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Leopoldo López: cinco años retando al chavismo

2019-02-18

Tres años y casi cinco meses de cárcel, más otro año y siete meses de...

Por DANIEL LOZANO y DIEGO SANTANDER, El Mundo

"¡Yo les pido que no perdamos la fe!". Hoy se cumplen cinco años desde que el líder opositor Leopoldo López, megáfono en mano y bandera de Venezuela al cuello, se entregara a la Guardia Nacional Bolivariana tras despedirse de su país subido a la estatua del libertador cubano José Martí. Cinco años que se han convertido en un 'vía crucis' para el preso político más emblemático del chavismo, siempre en la mira de la revolución, inhabilitado por orden de Hugo Chávez desde la década pasada por miedo a su tirón popular. 

Tres años y casi cinco meses de cárcel, más otro año y siete meses de arresto domiciliario, pese a que el fiscal de su juicio, huido a EU, reconoció que pruebas y testigos eran todos una gran farsa. La condena política contra el fundador de Voluntad Popular (VP) es de casi 14 años de prisión.

El quinto aniversario de una injusticia que, paradojas venezolanas, llega hoy cuando uno de sus discípulos preferidos, Juan Guaidó, encabeza el mayor desafío contra la revolución en sus dos décadas de poder absoluto. Como si de una pequeña venganza personal se tratara, aunque el Leopoldo López de hoy es otro hombre al que se introdujo en la tanqueta militar aquel día de febrero. Un líder distinto, más sereno, más reflexivo, al que reclutó a buena parte de los dirigentes estudiantiles que derrotaron a Hugo Chávez en 2007 y que conforman hoy la base de su movimiento político.

"Leo permanece en pie de lucha", reconocieron a EL MUNDO en el equipo de trabajo del presidente encargado. López tiene la palabra final en las decisiones de la organización y su opinión es fundamental en cada paso de Guaidó, incluidos detalles de sus discursos en las manifestaciones, añaden dirigentes de VP. Ni el grillete electrónico en torno a su tobillo ni la vigilancia permanente de la policía política han impedido que el ex alcalde de Chacao sea uno de los principales arquitectos del pulso democrático contra la todopoderosa revolución.

"Leopoldo López sigue estando preso, pero siempre estamos tratando de mantenernos en contacto. No puede recibir visitas, pero siempre estamos muy atentos, muy alineados", desveló a EL MUNDO el presidente del Parlamento. Tanto en los días previos a su juramentación como en las decisiones posteriores, trascendentales en un momento histórico inédito, la figura de López fue la que aportó más serenidad al equipo político de Guaidó.

Desde muy temprano en la mañana, López se conecta a Internet: llamadas por Skype con presidentes y ex presidentes, intercambio de mensajes encriptados con líderes políticos, desde el propio Guaidó hasta cualquier dirigente de un pueblo perdido en el país petrolero y correos con expertos en economía.

A su casa en el este de Caracas sólo entran familiares. Apenas un puñado de dirigentes cercanos o amigos puede visitarle. Cuando lo hacen, ven a López hacer malabares entre el trabajo político y el cuidado de sus tres hijos: Manuela, de nueve años, Leopoldo, de seis, y Federica, de uno, nacida durante su cautiverio.

"Mi casa está convertida en una cárcel rodeada de policías del Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin) en los que no confiamos, porque en manos del Sebin han muerto presos políticos. Leopoldo ha hecho política desde otra perspectiva, una política de tejer la unión verdadera, de unir a todos los que quieren lo mismo", contestó a este diario su esposa, Lilian Tintori.

"El rol de Leopoldo ha sido decisivo, fundamental, sobre todo en el ámbito internacional. Habla con ministros, presidentes, cancilleres y organismos multilaterales, afina la estrategia en contacto con Guaidó y el partido", agregó Roland Carreño, uno de los aliados más cercanos al presidente encargado y testigo de cómo el líder de VP ha buscado con ahínco la unidad de los partidos políticos opositores, una utopía muy lejana al acabar 2018.

"La sinergia entre Leopoldo y Juan es total, en ningún momento hubo discrepancias. El apoyo es permanente. Nunca ha actuado con desconfianza ni con recelo. Él entiende que este es el momento para sumar", aseguró el diputado Juan Andrés Mejía, dirigente clave en VP ante el exilio de otros dirigentes y el asilo de Freddy Guevara en la embajada chilena de Caracas.

El trabajo de López, quien tiene prohibido declarar a los medios, implica riesgos, uno de ellos es que el Gobierno lo devuelva a la prisión militar de Ramo Verde, donde pasó largas temporadas completamente aislado. "Él está consciente del riesgo, pero también sabe la responsabilidad que tiene. Lo más sencillo sería no hacer nada, pero las amenazas no van a impedir que él siga luchando", expresó Mejía.

"Siempre hay rumores de que se lo van a llevar, vivimos con ese miedo, con esa angustia, pero lo superamos por el coraje", sentenció Tintori. Y por la fe, como le gusta añadir al líder opositor.
 



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