Calamidades

La reconversión hospitalaria aumentó la mortalidad en México

2021-10-18

En su momento, muchos reporteros y reporteras acataron la instrucción de López-Gatell...

Paris Martínez | The Washington Post

El 4 agosto de 2020, luego de cinco meses de emergencia sanitaria, el subsecretario de Salud mexicano, Hugo López-Gatell, reconoció en una conferencia de prensa que la reconversión hospitalaria diseñada para la atención de pacientes con COVID-19 provocó un “rezago” en la atención de personas con otro tipo de padecimientos.

El funcionario omitió mencionar de qué tamaño era ese rezago y cuál era su costo en vidas. Por el contrario, pidió expresamente a la prensa no difundir información al respecto: “Si ustedes ponen en sus notas algunas ideas de estas, van a confundir a la población”. Sus palabras, no obstante, quedaron registradas en la versión estenográfica.

Para conocer el costo humano de la reconversión hospitalaria tuvo que pasar un año. Y se logró no gracias a la autoridad de salud, sino de una reportera: Natalia Ruiz , estudiante de la Unidad de Investigaciones Periodísticas de la UNAM. El 5 de septiembre dio a conocer que a los más de 200,000 fallecimientos ocurridos en 2020 a causa del COVID-19, es necesario añadir el aumento de 18% en la mortalidad por otras enfermedades, principalmente circulatorias, endócrinas, nutricionales y metabólicas.

La cifra no es menor: en 2020 murieron 137,133 personas más que en 2019, ninguna de ellas por COVID-19, sino por una mala atención en los hospitales públicos mexicanos. Los recursos destinados a atender sus padecimientos se desviaron hacia la atención de la pandemia.

Las estadísticas oficiales no solo exhiben un incremento de muertes por enfermedades distintas a COVID-19. Enterrados bajo una decena de capas digitales de información oficial, la página de internet de la Secretaría de Salud oculta los registros hospitalarios relativos al 2020. De acuerdo con estos registros, el año pasado hubo 6,141 tipos de enfermedades cuya atención se redujo sensiblemente en las unidades médicas públicas. Eso representa 42% de los padecimientos identificados por la ciencia médica y reconocidos por el sector salud.

Como consecuencia de la reconversión hospitalaria, la atención a esos padecimientos bajó 33%, en comparación con 2019. Esta reducción se presentó en las dos categorías de “atención” existentes en las unidades médicas: las atenciones de primera vez cayeron 34.6%, y las de seguimiento 27%. Ese fue el tamaño del “rezago” en la atención de enfermedades distintas a COVID-19 del cual López-Gatell no quiso hablar y del cual pidió a la prensa que no hablara.

Es momento de que las autoridades sanitarias den a conocer todos los datos al respecto y las acciones que tomarán para que esto no siga sucediendo mientras transcurre la pandemia.

Porque según los registros mencionados, en aquellos padecimientos en los que se redujo la atención hospitalaria también aumentó la mortalidad. La diabetes —una de las principales causas de muerte entre la población mexicana— es buen ejemplo de esa relación: el año pasado la atención a personas con diabetes mellitus tipo 2 se redujo 36.5% , y las muertes por esta enfermedad aumentaron 49%, de acuerdo con los registros de mortalidad general del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). La atención de pacientes con diabetes mellitus tipo 1 bajó 29.5%, y las muertes aumentaron 37%.

Otras enfermedades endócrinas, metabólicas y nutricionales muestran el mismo patrón. Por ejemplo, la atención de pacientes con hipotiroidismo se redujo 42.7% y el número de muertes se elevó 21%. Y mientras la atención de personas con obesidad cayó 63%, las muertes se dispararon 134%.

En cuanto a las enfermedades del sistema circulatorio, en 2020 disminuyó 45% la atención de personas con paro cardiaco; 39% la atención de casos de fibrilación y aleteo auricular; 34% la de enfermedades del sistema circulatorio que complican el embarazo; y 20% la de personas con malformaciones congénitas de grandes arterias. Según los registros del Inegi, el total de muertes por estas enfermedades, en su conjunto, aumentó 33%.

Desde antes de la pandemia de COVID-19, los padecimientos crónicos asociados a enfermedades endócrinas, metabólicas y circulatorias ya se consideraban como “emergencias epidemiológicas”. Lo afirmó López-Gatell en julio de 2020: la atención a estas enfermedades es una de las “mayores prioridades” del actual gobierno, sobre todo a raíz de la contingencia sanitaria.

El funcionario ha insistido en que el sector de la población con mayor vulnerabilidad ante los síntomas graves de COVID-19 son, precisamente, las personas con estos padecimientos crónicos. Esta preocupación, dijo, se traduciría en una “nueva perspectiva” de atención por parte de la actual administración.

Sin embargo, las estadísticas oficiales tanto de hospitalización como de fallecimientos revelan que, en la estrategia de reconversión hospitalaria diseñada para dar respuesta a la pandemia, parte de la táctica implicó sacrificar precisamente a las personas con estos padecimientos crónicos. En su momento, muchos reporteros y reporteras acataron la instrucción de López-Gatell de no tocar este tema, pero las cifras son contundentes.

México contaba con fondos para aumentar los recursos humanos y materiales disponibles para la atención de la salud, pero el gobierno tuvo que decidir qué le importaba más: entre las obras emblemáticas de la presidencia de Andrés Manuel López Obrador y los miles de enfermos que no padecían COVID-19, las autoridades optaron por invertir en las primeras y sacrificar a los segundos. Solo en 2020, el primer año de la pandemia, se presupuestaron poco más de 40,000 millones de pesos a la construcción de la refinería Dos Bocas y 9,700 millones para el Tren Maya.

Aunque sea tarde para muchos otros, sería útil que las autoridades revisen sus decisiones pasadas y ajusten sus prioridades. Hoy mismo, cientos de miles de personas esperan iniciar un tratamiento o reactivarlo pronto. Todavía es posible ahorrarles muchas penas, salvar vidas.



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