Migración
Tras escapar de la guerra en Ucrania, se encuentran con empleadores que les ofrecen un sueldo
Liz Alderman and Patricia Cohen | The New York Times
PARÍS — Las empresas alemanas prometen miles de puestos de trabajo para los refugiados ucranianos. Las compañías portuguesas prometen formación lingüística para los ucranianos que buscan trabajo. En Lituania, las empresas ofrecen servicios de guardería en el lugar de trabajo para ayudar a las mujeres ucranianas a integrarse sin problemas al mundo laboral.
Conforme aumenta el éxodo de ucranianos en tiempos de guerra, las empresas se apresuran a ofrecer empleo, desde puestos de ingeniería de alto nivel hasta trabajos en lugares de venta minorista y en fábricas, para ayudar a los desplazados por los combates a establecerse rápidamente, así como para cubrir su propia escasez de mano de obra.
El alcance de la ayuda tiene tal velocidad y con una amplitud que es poco habitual en la Unión Europea. A diferencia de los refugiados que han inundado Europa desde las guerras en Siria, Irak y Afganistán, los tres millones de ucranianos que huyen de las bombas rusas son direccionados con rapidez hacia una situación de protección y empleo, pues los gobiernos renuncian a los requisitos de visado y proporcionan acceso casi instantáneo a los mercados de trabajo y la educación.
Miles de puestos de trabajo se ofrecen de manera exclusiva a los refugiados ucranianos por agencias de contratación locales y a través de una amplia red de bolsas de trabajo en línea que ha surgido en las redes sociales.
“Trabajaré en lo que sea”, comentó Nastya Filipas, de 25 años, que escapó a Rumania la semana pasada con su hermana de 15 años, Viktoryia, cuando el asalto ruso se acercó a su ciudad natal, Odesa.
Con solo 200 dólares en el bolsillo, las hermanas planeaban quedarse con una amiga ucraniana que había rentado un departamento en Bucarest. Nastya dijo que en Ucrania trabajó en restaurantes, como costurera y fabricando alfombras a mano.
“Espero encontrar algo”, expresó, y añadió que le preocupaba que no poder hablar rumano o inglés fuera un obstáculo.
No obstante, a muchos otros les han ofrecido trabajos antes de que hayan decidido si se quedan.
Algunas ofertas están destinadas a cubrir vacantes que han languidecido en Europa desde la reapertura de las economías tras los cierres por el coronavirus, en sectores que van desde la atención sanitaria en Alemania hasta el trabajo en almacenes en la República Checa.
La semana pasada, la empresa de trabajo temporal Adecco puso en marcha un sitio web de contratación para poner en contacto a los solicitantes de empleo ucranianos con los empleadores. Más de 200 empresas han publicado puestos de trabajo, y casi 900 ucranianos se han registrado en la plataforma.
“El trabajo es la base de su capacidad para empezar una nueva vida y asegurar su futuro”, aseguró el director general de Adecco, Alain Dehaze.
En Alemania, donde hay más de 300,000 puestos de trabajo vacantes, un grupo de empresarios creó JobAidUkraine para ayudar a los refugiados a encontrar trabajo a medida que llegaban por tren, autobús y avión. En un día reciente, casi 30,000 visitantes en línea recorrieron más de 5000 puestos de trabajo anunciados por empresas desde Londres hasta Lisboa, Portugal, para trabajar por turnos en restaurantes McDonald’s, especialistas en recursos humanos, desarrolladores de software y auxiliares de enfermería.
“Nos ha sorprendido que haya empresas grandes y pequeñas que se anuncien en todos los sectores, desde programadores hasta agricultores o bares”, señaló Christina Kaesshoefer, cofundadora del sitio web. “La gente quiere hacer todo lo que pueda para ayudar”.
A pesar de la buena voluntad, hay desafíos.
Ucrania es reconocida por su mano de obra calificada, pues el 70 por ciento de los trabajadores finalizaron la educación secundaria o superior. El país cuenta con la mayor fuerza de ingeniería tecnológica de Europa central y oriental, lo que atrae a Microsoft, Cisco, Google y otras empresas multinacionales a subcontratar trabajo ahí.
Sin embargo, la guerra ha destrozado toda una sociedad. Programadores, abogados y camioneros se encuentran entre las decenas de miles de hombres ucranianos, de entre 18 y 60 años, que han tomado las armas para defender su país. La mayoría de los refugiados que salen son mujeres y niños que se ven obligados a dejar atrás a sus maridos, padres y hermanos.
Estos necesitan vivienda, guardería y plazas escolares antes de poder empezar a trabajar. Muchas mujeres están ansiosas por regresar rápidamente a Ucrania, en cuanto la guerra haya terminado.
Sin embargo, la situación en Ucrania sigue siendo muy inestable y podría obligar a los refugiados a reasentarse en sus nuevas comunidades, prolongando su vida como migrantes.
“Los refugiados que piensan que quieren volver pronto quizás permanezcan por mucho más tiempo de lo que piensan”, explicó Giovanni Peri, director del Centro de Migración Global de la Universidad de California, campus Davis.
Y más allá de las abundantes ofertas de trabajo, hay que superar otras barreras si los refugiados recién llegados quieren reasentarse.
Muchos refugiados ucranianos hablan ruso y han acudido a países de Europa del Este donde se habla un poco de ruso y hay un gran número de ucranianos que ya trabajan ahí. Pero muchos otros emigran hacia lugares más lejanos, a Alemania, Francia o Portugal, donde las barreras lingüísticas pueden ser desalentadoras.
En Portugal, el gobierno ofrece cursos de portugués como parte del esfuerzo más amplio de la Unión Europea para acelerar la integración. Las empresas portuguesas ya registraron 20,000 ofertas de trabajo para ucranianos en los sectores de las tecnologías de la información, transporte y hostelería.
El cuidado de los niños puede ser un reto aún mayor. En Francia, las madres ucranianas han podido escolarizar de inmediato a sus hijos mientras buscaban trabajo.
No obstante, en países más cercanos a Ucrania, como Polonia, donde se han aglomerado enormes cantidades de refugiados en poco tiempo, muchas escuelas están por encima de su capacidad. En Lituania, donde hay 20,000 refugiados ucranianos, las empresas están encontrando la manera de recibir a las madres trabajadoras, dijo Inga Balnanosiene, directora de los servicios de empleo del Ministerio de Trabajo lituano.
Muchos de los que llegan están certificados como periodistas, abogados, programadores tecnológicos e ingenieros, mientras que otros han trabajado en puestos de trabajo calificados, afirmó. Las empresas han creado jardines de niños o guarderías, lo que permite a los recién llegados estar cerca de sus hijos mientras desempeñan funciones de personal sanitario, profesores, programadores y costureros.
aranza
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