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Presidenta de Perú matiza mirada al 2026 entre protestas
Por FRANKLIN BRICEÑO LIMA (AP) — La nueva presidenta de Perú, Dina Boluarte, matizó el viernes su decisión inicial de gobernar hasta 2026 y dijo que “si la situación amerita” podría analizar un adelanto de las elecciones siempre que se tome la decisión con el Parlamento. Boluarte, la primera presidenta en más de 200 años, no dejó en claro si el adelanto de los comicios incluiría también al Parlamento, la institución más impopular según las encuestas en un país que la víspera registró 14 manifestaciones en reclamo de elecciones presidenciales y legislativas. Omar Coronel, catedrático de Ciencias Sociales de la Pontificia Universidad Católica de Perú, dijo a The Associated Press que “el hecho de que ayer Dina Boluarte haya dicho que se quedará hasta 2026, es decir, que no va a haber adelanto de elecciones y más aún la represión que ha comenzado a las protestas, están generando incentivos para que la gente empiece a ver a Boluarte como un alfil de los sectores de derecha o de los actores más conservadores de Perú”. En las regiones de Ica y Arequipa manifestantes bloquearon carreteras claves en reclamo del cierre del Parlamento y que se convoque a elecciones. La víspera en Lima más de 1,000 manifestantes que intentaban llegar al Parlamento chocaron con la policía que los hizo retroceder con fuertes golpes de vara e innumerables gases lacrimógenos. “Lo único que queda es el pueblo, no tenemos autoridades, no tenemos nada, es una vergüenza nacional, todos estos corruptos congresistas se han vendido, han traicionado a nuestro presidente Pedro Castillo”, dijo a AP la manifestante Juana Ponce. La presidenta solicitó calma a quienes están saliendo a protestar y dijo que ella asumió la presidencia en cumplimiento de la sucesión ordenada por la constitución. Boluarte era la vicepresidenta de Castillo, destituido por el Parlamento el miércoles por “incapacidad moral permanente” y quien había iniciado su gobierno hace casi 17 meses. La mandataria pidió una salida pacífica a las manifestaciones e indicó que “Perú no da para más” y que existen problemas claves como la crisis alimentaria, agudizada por una sequía que golpea a los Andes y ha retrasado la siembra de papas, el principal alimento en miles de aldeas. Mientras tanto la tensión diplomática con México crece. Pese a las palabras conciliadoras de Boluarte de que esperaba al presidente Andrés Manuel López Obrador “con los brazos abiertos”, la cancillería peruana convocó al embajador mexicano Pablo Monroy para transmitirle que las declaraciones de López Obrador y de su canciller Marcelo Ebrard constituyen una “injerencia en los asuntos internos de Perú y no resultan consistentes” con los acontecimientos de días recientes. López Obrador calificó el jueves la remoción de Castillo como un “golpe blando”, dijo que aún estudiaban si reconocen a la presidenta peruana y relató que había ordenado abrir las puertas de la embajada al expresidente para darle asilo. Ebrard indicó el jueves que ya se estaba en consultas con Perú sobre este tema. Pero la solicitud de asilo no transcurrió por los cauces habituales –realizarse personalmente en la sede diplomática-- ya que Castillo fue detenido antes de llegar a la embajada. Según explicó Ebrard en Twitter, la solicitud fue presentada por su abogado y fue el embajador quien acudió después a la cárcel donde está Castillo para ratificarla. Castillo está detenido de forma preliminar por siete días. El presidente de Cuba Miguel Díaz-Canel criticó la destitución de Castillo y dijo en Twitter que la situación en Perú es resultado de un proceso dirigido por las “oligarquías dominantes para subvertir la voluntad popular” que había elegido a su gobierno de acuerdo con el ordenamiento legal peruano. Hasta el jueves Boluarte, una abogada de 60 años, había manifestado que esperaba gobernar, según lo establece la constitución, hasta el 28 de julio de 2026, fecha en que completaría el mandato el destituido Castillo. Pero apenas inició su gestión aparecieron voces en el Parlamento y en regiones del país demandando que se adelanten los comicios. Boluarte pidió una tregua a los legisladores. ADVERTISEMENT
La presidenta enfrenta el reto de reconducir la deriva política hacia un rumbo de estabilidad o pasar a integrar la lista que también incluye a Martín Vizcarra, quien gobernó entre 2018 y 2020 y fue destituido por el Congreso por la misma causal que Castillo. En su tercer día en el cargo lideró una ceremonia militar. “Nuestra nación es firme, fuerte y segura gracias a las Fuerzas Armadas... nos dan la garantía de que vivimos en orden, respetando la constitución, el Estado de Derecho, el equilibrio de poderes que se recuperaron tras una fallida aventura que debe quedar en la memoria del país para que la historia no se repita”, dijo. Sus intenciones no son lo único que cuenta. “Debe llamar a un pacto de gobernabilidad con los grupos parlamentarios que le permita aprobar más de 64 importantes proyectos de ley que está dejando el gobierno de Castillo y que no fueron atendidos”, dijo a AP Luis Mendieta, quien fue hasta el miércoles jefe del gabinete técnico de Castillo. “También debe buscar un gabinete que garantice gobernabilidad, difícil, pero se puede lograr”, añadió el exfuncionario. Más incrédulo se mostró el expresidente Ollanta Humala (2011-2016). “No tiene las herramientas para gobernar” porque “no tiene bancada en el Congreso”, apuntó a la televisora N. “Está sola”, sentenció . A su criterio, una tregua con el mismo Congreso que destituyó a su antecesor “durará un mes o quizás más, pero luego se le vienen encima los grandes problemas del país”. Jorge Aragón, profesor de ciencia política de la Pontificia Universidad Católica de Perú, tampoco ve un horizonte despejado. Un gobierno de Boluarte “va a ser muy complicado, por no decir imposible”, acotó. Castillo, explicó Aragón, tenía por lo menos vínculos con algunos parlamentarios, pero la nueva presidencia debe reconstruir los lazos con todos si quiere sobrevivir. Patricia Zárate, jefa del área de estudios de opinión del Instituto de Estudios Peruanos, estimó que al Congreso le interesa permanecer hasta 2026 en lugar de facilitar una reforma constitucional que permita una convocatoria a elecciones anticipadas. En consecuencia, apuntó Zárate, la nueva presidenta se verá obligada a negociar con los legisladores y a forjar alianzas. Desde el Parlamento algunos ya han pedido el adelantamiento electoral. El legislador Carlos Zeballos, del pequeño grupo parlamentario Integridad y Desarrollo, pidió a la flamante presidenta que presente una iniciativa legislativa para adelantar los comicios alegando que “es una demanda mayoritaria y latente de la población”. También desde algunas regiones llegó el mismo requerimiento. El gobernador de Cusco, Jean Paul Benavente, condenó el “golpe de Estado” de Castillo pero demandó a la nueva mandataria una convocatoria electoral “como un medida coherente y solución objetiva a la crisis política del país”.
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