Salud

En medio de crisis por fentanilo en Estados Unidos, el espray nasal naloxona salva vidas

2019-10-18

Un persona puede sufrir una sobredosis "con la mitad de un sobre de cinco dólares, es...

Por Catherine TRIOMPHE

Filadelfia, Estados Unidos, 18 Oct 2019 (AFP) - En una pequeña tienda de bisutería artesanal de un barrio del sur de Filadelfia, una de las ciudades estadounidenses más afectadas por la epidemia de opiáceos en Estados Unidos, un pequeño grupo de empleados recibe  entrenamiento de emergencia para revertir las sobredosis de opioides.

En lugar de una pausa para almorzar, este día reciben el entrenamiento para aprender a salvar a alguien con una sobredosis administrándole naxolona, nombre genérico de un antídoto nasal para esta lacra que asola a Estados Unidos. 

Un persona puede sufrir una sobredosis "con la mitad de un sobre de cinco dólares, es decir por cerca de dos dólares", dice Elvis Rosado, encargado de la asociación Prevention Point.

El fentanilo se ha convertido en epítome de la epidemia de sobredosis en Estados Unidos. Este opiáceo sintético es particularmente devastador, ya que es 50 veces más potente que la heroína. Unos pocos milígramos pueden ser mortales.

En Estados Unidos cada día mueren más de 130 personas por día debido a una sobredosis.

- Sobredosis por dos dólares -

Rosado explica que hoy el fentanilo se puede encontrar en cualquier barrio, en todos los estratos sociales. Muchas veces utilizado por los adictos en combinación con otras drogas como la heroína, la cocaína o la marihuana sintética, dice.

En este barrio del sur de Filadelfia, que es relativamente tranquilo, la crisis de los opiáceos avanza, cuenta Rosado.

Al contrario que en barrio de Kensington, un distrito más al norte que ha sido particularmente golpeado, aquí la gente "todavía puede funcionar, tienen un trabajo, una familia (...) es más gente que está empezando a consumir".

- Un tono violáceo -

Para este instructor que tiene 25 años de experiencia, lo primero es identificar a las personas que están en problemas.

"Si uno ve alguien extremadamente pálido, que emite sonidos de gorgoteo, con un tono violáceo, hay que llamar inmediatamente al 911 y comenzar a administrar el Narcan (una marca de naloxona en forma de espray)", explica Rosado a los asistentes. 

Rosado también dice que hay que evaluar cuál es el nivel de inconsciencia, ya sea sacudiendo el pie o haciendo un gesto que sea lo suficientemente doloroso como para que sólo una persona que esté en sobredosis pueda permanecer sin reaccionar.

En caso afirmativo, hay que mantener la cabeza de la víctima hacia atrás, apretar el espray e inyectar la primera dosis, explica el entrenador con la ayuda de un maniquí.

Si la persona retoma la consciencia, hay que permanecer a su lado hasta que lleguen los servicios de emergencia. 

"En el 90% de los casos te van a mirar y te van a decir que no tomaron nada. No hay que contradecirlos, solamente explicarles que se les administró Narcan", explica. 

- 5,000 personas entrenadas -

Los cuatro empleados de la tienda escuchan con atención al entrenador, un extoxicómano que lleva 27 años de abstinencia. A los 54 años, ha formado a más de 5,000 personas, desde el gobernador del estado de Pensilvania, pasando por policías, bibliotecarios, y parece conocer el mundo de la droga como la palma de su mano.

"He reanimado a 60 personas con éxito", cuenta. 

Rachael Dillon, la propietaria de la tienda, una mujer de 35 años con gafas rojas con forma de mariposa, pregunta cuál es el daño de administrar este medicamento a personas que no han consumido opiáceos.

"No se puede hacer ningún mal", dice Elvis. "Por esto es que siempre es mejor hacer algo, que no hacer nada", afirma. 

Tras media hora, la presentación termina y todos los presentes dicen que se sienten capaces de asistir a alguien que lo necesite.

- "Todo el mundo debe estar preparado" - 

"Es igual de simple que la reanimación cardiopulmonar", dice Dillon. "Es una cosa para la cual todo el mundo debería estar preparado". En esta tienda abierta hace dos años, con un ambiente zen con luces rosadas en el escaparate, Rachael no necesita convencer a nadie de la utilidad de este entrenamiento.  

Todos los presentes han estado expuestos a drogas duras, han tenido amigos con sobredosis o han consumido de estas sustancias.  

- "La gente se está muriendo" -
 
"Hasta ahora, he intentado mirar para el otro lado", cuenta Ripley Nichols, de 26 años, la menor del grupo, que vive en el barrio de Kensington.

La joven probó los opiáceos cuando estaba en el colegio junto con sus amigos en Frenchtown, una localidad a unos 100 kilómetros al norte de Filadelfia. Después, la situación de volvió "incontrolable", dice y explica que una de sus amigas murió de sobredosis a los 19 y otra a los 21.

"Creo que es por eso que bloqueaba lo que veía del uso de droga", dice. "Ahora creo que estoy lista para andar con Narcan (...) la gente se está muriendo", agrega.

Para su colega Katie Jean, de 33 años, que nunca ha probado las drogas ni el alcohol, su propósito es poder ayudar a alguien más. 

Un día vio a una amiga inyectarse a la salida de un bar. Nunca hubiera pensado que era una adicta, cuenta la mujer que tiene dos amigas que tuvieron una sobredosis, de las cuales una murió. 

- Más de 1,000 personas salvadas -

Aunque el fentanilo es omnipresente, Rosado es optimista. El año pasado entre él y las personas de su asociación lograron reanimar a "más de 500 personas", cuenta. 

En Filadelfia, más de 1,000 personas han sido salvadas, contribuyendo a que la cantidad de sobredosis mortales bajara por primera vez desde 2013, a 1.116 frente 1.217 víctimas en 2017.

"La gente no quiere entender que se trata de una enfermedad", se lamenta Katie Jean. "Mientras más se hable, más educación va haber y más uno va a poder ayudarse mutuamente".
 



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