Internacional - Seguridad y Justicia

Bucha, ciudad ucraniana mártir, de la victoria a la reconstrucción

2022-07-04

"Reconstruiremos todo", prometió el jefe de gobierno italiano Mario Draghi el 16...

Catherine TRIOMPHE | AFP

La calma volvió a Bucha. En este domingo de julio, la gente hace sus compras y algunos hombres y mujeres charlan delante de un pequeño mercado donde se venden frambuesas y cerezas recién recolectadas. Cerca, una pareja pasea con un cochecito y un adolescente, con un piercing en la nariz, anda en skate por la calle.

Tres meses pasaron desde que periodistas de la AFP descubrieron el 2 de abril en la calle Yablunska veinte cuerpos de civiles muertos, primeros indicios de las atrocidades cometidas durante la ocupación rusa en estos suburbios del noroeste de Kiev --Bucha, Irpin, Borodianka-- conocidos antes por su tranquilidad y su cercanía con la naturaleza.

En este inicio de julio, los estigmas de los combates son visibles aún en todas partes: vidrios rotos, impactos de bala, muros agujereados. A lo largo de la avenida Vokzalnaya, que une Bucha e Irpin, los edificios destruidos o gravemente dañados se suceden: casas, edificios residenciales, tiendas y centros comerciales.

Estos suburbios de la capital se convirtieron en el símbolo de la brutalidad de la invasión rusa de Ucrania, y en un lugar de peregrinación para todos los líderes occidentales de visita en el país.

"Reconstruiremos todo", prometió el jefe de gobierno italiano Mario Draghi el 16 de junio en Irpin junto al presidente francés Emmanuel Macron y el canciller alemán Olaf Scholz.

Líderes de una docena de países y organizaciones internacionales se reúnen lunes y martes en Lugano, Suiza, para trazar las grandes líneas de un "plan Marshall" que debe acelerar la reconstrucción de Ucrania, una tarea que podría costar cientos de miles de millones de dólares.

- "Ninguna información" -

¿Por dónde comenzar? Katia Yolshina, de 66 años, muestra los dos grandes agujeros en los muros del apartamento en el que vive desde hace 20 años en el octavo y último piso de un edificio que no es sin embargo uno de los más dañados.

"El responsable (del inmueble) nos dijo que completemos unos formularios y que nos darían dinero. Pero desde entonces está ausente y no tenemos ninguna información", dice la mujer que volvió a Bucha a principios de mayo tras seis semanas.

"¿Qué recibiremos y cuándo lo recibiremos? No sé nada", agrega, sin queja en su voz, solo un temblor que traiciona sus esfuerzos por contener las lágrimas.

De hecho, la reconstrucción no parece ser por el momento la primera preocupación de los habitantes de Bucha. A pesar de que muchos de ellos, que habían huido de la ocupación rusa, regresaron desde hace ya varias semanas y que algunos se pusieron a plantar flores en la puerta de los edificios o trabajar en sus huertos.

Muchos subrayan que, si la calma regresó a la región de Kiev, la guerra no da tregua en otras regiones de Ucrania, por ejemplo en el este y el sur del país. Y el miedo de una nueva ofensiva rusa está en la mente de todos.

- "Si recomienza..." -

Estos último días aumentaron los rumores de un ataque inminente desde Bielorrusia, cuya frontera se encuentra a un centenar de kilómetros al norte.

Estos temores se ven alimentados por declaraciones del presidente bielorruso Alexander Lukashenko, primer aliado de Vladimir Putin, que el sábado acusó a los ucranianos de lanzar misiles contra su país y amenazó con responder.

"Es aterrador", confiesa Nadezhda Stenenkova, de 75 años. "Ahora todo va bien, está tranquilo, pero seguimos teniendo este miedo de que ellos (los rusos, ndlr) vuelvan, porque no están lejos y continúan destruyendo ciudades y pueblos (...) No nos podemos sentir en paz, los 'fascistas' rusos pueden volver en cualquier momento", dice.

En estas condiciones, incluso si lo obreros visitaron viviendas para medir puertas y ventanas rotas con la promesa de reemplazarlas en las próximas semanas, "todo el mundo no está listo para reparar, tiene miedo de Lukashenko, no sabemos lo que va a hacer", continúa Stenenkova.

"Nos vamos a dormir sin saber si nos despertaremos mañana", afirma de su lado Vera Semeniuk, una jubilada de 65 años. "Todo el mundo regresó, muchos colocan nuevas ventanas. Sería terrible si recomienza y es necesario volver a abandonar todo", dice.

"Por supuesto esperamos que los países extranjeros van a ayudarnos" a reconstruir, afirma. "Pero nuestra principal esperanza es que nuestros militares logran la victoria con el apoyo y las armas enviadas desde el extranjero".
 



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