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Comunidad de California arrasada no es ajena a los incendios
Por ADAM BEAM WEED, California, EU (AP) — Su casa fue arrasada, su perro desapareció y la relación de 10 años con su novio terminó recientemente. Todo lo que Naomi Vogelsang pudo hacer el sábado fue sentarse afuera de un centro de evacuación de incendios forestales en el norte de California con 20 dólares en el bolsillo, esperando que alguien la llevara al casino. “No puede ser peor”, dijo. Vogelsang es una de las miles de personas desplazadas esta semana por el infierno más reciente en California, esta vez en la pequeña comunidad de Weed, a unos 451 kilómetros (280 millas) al noreste de San Francisco. La mayoría de los visitantes conocen este pueblo como una novedad, un lugar para detenerse brevemente cuando viajan por la Interestatal 5. Pero para quienes viven ahí, los últimos años han planteado otra preocupación en un mundo lleno de ellos: Cielos oscuros, remolinos de ceniza y llamas que avanzan tan rápido que dan poco tiempo para huir. Esta vez fue un incendio conocido como Mill. Las llamas se extendieron desde Roseburg Forest Products, que fabrica productos de madera, hasta el vecindario de Lincoln Heights, donde varias casas fueron consumidas por el fuego y los residentes tuvieron que huir para ponerse a salvo el viernes por la tarde. El incendio creció a más de 15,9 kilómetros cuadrados (6,1 millas cuadradas) el sábado por la mañana y estaba contenido en un 20%. Tras escapar del incendio, Judy Christenson, de 63 años, recordó una huida similar de hace 40 años cuando, siendo madre joven, tuvo que sacar a sus hijos de una casa en llamas. El verano pasado, un incendio forestal la obligó a evacuar y dejar atrás a sus mascotas. Ahora, Christenson dice que sus mascotas siempre traen un arnés para poder agarrarlas en cualquier momento e irse. “Cada vez que esto sucede, me pongo muy mal”, afirmó Christenson desde el asiento delantero de un automóvil en un centro de evacuación en Yreka mientras Félix, su gato anaranjado, dormía la siesta en el asiento trasero. “No puedo pensar con claridad”. Ubicado a la sombra del monte Shasta —un volcán de 4.267,2 metros (14,000 pies) que es el segundo pico más alto de la Cordillera Cascade— Weed no es ajeno a los incendios forestales. Los fuertes vientos de la zona que avivaban las llamas atrajeron al fundador del pueblo por un motivo muy diferente. Abner Weed, un soldado de la Guerra Civil que, según se dice, presenció la rendición del general confederado Robert E. Lee antes de mudarse a California, eligió instalar un aserradero allí porque el viento secaría la madera, según Bob West, residente de toda la vida y copropietario de Ellie’s Espresso and Bakery, una tienda de café y sándwiches que contiene algunos artículos históricos del pasado de la ciudad. Los vientos hacen que Weed y el área circundante sean un lugar propenso a incendios forestales, avivando pequeñas llamas con rapidez. Weed ha vivido tres incendios importantes desde 2014, un período de sequía extrema que ha provocado los incendios más grandes y destructivos en la historia de California. Esa sequía persiste ahora que California se prepara para lo que tradicionalmente es la peor etapa de la temporada de incendios. Los científicos dicen que el cambio climático ha hecho que el oeste sea más cálido y seco durante las últimas tres décadas y seguirá haciendo que el clima sea más extremo y que los incendios forestales sean más frecuentes y destructivos. Dominique Mathes, de 37 años, dijo que ha vivido experiencias difíciles relacionadas con incendios forestales desde que vive en Weed. Pero él no está interesado en irse. “Es un lugar hermoso”, dijo. “Todo el mundo tiene riesgos en todas partes, como Florida tiene huracanes e inundaciones, Luisiana tiene tornados y todo eso. Entonces, sucede en todas partes. Desafortunadamente aquí, son incendios”. Las órdenes de evacuación entraron en vigor rápidamente el viernes para 7,500 personas —incluyendo West, que tiene 53 años y vive en Weed desde que tenía un año. Nunca había tenido que evacuar por un incendio, pero ahora lo ha hecho dos veces. “Es mucho peor de lo que solía ser”, afirmó. “Afecta a nuestra comunidad, pues la gente prefiere irse que reconstruir”. JMRS |
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