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Neymar, cinco años del traspaso que abrió una nueva era

2022-08-02

Si hace cinco años el presidente del PSG, Nasser Al Khelaifi, aseguraba que "en dos o...

 

París, 2 ago (EFE).- Hace cinco años, Neymar se convertía en el futbolista más caro de todos los tiempos cuando el París Saint-Germain pagaba al Barcelona los 222 millones de euros de su cláusula de rescisión, una operación que cambiaba la relación de fuerzas del fútbol europeo.

Por vez primera, una estrella de orden internacional, que acababa de ser tercero de la lista del Balón de Oro y estaba llamado a ser el heredero del argentino Lionel Messi, pasaba de uno de los clubes tradicionalmente más poderosos de Europa para comprometerse en uno de los nuevos ricos alimentado por los petrodólares del Golfo Pérsico.

El golpe de efecto fue enorme, el fútbol francés celebraba la llegada de una estrella como nunca antes habían tenido y, sobre todo, habérselo arrebatado a un club que en el pasado se llevó a algunos de sus mejores jugadores.

El PSG se cobró la revancha de nombres como Ronaldinho y lo hizo a cambio de una cantidad nunca antes pagada en el fútbol y que no ha sido igualada desde entonces.

Neymar llegó para hacer triunfar el proyecto deportivo catarí en París, huyendo de la demasiado pesada sombra de Messi y dispuesto a llevar al club francés a lo más alto de Europa.

Pero su huella se ha ido desdibujando, su peso deportivo se ha visto diluido por la emergencia de otras estrellas, en particular del francés Kylian Mbappé, o la llegada de jugadores de más renombre, como el propio Messi.

Si hace cinco años el presidente del PSG, Nasser Al Khelaifi, aseguraba que "en dos o tres años" el valor del jugador "se multiplicará por dos o por tres", hoy día la realidad es otra.

Neymar ha perdido valor, no goza del cariño de los aficionados y ya no es una pieza clave en el PSG que, incluso, no se opone a su salida si llega una oferta consecuente.

Pero su enorme salario, elevado el año pasado cuando el club le prolongó el contrato pocos meses antes de hacer lo mismo con el de Mbappé, es un obstáculo de talla para que cualquier otro equipo se interese a un jugador de 30 años.

 



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