El Pez Muere por la Boca
Donald Trump en el machoverso
Por John Branch | NYT
LAS VEGAS — Un sábado sofocante en los suburbios de Las Vegas, dentro de un casino fresco a varios kilómetros del Strip, alrededor de 100 personas se formaron para ver al grupo Nelk Boys. La mayoría de los aficionados eran hombres jóvenes, veinteañeros, que habían ido para conocer a su grupo favorito de bromistas y podcasteros de YouTube. Dos mujeres jóvenes, que vestían pantalones cortos y camisetas ajustadas, repartían refrescos alcohólicos Happy Dad, parte de la creciente línea de mercancía de los Nelk Boys.
Unas horas después, los Nelk Boys estaban en el corazón de la ciudad dentro de la T-Mobile Arena, llena a reventar. Dana White, director ejecutivo del Ultimate Fighting Championship, le dio la bienvenida a la multitud que agotó las entradas para el evento más reciente del UFC. Donald Trump Jr. estaba sentado al lado del octágono.
Unas dos semanas después, White presentó al expresidente Donald Trump en la Convención Nacional Republicana, donde se anunció que el senador de Ohio JD Vance sería el compañero de fórmula de Trump. Los Nelk Boys aparecieron ahí también. Poco después, entrevistaron a Vance en su pódcast, Full Send.
Estas colisiones repetidas de órbitas impulsadas por testosterona son una estrategia de campaña, no una coincidencia.
En una época en que la brecha de género es inmensa en la política entre los jóvenes (las mujeres son de izquierda, mientras que los varones son de derecha), el equipo de campaña de Trump se ha esforzado en fomentar el voto que podría calificarse “de cuates”, el bando de los chicos de fraternidad. Se trata del rango de edades entre 18 y 29 años, que desde hace tiempo se ha considerado inalcanzable y poco confiable, pero que los republicanos creen que podría ser decisivo en las elecciones de este año.
Para encontrarlos, Trump y sus aliados se han dedicado a explorar hasta las profundidades del universo —un machoverso— de estrellas de las redes sociales con audiencias machocéntricas: los Nelk Boys, White y UFC, Dave Portnoy y su red de medios Barstool Sports, youtuberos como Jake y Logan Paul, podcasteros como Theo Von y anfitriones de transmisiones en vivo como Adin Ross.
Estas personalidades ya son los Sean Hannity, Tucker Carlson y Rush Limbaugh de esta generación, pero sin el velo político obvio. Solo son chavos que la pasan bien, hablan sobre deportes, apuestan, organizan fiestas y, más que nunca, se interesan en la política presidencial.
Los Nelk Boys han jugado golf con Trump, abordado el Air Force One y visitado Mar-a-Lago. Han conversado con el expresidente dos veces en su pódcast. En algunas ocasiones, Trump los menciona en sus discursos de campaña, referencia que probablemente no comprenden los asistentes de mayor edad, pero no así los hombres jóvenes de la audiencia.
“Creo que necesitamos que vuelvas justo ahora”, le dijo a Trump Kyle Forgeard, el rostro público de 30 años de edad de los Nelk Boys, antes de arrancar una entrevista frente a las cámaras en 2023. “O sea, necesitamos que regreses a ocupar el cargo”.
Trump, sin filtros ni refutaciones, habló de la locura de los molinos de viento y los autos eléctricos, de la “invasión” de extranjeros de segunda que salieron de “asilos para dementes”, de Hannibal Lecter, de ovnis, del presidente ruso Vladimir Putin y el de Corea del Norte, Kim Jong-un, de la posibilidad de una guerra nuclear, y también de los demócratas.
“Casi parece que de verdad odian a nuestro país”, afirmó Trump.
Forgeard y Aaron Steinberg, los dos miembros de los Nelk Boys que realizaron la entrevista, asintieron. Después de que se fue Trump, rieron con un empleado de apoyo y se abrazaron, al parecer contentos por la proximidad y el acceso.
