Internacional - Seguridad y Justicia

Líderes bálticos y polaco viajan a Kiev en señal de apoyo

2022-04-13

El presidente de Lituania, Gitanas Nauseda, afirmó que los líderes que viajaron a...

Por ADAM SCHRECK y OLEKSANDR STASHEVSKYI

KIEV, Ucrania (AP) — Los presidentes de cuatro países próximos a Rusia viajaron el miércoles a Kiev para mostrar su apoyo a Ucrania, un día después de que el presidente ruso, Vladimir Putin, advirtió que continuará con su ofensiva sangrienta de siete semanas hasta su “culminación plena”.

Los mandatarios de Polonia, Lituania, Letonia y Estonia —todos miembros de la OTAN y preocupados por ser el próximo blanco de Moscú si Ucrania cae— viajaron por tren para reunirse con su homólogo ucraniano, Volodymyr Zelenskyy.

En una de las batallas más cruciales de la guerra, Rusia dijo que más de 1,000 soldados ucranianos se rindieron en la asediada ciudad portuaria de Mariúpol, donde las fuerzas ucranianas han estado resistiendo en zonas de la ciudad. No fue posible verificar la información.

Rusia invadió Ucrania el 24 de febrero con el objetivo, según funcionarios occidentales, de tomar Kiev, derrocar al gobierno e instalar en su lugar uno afín al Kremlin. En las siete semanas transcurridas desde entonces, el avance terrestre se ha estancado y las fuerzas rusas habrían perdido a miles de combatientes. La guerra ha obligado a huir a millones de ucranianos, sacudió la economía global, hizo peligrar el suministro global de alimentos y quebró el equilibrio instalado en Europa tras la Guerra Fría.

Por primera vez, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, calificó las acciones de Moscú en Ucrania de “genocidio”. Dijo el martes que “Putin intenta acabar siquiera con la idea de ser ucraniano”.

Zelenskyy aplaudió el uso del término por parte de Biden, afirmando que “llamar a las cosas por su nombre es esencial para hacer frente al mal”.

“Estamos agradecidos por la ayuda proporcionada por Estados Unidos hasta ahora y necesitamos urgentemente más armas para evitar más atrocidades rusas”, agregó en un tuit.

El presidente de Lituania, Gitanas Nauseda, afirmó que los líderes que viajaron a Ucrania el miércoles tenían planeado entregar “un potente mensaje de respaldo político y asistencia militar”.

Nauseda estaba acompañado por el presidente de Estonia, Alar Karis; el de Polonia, Andrzej Duda, y el de Letonia, Egils Levits. La comitiva también tiene previsto debatir las investigaciones sobre los presuntos crímenes de guerra rusos, como la masacre de civiles.

Un informe encargado por la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) encontró “patrones claros de violaciones (del derecho internacional humanitario) por parte de las fuerzas rusas en la conducción de las hostilidades”. El informe fue escrito por expertos seleccionados por Ucrania y publicado el miércoles por la OSCE, con sede en Viena, una organización que promueve la seguridad y los derechos humanos.

Agregó que “también se identificaron algunas violaciones y problemas con respecto a las prácticas atribuibles a Ucrania”.

Ucrania ha reconocido previamente que podría haber “incidentes aislados” de violaciones y ha dicho que los investigará.

Putin, sin embargo, ha negado que sus tropas hayan cometido atrocidades y el martes insistió en que su país “no tenía otra opción” que la invasión, alegando que la ofensiva tenía como objetivo proteger a la población de las zonas orientales de Ucrania, controladas por rebeldes prorrusos, y “garantizar la propia seguridad de Rusia”. Además, advirtió que “continuará hasta completarla a cabalidad y se cumplan las tareas que se han fijado”.

El líder ruso insistió en que la campaña iba según lo previsto a pesar de las retiradas importantes y las pérdidas significativas.

Ante la imposibilidad de llegar a la capital, las fuerzas del Kremlin se preparan para emprender una gran ofensiva en la zona oriental del Donbás, donde los separatistas aliados de Rusia luchan contra las fuerzas ucranianas desde 2014. Antes del inicio de la invasión, Moscú reconoció las declaraciones de independencia de los separatistas. Algunos estrategas militares dicen que los líderes rusos creen que el apoyo local, la logística y el terreno de la región favorecen a su ejército, más grande y mejor armado, lo que le permitiría cambiar por fin la marea a su favor.

El Ministerio de Defensa de Gran Bretaña dijo el miércoles que “la incapacidad para cohesionar y coordinar la actividad militar ha obstaculizado la invasión rusa hasta la fecha”. Funcionarios occidentales dicen que Moscú nombró recientemente a un nuevo general de alto rango para la guerra, Alexander Dvornikov, para tratar de controlar la campaña.

Una pieza clave de esa campaña es Mariúpol, una ciudad del Donbás y que las fuerzas rusas sitiaron y atacaron casi desde el inicio del operativo.

El asesor presidencial ucraniano Mykhailo Podoliak tuiteó que los defensores de la ciudad estaban escasos de suministros, pero que estaban “luchando bajo las bombas por cada metro de la ciudad”.

El vocero del Ministerio de Defensa ruso, el general Igor Konashenkov, dijo el miércoles que 1.026 efectivos de la 36ta brigada de la Marina se rindieron en una planta metalúrgica en la ciudad. No estuvo claro cuándo se produjeron supuestas las capitulaciones ni cuántas fuerzas seguían defendiendo Mariúpol.



Jamileth