Del Dicho al Hecho

Razones

2019-05-17

Para empezar, el canciller Marcelo Ebrard no podrá entrar a las reuniones de mandatarios que...

JORGE FERNÁNDEZ MENÉNDEZ

¿Por qué no quiere ir el presidente López Obrador a la reunión del G20 en Osaka, Japón? Argumentar que está muy ocupado con la agenda interna es ridículo, como si los otros mandatarios estuvieran en un lecho de rosas. México pierde mucho si no va.

Para empezar, el canciller Marcelo Ebrard no podrá entrar a las reuniones de mandatarios que son exclusivas y cerradas. En otras palabras, estaremos sin voz en los acuerdos reales que allí se tomen, en un momento crítico para la economía y las relaciones políticas internacionales.

Segundo: si fuera, el presidente López Obrador se toparía con algo que no le gusta afrontar: el mundo real, ese que está más allá de las conferencias mañaneras, de las superficialidades y las declaraciones. Para el ego de un líder muy local siempre es difícil ponerse en contacto con el mundo real y con quienes detentan los liderazgos mundiales. Ése fue un mérito indiscutible, por ejemplo, de Lula da Silva, el exmandatario de Brasil, que siempre utilizó esos foros para aprender, ganar presencia e inversiones para su país. Lula se llevaba igual de bien con los hermanos Castro que con Barack Obama, Angela Merkel, Vladimir Putin o Xi Jinping. Y Lula jamás habló una palabra de inglés. Era, simplemente, un tema de personalidad.

Claro que llegar a la reunión del G20, como dice nuestro amigo Pascal Beltrán del Río, después de un vuelo en turista y con escalas hacia Osaka, puede dejar agotado y minimizado a cualquiera, pero serviría también para entender que el avión presidencial no era un simple capricho. No es verdad que, como dice el presidente López Obrador, la mejor política exterior es la política interior. Ésa es una coartada para no afrontar una de sus mayores debilidades: el mundo exterior, la conexión de México con el mundo globalizado, le guste o no. Y la única forma de superar los miedos es afrontarlos. López Obrador pierde una oportunidad de aprender (a él que le gusta tanto enseñar) al no ir a Osaka.



Jamileth