Quizá no escuchaste el pódcast ni lo viste en YouTube. Quizá nunca has escuchado nada sobre los Nelk Boys, los hermanos Paul o Portnoy.
Pero otros millones sí. La mayoría de ellos son varones jóvenes que podrían votar y, de hacerlo, podrían tener una influencia importante para decidir quién gana.
El voto de los cuates
En el poblado universitario de Bozeman, Montana, miles de personas con gorras y camisetas de Trump se formaron para entrar a un mitin con el expresidente el 9 de agosto. Muchos de ellos eran hombres jóvenes. Y la mayoría sonrió con familiaridad cuando salió el tema de los Nelk Boys.
Entre ellos estaban Louis Wagner-Lang y Van Ricker, ambos de 21 años, estudiantes de último año en la Universidad Estatal de Montana, y el hermano de Ricker de 23 años, Charlie Ricker.
“Los Nelk Boys y la política van de la mano”, explicó Van Ricker. “Las redes sociales estallaron al mismo tiempo que está estallando la política”.
Hicieron referencia al Cybertruck de Tesla que Ross, una celebridad de internet con millones de seguidores, le dio a Trump unos días antes durante una transmisión en vivo. Comentaron que se enteraban de cuestiones de política gracias a los Nelk Boys y otros.
“Es parecido a lo que hacen los adultos con las noticias”, señaló Charlie Ricker.
Comentaron que les gusta la estructura informal de los pódcast, sin la fachada profesional de las opiniones de expertos en las cadenas.
“Son muy directos”, opinó Wagner-Lang. “Dicen algo y piensas: ‘Suena de lo más lógico’”.
Los tres jóvenes compartieron sus inquietudes sobre la situación del país: el costo de la vivienda, el precio de los víveres, la frontera. Opinaron que Trump refuerza la idea de que a los hombres, en especial los hombres blancos como ellos, los han pintado como villanos, cuando en realidad solo quieren poder mantener a su familia en el futuro.
En un video reciente, los Nelk Boys aparecen viendo el discurso de aceptación de Kamala Harris en la Convención Nacional Demócrata en un enorme televisor; de repente, uno de ellos se levanta y golpea el rostro de la candidata en la pantalla varias veces con un mazo.
Ya no son solo los deportes
En el verano de 2016, otro año de elecciones con Trump, la política invadió los deportes y la cultura pop de otra manera. El mariscal de campo de la NFL Colin Kaepernick comenzó a arrodillarse para el himno nacional en señal de protesta por la brutalidad policial contra los hombres negros. Trump y sus seguidores se sumaron a las críticas verbales contra “lo progre” y llamados a “limitarse a los deportes” que se escuchan con regularidad hoy en día como queja cuando algunos atletas o celebridades apoyan causas demócratas.
No obstante, algunas celebridades de internet como los Nelk Boys y líderes deportivos como White ahora hurgan en los recovecos más escondidos de la política estadounidense, ya sea por principio o por obtener ganancias. ¿Deberían también limitarse a aquello que los hizo famosos?
“Solía pensar así”, comentó Charlie Ricker. “Pero lo que dicen es lógico. Y de verdad quiero que gane Trump”.
La primera aparición en público de Trump después de que un jurado de Nueva York lo condenó por 34 cargos de delitos graves fue en un evento del UFC en Newark, Nueva Jersey. Ingresó a la arena al son de la canción “American Bad Ass” de Kid Rock y aprovechó el evento, al lado de White, para lanzar su cuenta de TikTok.
Poco después, Trump apareció en el pódcast de Logan Paul, luchador profesional y estrella de las redes sociales. Su primera pregunta fue la siguiente: ¿Por qué querría Trump darle su tiempo a un país que intenta derribarlo? Bien motivado, Trump dedicó casi una hora a gimotear sobre teorías de fraude electoral, la injusticia de los medios y el mundo en llamas. “Este país se va a ir al infierno”, declaró.
