ciudad, lo que destruye bosques y agrava las inundaciones durante las lluvias intensas. Más de 1,000 personas murieron en un alud de lodo en 2017.

La ciudad ha respondido plantando árboles y trabajando para mejorar el alcantarillado y prevenir inundaciones, explicó el año pasado Aki-Sawyerr al Programa Medioambiental de Naciones Unidas. Un programa dio triciclos a grupos juveniles que recogen basura doméstica para compostarla y devolverla a agricultores urbanos.

“En el sur global hay miles de millones de personas para las que los impactos del cambio climático están ocurriendo hoy. Ahora. Esos medios de vida se están viendo destruidos”, dijo Aki-Sawyerr. “Estos son emisores pequeños, más pequeños (...) y sin embargo las consecuencias son drásticas”.

La lucha contra el cambio climático también se libra a 10,800 kilómetros (6,700 millas) de distancia, en Seattle.

La temperatura en la ciudad, conocida por sus cielos nublados y su lluvia ligera, subieron de 38 grados Celsius (100 Fahrenheit) en tres días consecutivos a finales de junio cuando una masa de aire caliente se asentó sobre el oeste de Estados Unidos y Canadá. el 28 de junio, la temperatura alcanzó los 43 grados Celsius (108 Fahrenheit), la más alta en 151 años de detallados registros.

El estado de Washington registró 138 muertes relacionadas con el calor durante el verano de 2021, en comparación con las siete del año anterior.

Aunque los científicos son reacios a asociar un evento meteorológico concreto con el calentamiento global, las autoridades de Seattle se preparan para una subida del nivel del mar, mareas más altas y olas de calor más frecuentes y duraderas.

Seattle mantuvo su compromiso con el Acuerdo Climático de París después de que el expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, abandonara el pacto. La ciudad fomenta el trasporte público, el ciclismo y los recorridos a pie como alternativas a recorridos individuales en auto, y trabaja para aumentar la eficiencia energética en edificios públicos y privados.

“Los alcaldes están en primera línea en sus ciudades, para cualquier cosa desde quién recoge la basura o no”, dijo Durkan. “La política se traza en el nivel nacional y del gobierno central, su principal desafío es cómo aplicarla. ¿Qué significa eso? ¿Sobre el terreno? Nuestro primer pensamiento es, cómo se aplica y qué significa para la gente de verdad?”.



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