Internacional - Seguridad y Justicia
Ucrania reclama a los países de la OTAN nuevas sanciones contra Moscú para disuadirle de una agresión
María R. Sahuquillo | El País
Avdiivka (Ucrania) - Con las tensiones del conflicto cada vez más eléctricas, Ucrania ha instado este miércoles a los países de la OTAN a preparar nuevas sanciones económicas para disuadir a Rusia de una posible agresión. Kiev, que no es miembro de la Alianza Atlántica, pero sí consciente de que es un país geoestratégico para Occidente, cree que la medida ayudaría a evitar la agudización de una crisis cada vez más volátil.
La situación se ha calentado estas semanas con la concentración de unos 114,000 soldados rusos en torno a sus fronteras en un momento en el que la anexión rusa de la península ucrania de Crimea —considerada ilegal por la comunidad internacional— y el conflicto del Donbás cumplen ocho años. La última guerra de Europa, donde los separatistas prorrusos combaten con el apoyo político y militar de Moscú, ha segado ya unas 14,000 vidas, según estimaciones de Naciones Unidas, y ha dejado 1,5 millones de desplazados.
Mientras las advertencias de Moscú suben de tono y planean las acusaciones del Kremlin contra el Gobierno de Volodímir Zelenski, a quien acusa de coquetear con la OTAN y de movilizar a la mitad de su ejército en la zona de conflicto, el líder ucranio ha eludido entrar en las acusaciones y ha pedido este miércoles conversaciones directas con el Kremlin. “Debemos hablar sabiendo que tenemos [delante] a un ejército fuerte y poderoso”, ha dicho en el Parlamento (la Rada) el líder ucranio, que ha insistido en que no teme hablar directamente con su homólogo ruso, Vladímir Putin. Mientras, el Kremlin mantiene que el conflicto es un problema interno ucranio y lleva años definiéndolo como una “guerra civil”.
Cada vez más halcón
Zelenski, un antiguo actor cómico sin experiencia en la política, arrasó en las elecciones hace dos años con la promesa de tratar de negociar con Rusia para resolver el conflicto. Algunos le vieron entonces como un adversario frágil para el veterano presidente ruso. Desde su llegada al poder, sin embargo, el líder ucranio ha adoptado posiciones de halcón, férreas en defensa. “Cerremos este tema, este es nuestro país y tenemos que luchar por nuestros territorios lo mejor que podamos”, ha insistido Zelenski en su discurso anual sobre el estado de la nación.
Las movilizaciones anticorrupción y proeuropeístas de 2013 terminaron con el desalojo y huida del entonces presidente Víktor Yanukovich, aliado del Kremlin, y derivaron en la anexión rusa de la península de Crimea y la guerra del Donbás. Desde que se produjo este giro a Occidente, Moscú ha tratado de mantener a Ucrania, una antigua república soviética de 44 millones de habitantes, bajo su esfera de influencia y, sobre todo, de evitar que Kiev y la OTAN estrecharan sus vínculos. En los últimos días, cuando la tensión en un conflicto que se ha estado cociendo a fuego lento arrecia, los temores en Ucrania a una nueva guerra caliente se avivan.
Moscú asegura que cree que Kiev podría estar preparando una ofensiva para recuperar el control de las regiones de Donetsk y Lugansk, autoproclamadas repúblicas. Rusia ha otorgado en estos territorios unos 600,000 pasaportes y un reciente decreto firmado por Putin establece como prioridad para Moscú brindar asistencia humanitaria y abrir mercado a sus productos. El Gobierno ucranio ha negado que tenga planes de ofensiva y contempla el argumento de Rusia como una excusa para intervenir e iniciar una agresión armada a gran escala en el Donbás.
El aumento de las hostilidades en las últimas semanas, coronado con las llamadas de alerta de la OTAN sobre la amenaza rusa, subraya la fragilidad del alto el fuego que supuestamente impera a lo largo de la línea del frente en la guerra del este de Ucrania. También muestra la congelación de los acuerdos diplomáticos firmados en 2015 en Minsk, con la mediación de Francia y Alemania.
Jamileth
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