Internacional - Economía

La OCDE advierte de que prolongar las ayudas públicas al empleo puede distorsionar el mercado laboral

2020-07-07

En mayo, según la OCDE, este instrumento representó en España un 18% del total...

Por LAURA DELLE FEMMINE | El País

Madrid - 07 JUL 2020 - 05:48 CDT Hay que mantener las ayudas al empleo, pero ajustar el tiro. Este es el doble mensaje que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) traslada en su último Employment Outlook, publicado este martes. En el informe, alaba las medidas de choque lanzadas por los Gobiernos al inicio de la crisis, pero advierte de que prolongarlas de manera generalizada podría tener efectos perversos en el mercado laboral. “Ahora, el desafío es diferenciar las ayudas”, resumió este martes en una rueda de prensa virtual Stefano Scarpetta, director de Empleo, Trabajo y Asuntos Sociales del organismo con sede en París.

En su extenso informe, la OCDE aconseja mantener las ayudas a las actividades más golpeadas, las que seguirán sufriendo restricciones debido la pandemia, pero a la vez recomienda acompasarlas a la evolución de la economía. “La duración, enfoque y alcance de los programas de apoyo a las rentas implementados en los primeros meses de la crisis deben ser reexaminados para asegurar que sean sostenibles, que sus efectos sobre los incentivos laborales sean mínimos y que garanticen que el apoyo llegue a los más necesitados”, reza el documento, que analiza el impacto de la covid-19 en el mercado laboral.

De lo contrario, el organismo teme que estos mecanismos, pensados para evitar una destrucción masiva de empleo al inicio de la crisis, acaben por generar distorsiones y entorpecer la recuperación. Por ello, aconseja eliminar, en la medida de lo posible, la rigidez que han introducido en el empleo —muchas ayudas prohíben el despido durante un tiempo—, de modo que “los mecanismos del mercado laboral vuelvan a funcionar” y se evite “incentivar trabajos que se han vuelto permanentemente inviables”.

El documento menciona que hasta 22 de los 38 países de la OCDE contaban con sistemas de protección del empleo antes de la llegada da la pandemia, que han ampliado y adaptado a las nuevas circunstancias, y otros 10 introdujeron nuevas herramientas para responder al desafío. “Una pregunta clave es si los beneficios más generosos, al reducir los incentivos de búsqueda de empleo, pueden empeorar los resultados del mercado laboral y retrasar la recuperación”, explica el informe.

En España, el gran protagonista en este campo han sido los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE). Al inicio de la emergencia sanitaria, el Gobierno flexibilizó esta figura, que ya existía en la legislación: amplió su alcance a aquellos empleados que no tuvieran cotizado el tiempo suficiente para acceder a la prestación y concedió bonificaciones a las empresas en el pago de las cuotas a la Seguridad Social de sus plantillas. Hasta el momento, los ERTE han evitado un derrumbe mayor del empleo (han dado cobertura a más de tres millones de trabajadores) y el Ejecutivo ha decidido prolongarlos del 30 de junio previsto inicialmente hasta el 30 de septiembre, a través de un sistema de bonificaciones decreciente que premia las reincorporaciones del personal.

En mayo, según la OCDE, este instrumento representó en España un 18% del total de sueldos y salarios. Para el Estado, la factura de los ERTE rondará los 25,000 millones hasta septiembre, pero la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, ya ha avanzado que no descarta prolongarlos hasta 2021 para los sectores más afectados. El mismo Banco de España recomendó mantener algún apoyo, por un tiempo adicional, a las empresas con más dificultades, ante unas previsiones aún inciertas pero nada halagüeñas.

Actividades como la hostelería y más en general el turismo, que en España supone el 12% del PIB, seguirán a medio gas debido a las restricciones sanitarias, además de poder verse golpeadas por cambios permanentes en los patrones de consumo. No por nada, todos los organismos apuntan a que la economía española estará entre las más perjudicadas en 2020, con retrocesos del PIB por encima de los dos dígitos. Y el empleo no se libra de la borrasca.

La OCDE recuerda que este año será muy aciago en el ámbito laboral. Su escenario más optimista contempla al cierre de 2020 un promedio de la tasa de paro del 9,4% para los países miembros, que en España será del 19,2%. Si hay rebrote, el desempleo alcanzará el 12,6% en la OCDE y el 20,1% en España.

No todos, sin embargo, sufrirán el golpe con la misma virulencia. Esta crisis, que parece ser completamente distinta a las demás, comparte con ellas un mismo atributo: se ceba con los más vulnerables. La OCDE advierte que mujeres, jóvenes, trabajadores temporales y, en general, de bajos ingresos, se están llevando la peor parte. Durante el confinamiento, los empleados con salarios más elevados tuvieron en promedio un 50% más de probabilidades de seguir con su actividad desde casa que los de bajos ingresos, que a su vez tenían el doble de posibilidades de tener que dejar de trabajar por completo.

En el caso de las mujeres, la OCDE señala que, a diferencia de la crisis anterior, esta “parece haber afectado las perspectivas laborales de las mujeres más duramente que las de los hombres”. En la UE, por ejemplo, la tasa de desempleo femenino aumentó un 4,5% en abril frente al 1,6% de los hombres. Además, muchas de las industrias más directamente afectadas por la pandemia emplean a mujeres, mientras que la crisis financiera mundial se cebó con sectores dominados por el empleo masculino como la construcción y la manufactura. El cierre de escuelas y guarderías también puede estar aumentando la carga laboral no remunerada de las mujeres, que ya antes de esta crisis dedicaban de media dos horas más al día a las tareas domésticas con respecto a los hombres.
 



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