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Protocolos de China contra COVID-19


2022-11-28

Por CARLA K. JOHNSON y MARIA CHENG

La estrategia de China de controlar la propagación del coronavirus mediante confinamientos, pruebas diagnósticas en masa y cuarentenas ha desatado la mayor demostración de descontento público hacia el Partido Comunista en varias décadas.

La mayoría de los manifestantes en el territorio continental de China y en Hong Kong han dirigido sus frustraciones hacia las restricciones que obligan a las familias a permanecer confinadas a sus hogares durante meses. Los expertos en salud de otras partes del mundo han dicho que los métodos de China son insostenibles.

A continuación, un vistazo a la estrategia “cero COVID” de China:

LA POLÍTICA DE CHINA

El gobierno del presidente Xi Jinping ha implementado una política de confinamientos, pruebas diagnósticas reiteradas a millones de personas y prolongadas cuarentenas a las personas que llegan del extranjero con el fin de reducir la propagación del coronavirus.

Al inicio de la pandemia, otras naciones también impusieron confinamientos y otras restricciones, las cuales eventualmente se retiraron. En un principio, la estrategia de China tuvo éxito en cuanto a mantener una cifra baja de decesos. Pero ahora significa que la población china ha tenido muy poca exposición al virus. Y China está usando únicamente vacunas desarrolladas en el país, las cuales son menos efectivas que aquellas que se utilizan en otras partes del mundo, además de que no hay suficientes ancianos con esquemas completos de vacunación.

El uso de China de los confinamientos ha sido “bastante draconiano”, dijo el doctor Anthony Fauci, el principal experto en enfermedades infecciosas del gobierno estadounidense, en declaraciones al programa “Meet the Press” de NBC. “Realmente no tiene ningún sentido de salud pública”.

NO HAY UN “PLAN B”

China ha registrado muchos menos decesos en comparación contras grandes naciones y una de las cifras más bajas del mundo en cuanto a muertes per cápita. Oficialmente, se han reportado 5.233 fallecimientos, la mayoría de ellos durante el brote inicial a principios de 2020.

Sus políticas estrictas salvaron vidas, pero no son sostenibles, indicó Ali Mokdad, profesor de sanimetría en la Universidad de Washington en Seattle.

“No cuentan con un plan B”, indicó Mokdad, añadiendo que la postura de China terminará por provocar un repunte de fallecimientos y una sobrecarga en el sistema de hospitales. “No pueden confinar al país para siempre”.

Julian Tang, virólogo de la Universidad de Leicester, en Gran Bretaña, coincidió en que el intento de China por frenar cada caso de COVID-19 “simplemente es imposible” y que hará lo que ya ha hecho la mayor parte del mundo y aprenderá a convivir con el virus.

“No hay final de la partida”, dijo Tang al referirse a la estrategia “cero COVID”

Si bien las estrictas medidas de China ayudar a evitar los miles de contagios, hospitalizaciones y muertes que se registraron en Occidente durante el primer año de la pandemia, todo eso desapareció con el surgimiento de la muy contagiosa variante ómicron, afirmó Tang.

“Lo único que se puede hacer es aceptar que habrá cierto nivel de enfermedad”, subrayó Tang.

PRONÓSTICO PESIMISTA

El doctor Paul Hunter, profesor de medicina en la Universidad de East Anglia, en Gran Bretaña, dijo que China se ha arrinconado a sí misma, y advirtió que salir de ese problema será doloroso. Destacó que el valor de las medidas como los confinamientos y el uso de cubrebocas fue principalmente para retrasar todas las infecciones que fueran posibles hasta que hubiera una vacuna disponible.

“Desafortunadamente, las vacunas en China no fueron muy buenas”, indicó Hunter, quien añadió que los niveles de inoculación entre su población más vulnerable son bajos, y que buena parte de la protección que brindaron las vacunas ya se ha disipado entre aquellos que se inocularon hace tiempo.

Hunter dijo que se deberían retirar gradualmente las restricciones para evitar una sobrecarga en los hospitales, e indicó que otras restricciones, como el uso de mascarillas, deberían mantenerse vigentes para reducir lo más posible la propagación del virus. Añadió que China eventualmente tendrá que abrir sus fronteras, un paso que inevitablemente se traducirá en un repunte de infecciones.

“El aumento alcanzará su pico muy rápidamente y también se disipará bastante rápido. Pero será terrible mientras lo atraviesan”, afirmó.

Airfinity, una compañía de análisis de salubridad, dio a conocer proyecciones el lunes que calculan que unas 2 millones de personas estarían en riesgo de morir en China en caso de que el país retirara su política “cero COVID”, considerando sus bajas tasas de vacunación y la falta de inmunidad natural entre la población.

Las autoridades locales levantaron algunas restricciones después de protestas recientes, pero el gobierno no ha mostrado indicios de dar marcha atrás en cuanto a su estrategia general contra el coronavirus.

LAS VACUNAS COMO UNA “SALIDA”

El doctor Bharat Pankhania, experto en enfermedades infecciosas de la Universidad de Exeter, señaló que China debería importar las vacunas de mARN desarrolladas por Pfizer-BioNTech y Moderna.

“La respuesta científica es muy clara”, aseguró Pankhania

Reconoció que para China sería un desafío político reconocer las deficiencias de sus vacunas, pero aseguró que el país necesita encontrar la manera de cambiar las cosas.

“Esto no debería ser cuestión de orgullo”, puntualizó. “La población china evidentemente está harta de tener que sufrir un confinamiento tras otro y la manera más rápida de dejar eso atrás es inmunizar a todos lo más rápido posible”.



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