Detrás del Muro

Las visas de estudiantes peligran en Estados Unidos debido a una medida del gobierno de Trump

2020-07-10

Pero Jenks dijo que no veía la política anunciada el lunes como una “nueva...

Por Miriam Jordan, Zolan Kanno-Youngs y Dan Levin | Reuters

LOS ÁNGELES — Una directiva del gobierno de Donald Trump que despojaría a los estudiantes universitarios internacionales de sus visas si sus cursos fueran completamente en línea causó una gran confusión el martes, cuando los estudiantes se apresuraban para aclarar sus estatus y las universidades estaban reevaluando sus políticas de reapertura en el otoño en medio de la pandemia de coronavirus.

La medida de la Casa Blanca, anunciada el lunes, fue vista como un intento de presionar a las universidades a reabrir sus puertas y abandonar los enfoques cautelosos que muchos han anunciado que adoptarán para reducir la transmisión de la COVID-19.

El efecto puede ser la reducción drástica del número de estudiantes internacionales que se matriculan en el otoño. Junto con los retrasos en el procesamiento de las visas como resultado de la pandemia, los defensores de los inmigrantes dicen que las nuevas reglas, que aún deben ser finalizadas este mes, podrían desalentar a muchos estudiantes extranjeros a asistir a universidades estadounidenses, donde a menudo pagan la colegiatura completa.

“Las repercusiones financieras para las instituciones son potencialmente muy traumáticas”, dijo Daniel J. Hurley, director ejecutivo de la Asociación de Universidades del Estado de Michigan, que representa a las universidades públicas del estado. Citó estudios que muestran que 33.236 estudiantes internacionales contribuyeron con 1200 millones de dólares a la economía de Michigan en 2018.

Janet Napolitano, presidenta del sistema de la Universidad de California y exsecretaria de Seguridad Nacional durante la presidencia de Barack Obama, describió la regla como un “doble golpe” que probablemente resultaría en recortes presupuestarios en muchas escuelas, que ya han sufrido financieramente durante la pandemia.

“Las universidades no necesitan ninguna presión adicional para reabrir”, dijo Napolitano. “Creo que a la mayoría de las universidades les encantaría reabrir y estar completamente en persona en las clases y tener sus dormitorios completamente ocupados”.

Pero la preocupación de que sus campus se conviertan en focos de infección de coronavirus ha llevado a muchas universidades a adoptar medidas para reducir la exposición, desde exigir cubrebocas en las aulas hasta limitar las actividades sociales y reducir el número de estudiantes invitados a volver al campus. Muchas han anunciado un enfoque híbrido que ofrecería algunas clases presenciales pero una cantidad significativa de cursos virtuales.

Tales cambios, junto con las nuevas reglas, podrían poner en riesgo las visas de estudiantes extranjeros, conocidas como visas F-1. Los estudiantes internacionales cuyas universidades no estén planeando clases presenciales —lo que es el caso en escuelas como la Universidad de Southern California y Harvard— deberán regresar a sus países de origen si ya están en Estados Unidos. A los que están en el exterior no se les otorgará permiso para ingresar al país para tomar cursos en línea.

El miércoles, Harvard y el Massachusetts Institute of Technology demandaron al gobierno en un tribunal federal, y dijeron que la orden evitaría que muchos de los aproximadamente 5000 estudiantes internacionales de Harvard permanezcan en el país mientras estudian en línea. La demanda busca obtener una orden de restricción temporal y un mandato judicial que impida al gobierno hacer cumplir la política y argumenta que se implementó de manera incorrecta.

El presidente de Harvard, Lawrence S. Bacow, calificó a la acción del gobierno de cruel e imprudente y dijo en un comunicado que parecía haber sido diseñada para presionar a las universidades a impartir clases en persona “sin tener en cuenta las preocupaciones por la salud y la seguridad de nuestros estudiantes, instructores y otros”.

Kenneth T. Cuccinelli II, subsecretario interino del Departamento de Seguridad Nacional, defendió la orden en una entrevista el martes en CNN, al decir que el gobierno estaba brindando más flexibilidad a los estudiantes internacionales que en el pasado, cuando solo podían tomar un curso en línea para calificar para las visas. Ahora pueden tomar más, siempre que por lo menos parte de su instrucción sea en persona.

“Si no van a ser estudiantes o van a estar 100 por ciento en línea, entonces no tienen una base para estar aquí”, dijo Cuccinelli, y agregó: “Deben irse a casa, y luego pueden regresar cuando la escuela abra”.

Para mantener su estatus, muchos estudiantes internacionales se apresuraron esta semana para inscribirse en clases presenciales, incluso si estas no estaban relacionadas con sus especialidades, y los estudiantes de casi una docena de universidades comenzaron una hoja de cálculo en línea para que los estudiantes estadounidenses pudieran intercambiar sus cupos en cursos presenciales con sus compañeros extranjeros.