Unas semanas antes, Logan Paul tuvo en su programa al mariscal de campo de la NFL Patrick Mahomes. En esa ocasión, la conversación versó sobre Travis Kelce y los supertazones; en esta, fue sobre la posibilidad de una Tercera Guerra Mundial.
“Escúchame bien, si Hillary Clinton hubiera ganado, habríamos tenido una guerra nuclear”, afirmó Trump.
También hablaron de ovnis. Trump dijo que la clave para una mayor seguridad en la frontera era tener más pastores alemanes. Cuando le preguntaron si alguna vez se había peleado a golpes, Trump tartamudeó. “Tal vez no”, respondió, y concluyó con una broma: “Me gustaría decir que me abrí paso a golpes en la escuela de finanzas Wharton”.
Al terminar, los hombres se dieron la mano. “Claro, van a tener números elevados de audiencia en este episodio”, vaticinó Trump. Sus predicciones fueron correctas. La entrevista acumuló más de seis millones de vistas en YouTube, mientras que el episodio centrado en deportes con Mahomes tuvo un millón.
Jake Paul, el hermano de Logan Paul, peleador del UFC y otro gigante de las redes sociales (que ahora espera pelear con Mike Tyson) también es muy franco con respecto a su apoyo hacia Trump.
“Cuando intentas matar a los ángeles de Dios y salvadores del mundo, solo consigues agrandarlos”, publicó en la plataforma de redes sociales X poco después del intento de asesinato contra Trump el 13 de julio. “El bien vence al mal siempre. #Trump2024”.
Unas semanas después, publicó un clip en Instagram en el que aparece con el expresidente, sobreactuando como si estuvieran en la ceremonia de pesaje de un par de tipos duros. “Necesitamos que Trump noquee a todos sus oponentes el día de las elecciones para salvar a Estados Unidos”, escribió. Trump compartió esa publicación con sus 26 millones de seguidores en Instagram, casi los mismos que Paul.
Cada cuatro años, los equipos de campaña y analistas políticos dividen a los electores en subgrupos pequeños que creen podrían cambiar el voto. Las madres de los suburbios de Míchigan. Los jubilados de Arizona. Los latinos en Nevada. Los electores negros en Georgia.
Pero la brecha de género es una tendencia inmensa que abarca estados pendulares y grupos raciales. Encima, es más prominente entre los electores jóvenes. Una serie de encuestas organizadas por The New York Times y Siena College en seis estados pendulares en agosto revelaron que los varones jóvenes prefieren a Trump por 13 puntos, mientras que las mujeres jóvenes prefieren a Harris por 38 puntos, una diferencia de 51 puntos.
John Della Volpe, director de encuestas del Instituto de Política en la Escuela Kennedy de la Universidad de Harvard, identificó una división similar en sus estudios.
“Los varones jóvenes me dicen que están reflexionando sobre lo que significa la masculinidad, lo que significa ser adulto”, afirmó Della Volpe. “Muchos de ellos vieron en Trump a alguien que puede ser su versión de masculinidad”.
Della Volpe explicó que esos posibles electores, algunos de los cuales votarán por primera vez, siguen a Trump más por su personalidad que por sus políticas. Ven que habla en contra de la corrección política y recibe oleadas de ataques, desde críticas moralistas y casos judiciales hasta un intento de asesinato.
La pregunta es si Trump es capaz de atraer a los hombres jóvenes a las urnas. Hay motivos para ser escépticos: las encuestas del New York Times y Siena College muestran que aproximadamente un tercio de los jóvenes que comparten que planean votar por Trump no votaron en 2020. Los hombres jóvenes también dicen que es menos probable que voten que los electores mayores.
De los hombres jóvenes que sí se presentan a votar, Della Volpe hizo notar que, al parecer, es más probable que los más jóvenes, los que votan por primera vez, voten por Trump.
“El votante primerizo estaba en la secundaria cuando Trump apareció en escena en 2015, 2016”, comentó Della Volpe. “Lo ven más como un antihéroe que como un villano”.
aranza