Reportajes

Esposos a la fuga en India

2019-12-10

En una habitación de paredes rosadas de una oficina gubernamental al pie del Himalaya,...

Por Clare Baldwin y Anushree Fadnavis | Reuters

CHANDIGARH, India, 10 dic (Reuters) - En una habitación de paredes rosadas de una oficina gubernamental al pie del Himalaya, mujeres indias pasan sus días cancelando los pasaportes de maridos fugitivos.

El padre de una mujer que se casó con un marino mercante explica que el hombre mintió al decir que era soltero y no reveló que tenía un hijo y una orden de arresto. El caso, afirma la funcionaria Amritpal Kaur, debería calificar para la confiscación inmediata del pasaporte del hombre.

Kaur no es la típica burócrata y ni siquiera trabaja para el gobierno. Ella y las otras mujeres en la oficina de pasaportes son esposas abandonadas, voluntarias para ayudar a otras como ellas.

Sibash Kabiraj, jefe regional de pasaportes en la ciudad de Chandigarh, dice que todo comenzó cuando las esposas comenzaron a acudir a él y pedirle ayuda.

Kabiraj, funcionario público de toda la vida y aficionado a la letra pequeña, se dio cuenta de que la ley india le permitía suspender, e incluso anular, pasaportes de hombres en el extranjero que habían dado información falsa, perjudicando o abandonando a sus esposas.

La Autoridad de Pasaportes requiere la aprobación del gobierno central para retirar un pasaporte, pero puede hacerlo si el titular miente o retiene información, o si hay una orden judicial o una citación judicial, entre otras razones.

Pero había un problema en este país conocido por su burocracia. “Una suspensión de un pasaporte, requiere mucho papeleo”, dice Kabiraj.

El funcionario explicó a las mujeres la ley de pasaportes, les dio una habitación con una computadora, impresora y fax, y les dijo que si hacían el papeleo, él lo firmaba. Es la mejor manera de las mujeres de buscar justicia, afirma Kabiraj.

En el último año y medio, las mujeres han logrado suspender más de 400 pasaportes y revocar otros 67, dice el burócrata. En total, más de 5,000 mujeres han presentado quejas de abandono ante el Ministerio de Asuntos Exteriores de la India.

Los indios que viven en el extranjero enviaron 79,000 millones de dólares en remesas a su país en 2018 de casi todos los países del mundo, según datos del Banco Mundial, y se les conoce como indios no residentes o NRI. El primer ministro Narendra Modi los llama “embajadores de marca”.

Pero el grupo de expertos de política del gobierno indio Niti Aayog los apoda “novios indios no confiables”. Y las mujeres en su oficina, dice Kabiraj, “han creado terror” en varios países extranjeros.

Las esposas dicen que muchos hombres exigen, y a menudo obtienen, decenas de miles de dólares en dote, pese a que la práctica es ilegal. Los esposos pueden usar ese dinero para establecerse en el extranjero y obtener residencia permanente o un nuevo pasaporte, dejando en el limbo a sus familias.

Una mujer abandonada no tiene estatus, dice Shiwali Suman, quien apoya a esposas abandonadas en Nueva Delhi. “¿Estamos divorciadas, solteras, viudas?”, se pregunta. “¿Qué somos en realidad? No podemos ser categorizadas”.

Los hombres niegan haber hecho algo malo, que hicieron lo mejor que pudieron pero que sus esposas se aprovecharon de ellos. Uno, a quien se le revocó el pasaporte y que quedó indocumentado en Estados Unidos, se queja de que ahora su vida es “infierno” y que ya no confía en las mujeres.

VOLUNTARIAS

Cuando Amritpal Kaur habla sobre su matrimonio recuerda que gastó más de 28,000 dólares en la dote y la boda. Tres días después de casarse, dice, su esposo la convenció de pedirle 14,000 dólares más al padre de ella.

Además su cónyuge, Kulpreet Singh, dijo que todo el dinero que Amritpal había ganado trabajando durante dos años en Inglaterra también debía dárselo.

Dos semanas después de la boda, Kulpreet se fue a Australia. Por meses después, le dijo que tenía una sorpresa y Amritpal estaba tan emocionada que encargó un anillo de diamantes de 3,500 dólares para él.

Su sorpresa, dice ella, fueron los papeles de divorcio.

Amritpal ahora comparte un piso alquilado en Chandigarh con Reena y varias otras mujeres. Como recordatorio de su misión, nombraron la carpeta de la computadora que contiene sus archivos “Mission Shakti”, en honor a la divina fuerza femenina en la creencia hindú.

“Shakti es el poder espiritual de las mujeres para luchar contra esto”, dice Amritpal. “No queremos que otras chicas sean víctimas como nosotros”.



regina

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