“Hay pocas opciones de clases y todas se llenaron tan rápido una vez que salieron las noticias que prácticamente no tenemos opción”, dijo Rhea Joshi, ciudadana india y estudiante de último año en la Universidad de California, Los Ángeles, quien busca un intercambio.

Loay Alem, de 19 años, estudiante de ingeniería de Arabia Saudita, dijo que hizo un depósito de seguridad de 1000 dólares en un apartamento para el otoño, se inscribió en varios cursos en línea y pagó la matrícula en la UCLA, que tenía alrededor de 5800 estudiantes internacionales el año lectivo pasado. “Estaba listo para comenzar el segundo año”, dijo.

Entonces, el lunes, leyó en un chat grupal sobre las nuevas directrices. “Me di cuenta de que podría ser deportado a mi país de origen”, dijo. “Era tan absurdo, tan desquiciado”.

Aunque los funcionarios de educación superior vieron el movimiento del gobierno de Trump como un intento de forzar la reapertura, que el presidente ha promovido, la directiva también atrae a grupos partidarios de reducir la inmigración legal a Estados Unidos.

Esos partidarios han presionado al gobierno para que ajuste el programa que emite visas de estudiante y permisos de trabajo, al alegar que proporciona una vía para que los inmigrantes permanezcan en el país después de la graduación y compitan por empleos estadounidenses.

Rosemary Jenks, directora de relaciones gubernamentales para NumbersUSA, un grupo que presiona para reducir el número de inmigrantes en Estados Unidos, dijo que al obligar a los estudiantes internacionales a abandonar el país, la nueva regla podría ayudar a cerrar la puerta a una fila de estudiantes que obtienen autorización para trabajar temporalmente en Estados Unidos durante 12 meses después de la graduación.

Pero Jenks dijo que no veía la política anunciada el lunes como una “nueva posición devastadora”, sino una que aclaraba la ley existente.

“Podría tener el efecto de reducir la cantidad de estudiantes extranjeros”, dijo Jenks. “Todavía hay muchas cosas en el aire”.

Estados Unidos ha atraído durante mucho tiempo a una multitud de estudiantes internacionales, y en años recientes ellos se han convertido en una fuente clave de financiamiento para universidades privadas y estatales, ya que muchas han tenido dificultades con la reducción del número de matrículas de estudiantes estadounidenses y el financiamiento estatal.

En algunas universidades, los extranjeros representan un tercio del cuerpo de estudiantes de pregrado, y a la mayoría de los estudiantes en muchos programas de posgrado. Más de un millón de alumnos internacionales recibieron visas para estudiar en Estados Unidos el año pasado.

En marzo, cuando el brote de coronavirus obligó a las universidades a cerrar sus campus abruptamente, el gobierno de Trump ofreció flexibilidad a aquellos estudiantes, permitiéndoles permanecer legalmente en Estados Unidos, dijo Dan Berger, un abogado especializado en inmigración académica.

“Toda esa flexibilidad está siendo retirada ahora”, dijo. Si los estudiantes que asisten a universidades con clases en línea quieren permanecer en el país, tendrán que transferirse a una institución que ofrezca cursos presenciales, lo cual es prácticamente imposible dada la escasa antelación.

La Universidad de Nueva York tiene una de las inscripciones más altas de estudiantes internacionales en el país, con casi 20,000 el último año académico. Su presidente, Andrew Hamilton, dijo que creía que el programa híbrido de la escuela permitiría a la mayoría de los estudiantes extranjeros asistir al menos a una clase presencial.

Pero criticó al gobierno por aumentar la incertidumbre para los estudiantes y las universidades durante la pandemia, al calificar a la política de “simplemente errónea e innecesariamente rígida” en un comunicado. “Si hubiera un momento de flexibilidad para impartir educación, este sería el momento”, agregó.

En la Universidad de Arizona, donde se matricularon cerca de 4000 estudiantes internacionales el año lectivo pasado, Brent White, vicedirector de asuntos mundiales, dijo que la escuela se aseguraría de que dichos estudiantes puedan tomar clases en persona y permanecer en Estados Unidos.

“Incluso si las circunstancias debido a la COVID-19 hacen que la mayoría de las personas tengan que estar en línea”, dijo, “tenemos suficiente espacio para pensar que podemos acomodar los requisitos para que los estudiantes internacionales participen en persona”.

Deepasha Debnath, de 22 años, nació en India pero ha vivido en Estados Unidos durante todos menos ocho años de su vida. Originalmente dependía de sus padres, quienes están en el país con visas de trabajo. Pero hace un año, ella tuvo que obtener una visa de estudiante para quedarse.

Ahora está en su último semestre en la Universidad Estatal de San Francisco, donde estudia una licenciatura en diseño de comunicación visual. Pero su departamento ha pasado a dictar en línea todas las clases del semestre de otoño.

La nueva orientación significa que tendría que regresar a su país de nacimiento, que dejó cuando era una niña, y dejar atrás a su familia.

“Después de 14 años de vivir en Estados Unidos, mi país natal es extraño para mí”, dijo.
 



regina