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Pocos en Estados Unidos conocen o hacen caso de su guía nutricional
Más de una década después de que el Departamento de Agricultura de Estados Unidos dejara de recomendar la longeva y muy conocida pirámide alimentaria, pocos estadounidenses han oído hablar de MyPlate (MiPlato), un logotipo en forma de plato que enfatiza que las frutas y las verduras deben constituir la mitad de todas las comidas. Sólo un 25% de los adultos estadounidenses conocen la guía, que fue lanzada en 2011 por la administración del presidente Barack Obama para animar a los norteamericanos a comer alimentos saludables, pero un estudio del gobierno publicado el martes por el Centro Nacional de Estadísticas de Salud encontró que menos del 10% ha tratado de seguir estas pautas. Esas cifras para 2017-2020 mostraron apenas una ligera mejora con respecto a una encuesta similar realizada unos años antes. Eso significa que el programa del gobierno de Obama y que cuesta alrededor de 3 millones de dólares al año tiene mucho camino por recorrer todavía, a pesar de que han seguido aumentando las enfermedades relacionadas con la dieta, como la obesidad, la diabetes y las enfermedades cardíacas. “Actualmente, esta es la principal herramienta educativa para comunicar las pautas a los estadounidenses”, declaró la autora principal del estudio, Edwina Wambogo, epidemióloga de nutrición de la agencia. “MyPlate debería estar un poco mejor”. Los resultados no son ninguna sorpresa, manifestó Marion Nestle, experta en políticas alimentarias. ”¿Por qué alguien esperaría lo contrario?”, escribió en un correo electrónico. “MyPlate nunca vino acompañado de una campaña de educación y ya es obsoleto. Sólo se ocupa de los alimentos saludables, no dice nada sobre los alimentos no saludables y está tan lejos de lo que los estadounidenses realmente comen que parece inviable”. Un alto funcionario del Departamento de Agricultura (USDA, por sus siglas en inglés) aseguró que el proyecto de presupuesto de la agencia para el año fiscal 2023 busca un aumento de entre 3 y 10 millones de dólares al año para reforzar la campaña de MyPlate, al ampliar su alcance y hacer que las recetas y otros materiales sean culturalmente más relevantes. “Queremos asegurarnos absolutamente de que MyPlate y otras herramientas críticas estén en manos de más personas”, declaró Stacy Dean, subsecretaria adjunta de alimentos, nutrición y servicios al consumidor. El nuevo estudio encontró que las personas que calificaron su dieta como excelente, muy buena o buena tenían muchas más probabilidades de haber oído hablar de MyPlate que aquellas que respondieron que su dieta era regular o mala. De los que habían oído hablar de la guía, alrededor de un tercio trató de seguirla, según el estudio. MyPlate se presentó en 2011 con el apoyo de la entonces primera dama Michelle Obama, quien se centró en la alimentación saludable y el ejercicio. La guía presenta un plato de comida con cuatro secciones de color —frutas, verduras, cereales y proteínas— y un círculo externo más pequeño para productos lácteos, como leche baja en grasa o yogur. Se animó a los estadounidenses a hacer que la mitad de sus comidas sean frutas y verduras y la guía se promocionó como un formato de acceso fácil y rápido. Sin embargo, MyPlate omitió detalles cruciales, recalcó la doctora Vijaya Surampudi, especialista en nutrición de la Universidad de California en Los Ángeles. “No diferencia entre vegetales con almidón y vegetales sin almidón”, agregó. “Parecería que no hay grasas ahí”. La guía nutricional tampoco reconoce que las verduras, los cereales y los productos lácteos también contienen proteínas, añadió Nestle. MyPlate reemplazó la pirámide alimenticia del USDA, que estuvo en uso desde 1992 hasta 2011. Aunque fue muy reconocida por generaciones de estudiantes, los nutricionistas la criticaron por promover demasiados carbohidratos a través de los granos y reducir el consumo de grasas. “No fue el mejor conjunto de recomendaciones en muchos aspectos”, añadió Surampudi. “Nuestras tasas de diabetes no bajaron. Nuestras tasas de obesidad no bajaron. Subieron”. El nuevo estudio solicitó investigar por qué es menos probable que algunos grupos conozcan y sigan las pautas del gobierno, y cuál es la mejor manera de llegar y persuadir a las personas con dietas deficientes. Sin embargo, eso es complicado, admitió Surampudi. En general, la gente ahora sabe que debe comer más frutas y verduras, pero más allá de eso, el mensaje se vuelve ambiguo. “En el momento en que algo se vuelve un poco confuso, la gente se cierra”, lamentó. aranza |
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