Muy Oportuno

Dios se pronuncia contra los explotadores

2022-09-23

El pecado siempre es un acto personal (CatIC 1868) que se realiza como todos los actos conscientes,...

Por | Pbro. Francisco Ontiveros Gutiérrez 

El proceder de los explotadores

El profeta Amós comunica la Palabra de Dios que sale en defensa de los pobres. D i o s mismo quiere poner un alto a los explotadores y sus viles actitudes que sólo consiguen que los pobres sean más pobres. Los ladrones viven ventajosamente aprovechándose de los indefensos y de las terribles condiciones a las que los empuja la pobreza que los tiene en desventaja: los malvados usan medidas trucadas para salir ventajosos, aumentan los pesos y falsean las balanzas. No entienden la dignidad de los pobres, incluso los venden a cambio de un par de sandalias (cfr. Am 8, 4-7). No rompen la espiral de muerte que empobrece.

Proliferación del pecado

El pecado siempre es un acto personal (CatIC 1868) que se realiza como todos los actos conscientes, libres y con claridad de las consecuencias. Por esta razón, la primera responsabilidad del pecado recae en quien comete esta falta. Sin embargo, el pecado también convierte a los hombres en cómplices unos de otros, pues genera un ambiente enfermizo y tóxico en el que reina la concupiscencia, la violencia y la injusticia. En este sentido, el pecado, por su gravedad, resuena en el ambiente permitiendo que se establezcan situaciones sociales e instituciones contrarias a la bondad divina. Este es el terrible modo en el que el entorno se comienza a intoxicar estableciendo un medio hostil.

Estructuras de pecado

Las estructuras de pecado son la expresión más clara de los pecados personales. De hecho, los pecados estructurales son efecto de los pecados personales (CatIC 1869). Todos son inducidos a cometer el mal, generando de este modo un verdadero caldo de cultivo para pecados sociales (cfr. REP 16). Así pues, cuando se defienden acciones que empobrecen más a los que menos tienen se está enfermando el ambiente con violencia y rechazo, pues no se valora el enfuerzo y la necesidad de los pobres, se concibe como un logro la autosuficiencia narcisista que siempre busca sacar ventaja de los otros. Dios, desde antiguo, defiende la vida de los pobres y nos llama a ser solidarios para que, como respuesta a los lastimosos pecados sociales, seamos una hermandad en la que, abriendo nuestros ojos, sepamos conocer las necesidades de los hermanos y tengamos los gestos y las palabras oportunas para brillar en el mundo como una expresión fehaciente de la verdad, la honestidad y la caridad.

Nunca me olvidaré de estas acciones

Dios mismo, afligido por la situación con la que se trata a los pobres, dice por labios de Amós que jamás se olvidará de las acciones cometidas en contra de los pobres (cfr. Am 8,7). ¿Cómo logar que estas situaciones de dolor se transformen?, las situaciones de dolor y las indefendibles injusticias sociales que, de manera personal o colectiva, se cometen en perjuicio de los indefensos pueden cambiar con acciones concretas y decididas de cada día. Soñemos con la utopía que, así como el pecado personal resuena hasta logar un pecado estructural, la bondad personal puede proliferar hasta conseguir una bondad colectiva.
 



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