Salud

La estrategia de vacunación del gobierno contra COVID-19 en México es muy lenta

2021-01-18

No será sino hasta abril de 2022, si todo sale de acuerdo al plan de las autoridades...

Lucina Melesio, The Washinton Post

Según los datos disponibles, México ha apalabrado cerca de 300 millones de dosis de vacunas para sus casi 128 millones de habitantes, lo cual lo convierte en el sexto país del mundo (sin contar la Unión Europea) que más dosis ha comprometido con las compañías y consorcios internacionales de vacunas. Pero el plan de vacunación no está a la altura del esfuerzo por asegurar los medicamentos y la velocidad de aplicación debe aumentar considerablemente.

No será sino hasta abril de 2022, si todo sale de acuerdo al plan de las autoridades federales, que se terminará de vacunar a las casi 117 millones de personas que se tienen como población objetivo. De acuerdo con un análisis de Bloomberg a 51 países (y la Unión Europea), mientras que Estados Unidos ya está cerca de las 14 millones de dosis aplicadas, y China de las 10 millones, México había aplicado 330,000 al 14 de enero. De hecho, en cuanto al número total de dosis aplicadas, México está en el número 14 de los países registrados, y en el lugar 42 de dosis aplicadas por cada 100 habitantes.

México se propuso tardar un año y cuatro meses en terminar de vacunar a su población, a pesar de haber asegurado una de las mayores reservas de dosis del mundo. El plan de vacunación priorizará al personal de salud en una primera etapa para recibir la vacuna, y después al resto de la población por grupos de edad, empezando por las personas mayores de 60 años.

Para dimensionar el plan para el resto de la población, La Data y yo construimos esta gráfica con datos públicos:

El subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, asegura que la mortalidad se reduciría en 80% con tan solo 20% de la cobertura de la vacuna. Y sí, las muertes por COVID-19 que representan los grupos de personas mayores de 50 años son más de 80% del total, y también representan aproximadamente 20% de la población a vacunar. Pero lo que López-Gatell no dice es que ese primer objetivo de 20% se cumplirá en julio, y no en el corto plazo.

Eso solo sucederá, además, si logran cumplir con el calendario. Tan solo en la la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM), tendrían que aplicar más de 26,000 dosis diarias en el transcurso de tres meses para cubrir a los 2.4 millones de adultos mayores que viven en una de las zonas urbanas más densamente pobladas del mundo. Y si se trata de la vacuna de Pfizer, como es ahora en la etapa 1, eso es solo la mitad del cuadro completo de vacunación, porque requiere de dos dosis.

Es precisamente la densidad poblacional de la ZMVM lo que la convirtió en la zona donde hay más contagios y muertes por COVID-19 en el país. En particular, el grupo de personas mayores de 60 años representa 25% de las muertes del país en ese grupo de edad: son el grupo más vulnerable.

Pero en vez de priorizar a este grupo, el presidente Andrés Manuel López Obrador dijo que primero vacunará a los adultos mayores de las “zonas rurales más remotas”, después a los de “ciudades de tamaño medio”, y al final a los de las “zonas urbanas más densamente pobladas”. No hay justificación estadística alguna para esta decisión. Las personas mayores de 50 años en la ZMVM seguirán a su suerte hasta julio, a pesar de ser el grupo más afectado.

Es inaceptable esperar siete meses para vacunar a la población más vulnerable cuando todos los escenarios proyectados para la ZMVM por el Proyecto de Análisis de Decisiones en Contextos Inciertos de CIDE-Stanford señalan que la capacidad hospitalaria actual estará severamente rebasada en los últimos días de enero. Estas proyecciones son a pesar de las restricciones a la movilidad impuestas en diciembre y enero.

Además de las cifras oficiales sobre la capacidad hospitalaria, el colapso del sistema de salud ya es perceptible en las calles, con largas filas de personas buscando tanques de oxígeno, cuyos precios se han disparado más de 100%.

Para cubrir a los adultos mayores del resto del país en la etapa que comienza en febrero, se tendrían que aplicar cerca de 140,000 dosis diarias (y el doble si se trata de la vacuna de Pfizer). Y para cumplir con el poco ambicioso objetivo de terminar de vacunar a la población en 18 meses, la velocidad de aplicación de las dosis tendría que ser mucho mayor a la actual. Es necesario acelerar su aplicación en todas las etapas, como lo muestra este cálculo:

La velocidad promedio a la que se vacunó a las y los trabajadores de la salud en el periodo del 24 de diciembre al 9 de enero (sin contar los dos días en los que no aplicaron vacunas) fue de 5,342 vacunas diarias, según datos de la Secretaría de Salud. Esto es menos de las modestas 6,000 dosis diarias que se propusieron como meta para esta etapa.

Sin embargo, hay evidencia de que cuando las autoridades se lo proponen y se apoyan en los estados, pueden escalar sus capacidades de vacunación: en solo un día pasaron de 9,325 dosis aplicadas diarias a 137,716.

El plan de vacunación no contempla detalles logísticos después de la primera etapa. Pero el presidente dijo que para la segunda etapa conformarán 10,000 brigadas de vacunación y que cada una vacunará a 300 adultos mayores por semana, sumando un total de tres millones de dosis semanales. De lograrlo, si se propusieran comenzar con los adultos mayores de 60 de la ZMVM, acabarían de vacunarlos en la primera semana de febrero y no hasta mayo, como tienen planeado.

Los mensajes sobre la velocidad de aplicación de la vacuna son confusos, porque aunque las autoridades federales a veces dicen que dependen de su desarrollo y disponibilidad, también explicaron que en el caso de las vacunas de Pfizer solicitaron ese número de dosis porque son las que pueden manejar con las capacidades de ultracongelación y la logística de aplicación que tienen ahora. Entonces no es solo por causas ajenas al gobierno; aunque hoy tuviera en sus manos las 300 millones de dosis pactadas, el gobierno no parece tener ni la capacidad ni la disposición para vacunar más rápido.

Las autoridades deberían tener prisa por vacunar a la población de un país con más de 133,000 muertes: el cuarto del mundo por total de casos acumulados y el quinto en casos por millón. Estos números son elevados a pesar de que México es uno de los países que menos pruebas hace, con 0.17 pruebas por cada 1,000 personas al 12 de enero (en Estados Unidos, 4.59; en Reino Unido, 8.75), y aún después de continuar reduciendo el número de pruebas por cada caso confirmado desde que comenzó la pandemia.

No hay argumentos claros que justifiquen esperar 18 meses si la vacuna ya está disponible desde diciembre y es de los países que más vacunas ha asegurado. Sobre todo, cuando durante muchos años fue modelo de vacunación para el resto del mundo. Si las capacidades logísticas federales y estatales no son suficientes para vacunar más rápido, tendrían que apoyarse en la iniciativa privada para mitigar el impacto de la pandemia. La población más vulnerable lo necesita.



Jamileth