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María es nuestro pase directo al cielo


2022-09-02

Por: Angelo De Simone R. 

Su vida es testimonio de que Dios nunca defrauda, que Dios no abandona.

No es un secreto para nadie que soy fanático de concursos como Master Chef, no sólo por su formato y la apetecible comida que preparan, sino también por un motivo que no puedo dejar de lado: siempre me inspira a superar las dificultades y las situaciones adversas, tanto así que cuando veo a participantes que logran su pase directo a la siguiente ronda, me hace comprender muchas veces cómo la dificultad y la adversidad del concurso de la vida, puede ser “digeridos” y utilizados como energía para alcanzar la meta de la vida, en este caso, alcanzar el cielo.

Hay un personaje que ganó el concurso de “Master Saint” (Maestro de la Santidad) sabiendo superar los momentos adversos y dándonos ejemplo de que con ella y siguiendo su ejemplo, podemos llegar directo al Señor.

“Alégrate, llena de gracia. El Señor está contigo”. Son palabras que escuchamos en los Evangelios y que sin duda alguna nos inspiran un especial sentimiento hacia la Virgen María, la “Master Saint” del Señor. María es la mujer de los momentos difíciles, no entendía mucho lo que pasaba.

Frente a este saludo, ella se encontraba desconcertada y se preguntaba qué quería decir; pero, supo que ese anuncio venía de Dios y supo decir SI. Un SI, que como sabemos bien, no fue nada fácil de vivir. Por eso María es la mujer de los momentos difíciles y nos acompaña en nuestra dificultad para poder utilizar esas penas como escaleras al cielo. Hay tres momentos importantes que tuvo que atravesar la madre de Dios que le pueden decir mucho a nuestra vida:

-El nacimiento de Jesús: No tenía una casa, una habitación y mucho menos un hospital para dar a luz. Estaban solos ella y José. El único lugar era un establo, una cueva de animales. Ella pudo haber recordado las palabras tan hermosas del Ángel: “El Señor está contigo”, pero ¿dónde estaba en aquel momento de dificultad?
    
-La huida a Egipto: Tuvieron que exiliarse junto al niño. Sus vidas corrían grande peligro. Tuvieron que marcharse a tierra extranjera, como hoy vemos a muchos que por las necesidades y dificultades tienen que abandonar su patria. María se convirtió en la itinerante, la mujer guerrera que inmigrante, perseguida por la codicia y avaricia del emperador, tuvo que mantenerse firme en ese SI a Dios, pero ¿dónde estaba Dios en aquel momento?
    
-La muerte en la cruz: No hay situación más difícil de afrontar para una madre que la pérdida de su hijo. Pero allí vemos a María, al pie de la cruz, soportando sus sufrimientos y meditándolos en su corazón. Son momentos desgarradores. Acompañaba a su hijo en una misión que, al parecer, no se encontraba Dios. ¿Qué hay de cierto de la ausencia de Dios en este momento?

María es la mujer de fe, es la Madre de la Iglesia, ella creyó. Su vida es testimonio de que Dios nunca defrauda, que Dios no abandona a su pueblo, al contrario, lo acompaña sigiloso, pero siempre presente mostrando su amor y misericordia, aunque existan situaciones y momentos donde pareciera Él no está.

“Alégrate, El Señor está contigo” es un llamado a no perder la memoria, a no perder las raíces, los muchos testimonios que recibimos del pueblo creyente y luchador. Ella es una fe que se ha hecho vida, una vida que se ha hecho Esperanza y, una Esperanza que nos lleva a priorizar la caridad. Que seamos portadores de esta fe, de esta vida, de esta esperanza, y, que María, en sus diversas advocaciones, nos lleve de la mano a Jesús. Ruega por nosotros Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las promesas y gracias de nuestro Señor Jesucristo. Amén
 



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