Fallecido presidente Giscard contribuyó a remodelar a Europa

Por SYLVIE CORBET y THOMAS ADAMSON | AP

PARÍS (AP) — Quienes lo vieron jamás olvidarán la autoritaria salida de Valery Giscard d’Estaing del Palacio del Elíseo. Sentado y solo en su escritorio, se despidió fríamente por televisión de los electores franceses que le negaron la reelección; se levantó y se retiró de la sala. Durante 45 segundos, la cámara continuó transmitiendo la imagen de una silla vacía.

Con el tiempo, el presidente de Francia de 1974 a 1981 resurgió como un experimentado estadista a favor de una Europa unida, un excombatiente de la Segunda Guerra Mundial que entabló amistad con cancilleres de Alemania y contribuyó a sentar las bases de la moneda única, el euro. Los homenajes no se hicieron esperar en Francia y el resto del continente el jueves, un día después de la muerte de Giscard a los 94 años debido a complicaciones del COVID-19.

“Francia ha perdido a un estadista, Alemania a un amigo y todos nosotros a un gran europeo”, dijo la canciller alemana Angela Merkel en un tuit a través de su portavoz.

En un discurso televisado a la nación, el presidente francés Emmanuel Macron rindió homenaje a “una figura central en la historia de nuestra república”.

“Pertenezco a una generación que nació durante su presidencia”, expresó Macron, nacido en 1977. “Si nuestra sociedad está modernizada, es más abierta, si hay más libertad en nuestras vidas, eso también es gracias a su valor y audacia”.

Macron mencionó la legalización del aborto, la reducción de la mayoría de edad de 21 a 18 años, y permitir el divorcio por consentimiento mutuo como algunos de los principales logros de Giscard.

Macron, un firme defensor de la Europa unida, afirmó: “Si nuestro continente está más unido, más fuerte, eso también es gracias a su pasión por Europa”.

El presidente de Francia anunció un día de luto nacional. El funeral de Giscard será privado.

Conocido en Francia en forma afectuosa simplemente por sus iniciales VGE, porque su nombre es muy largo para pronunciarlo, Giscard fue el modelo de un presidente francés moderno, un conservador con puntos de vista liberales en temas sociales.

Giscard tuvo sus contradicciones. Como un monarca elegido con habilidades tecnocráticas y dotado de una sensibilidad para el espíritu de la época, tocaba su acordeón en vecindarios de clase trabajadora. Una mañana de Navidad, invitó a cuatro recogedores de basura a que desayunaran en el palacio presidencial. Sosegó un motín carcelario en Lyon al conversar con presos en sus celdas.

Pero después de prepararse por mucho tiempo para alcanzar la presidencia a los 48 años, Giscard pareció perder interés por las preocupaciones comunes. Cuando dos periódicos informaron que había aceptado diamantes del autoproclamado emperador centroafricano Bokassa I, Giscard se rehusó airadamente a hacer declaraciones y dejó de leer a ambos medios. Después de que la policía francesa arrestara al hombre que había presentado documentos relacionados con el escándalo, el influyente periódico Le Monde comentó: “Francia ya no es una democracia”.

Giscard finalmente contrarrestó los cargos. Pero para entonces se acercaba una nueva elección y Francia quería un cambio. Giscard perdió en 1981 ante Francois Mitterrand, al cabo de un solo periodo.

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