Del Dicho al Hecho

Sobre el aeropuerto Felipe Ángeles hay confusiones, contradicciones y mentiras gubernamentales

2021-11-03

Para ser justos, acaso valdría la pena renombrarlo como el nuevo aeropuerto nacional de...

Por Ricardo Raphael | The Washington Post

El 21 de marzo de 2022 se inaugurará el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), en la base militar de Santa Lucía. Es la principal obra de infraestructura del gobierno mexicano encabezado por Andrés Manuel López Obrador y despierta, por tanto, un gran interés político.

Sin embargo, a solo cinco meses de que abra sus puertas, el AIFA no logra responder algunas preguntas básicas: ¿Se cumplirá la promesa de sustituir el cancelado aeropuerto de Texcoco por un sistema aeroportuario integrado? ¿Se realizarán las obras públicas que se anunciaron para conectar las diversas instalaciones de dicho sistema? ¿El AIFA ayudará realmente a descongestionar el tráfico aéreo y los servicios que actualmente presta el Aeropuerto Internacional de Ciudad de México (AICM)? Y, por último, ¿el AIFA será un aeropuerto de talla internacional?

Las dudas relativas a estas interrogantes provienen del actuar de las autoridades del gobierno federal, cuyas declaraciones a lo largo del tiempo han sido confusas, contradictorias o de plano mentirosas.

El presidente López Obrador ofreció como alternativa a lo que él llamó “el corrupto proyecto de Texcoco” un sistema aeroportuario que se conformaría por el actual AICM, el Aeropuerto Internacional de Toluca (AIT) y el AIFA.

El plan maestro que presentó en agosto de 2018 previó la construcción de un tren rápido que conectaría al AICM con el AIFA. Pero esta promesa cayó pronto en el olvido. En su lugar se previó construir un carril confinado para el transporte de pasajeros en autobús, pero desde febrero del año pasado esta alternativa también se desechó.

De acuerdo con el entonces subsecretario federal de Comunicaciones y Transportes, Carlos Morán Moguel, se calcula que habrá muy pocos vuelos de conexión entre esos dos aeropuertos: “Los vuelos de conexión entre ambas terminales aéreas (AIFA y AICM) serán mínimos, por lo que otorgar un carril exclusivo no se justifica para el trayecto de 46 kilómetros entre (esas dos) instalaciones aeroportuarias”.

Una argumentación idéntica debe tener la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) respecto a la necesidad de conectar el AIT con el AIFA, pues al parecer tampoco habrá vuelos de conexión entre estas otras dos terminales y sería innecesario vincularlos a través de comunicación terrestre de gran velocidad.

Pero sin vuelos de conexión entre instalaciones aeroportuarias no es posible hablar de un sistema integrado. Por tanto, es falso que el cancelado Aeropuerto de Texcoco haya sido sustituido por un sistema como el que prometió el presidente.

Respecto del resto de las obras de infraestructura que darán servicio al AIFA, se tienen previstas las ampliaciones del tren suburbano y del servicio de autobús de pasajeros conocido como Mexibus. Estas dos obras tendrían como clientes principales a las personas que van a trabajar en el nuevo aeropuerto y no tanto a las pasajeras o pasajeros. El tiempo que tomaría trasladarse con equipaje en cualquiera de estos medios de transporte —desde una zona céntrica de la capital hasta el AIFA— será de alrededor de 90 minutos y previsiblemente colocará en desventaja al nuevo aeropuerto respecto del AICM.

Quienes sí podrían interesarse en tomar un vuelo desde el AIFA serán quienes puedan llegar en automóvil, pues el gobierno está realizando obras para conectar el AIFA con el Viaducto Bicentenario, así como la ampliación de carriles en la carretera México-Pachuca. Al final, de las obras públicas ofertadas inicialmente para dar servicio al AIFA solamente se llevarán a cabo aquellas que benefician el transporte para automóviles y las destinadas a trabajadores.

Sobre la saturación de pasajeros, la Dirección General de Aeronáutica Civil declaró formalmente, desde 2013, que el AICM está rebasado y urgió que se descongestionara la demanda anual, entonces de 70 millones de pasajeros, la cual tendería a multiplicarse por dos durante la siguiente década.

El proyecto del aeropuerto de Texcoco, cancelado por López Obrador, intentó dar solución a este asunto mediante 96 posiciones de contacto (puertas directamente conectadas con los aviones), otras 68 posiciones remotas para aeronaves de tamaños medianos y pequeños, y tres pistas cuyo funcionamiento podría operar en paralelo. En total, este aeropuerto pretendía dar servicio simultáneo a 164 aeronaves y 135 millones de pasajeros anualmente.

En contraste, el 21 de marzo del próximo año el AIFA contará solamente con 14 posiciones de contacto y un número indeterminado de posiciones remotas. Según los especialistas, tardaría otros 20 años para tener un total de 34 posiciones directas.

Si a esto se añade que desde de junio de 2020 —contrario a lo prometido un día antes por el presidente López Obrador— la SCT decidió cancelar la construcción de otras 17 posiciones de contacto dentro del AICM, el total de puertas de ambos aeropuertos sumará 77, en comparación con las 96 previstas por el proyecto de Texcoco. Aunque, como ya señalé, esos dos aeropuertos no tendrán vuelos de conexión y por tanto no es posible realmente considerar en conjunto sus respectivas puertas.

Respecto a la factibilidad de que el AIFA sea realmente un aeropuerto de talla internacional, a 150 días de su inauguración solamente la compañía mexicana Volaris ha confirmado que utilizará la instalación para aperturar nuevos vuelos nacionales. La otra empresa que está revisando la posibilidad es Viva Aerobús, la cual también operaría desde el AIFA vuelos nacionales. En contraste, Aeroméxico ya hizo pública su postura de no operar desde el Felipe Ángeles. En resumen, no hay ningún vuelo internacional previsto para operarse desde el AIFA. A menos que algo cambie de aquí a marzo del año próximo, dará únicamente servicio a nivel nacional.

El AIFA no es lo que se dijo que iba a ser: no es parte de un sistema interconectado de aeropuertos, no contará con infraestructura eficiente para facilitar el transporte de pasajeros, no ayudará a descongestionar el actual AICM y tampoco será un aeropuerto internacional.

Para ser justos, acaso valdría la pena renombrarlo como el nuevo aeropuerto nacional de Zumpango, en honor al municipio donde está ubicado.


 



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