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COVID-19, influenza y VRS: la ‘tripledemia’ se sigue propagando


2022-12-27

Emily Anthes | The New York Times

Es probable que el virus respiratorio sincitial haya alcanzado su punto máximo, pero la gripe se sigue propagando y los casos de covid están aumentando. Los científicos creen que en el próximo invierno los picos de contagios podrían disminuir.

Ya se convirtió en una rutina agotadora: los estadounidenses han vuelto a embarcarse en otra temporada de viajes navideños, en medio de una avalancha vírica.

Se están propagando nuevas variantes de ómicron, inmunes y evasivas, y vuelven a aumentar los casos, las hospitalizaciones y muertes por COVID-19, aunque las cifras siguen estando muy por debajo del pico del invierno pasado. Sin embargo, este año el coronavirus tiene compañía: los virus estacionales comunes, que han permanecido inactivos durante los últimos dos inviernos, han regresado con fuerza.

“Y resulta que tienen tareas pendientes”, afirmó Peter Graven, director de la oficina de análisis avanzados de la Universidad de Ciencias de la Salud de Oregón.

En concreto, la gripe y el VRS, o virus respiratorio sincitial, atacaron pronto y con fuerza este otoño, lo cual provocó brotes importantes que ahora se superponen con el resurgimiento del coronavirus. Esta acumulación de virus, que algunos denominan “tripledemia”, ya desencadenó una temporada agotadora de enfermedades, disparó la demanda de analgésicos y antipiréticos, y llevó a los hospitales infantiles al borde del abismo.

No obstante, cada uno de estos tres virus sigue una trayectoria ligeramente distinta. Aunque existen variaciones geográficas considerables, en la mayor parte de Estados Unidos es probable que el VRS ya haya alcanzado su punto máximo, mientras que la influenza está en auge en estos momentos, según los expertos. Además, la COVID-19 sigue creciendo y es probable que los casos sigan aumentando.

Esto significa que aún quedan semanas difíciles y repletas de fiebre por delante. “Habrá muchos niños resfriados”, comentó Andrew Lover, epidemiólogo especializado en enfermedades infecciosas de la Facultad de Salud Pública y Ciencias de la Salud de la Universidad de Massachusetts Amherst . “Habrá un montón de enfermedades respiratorias flotando alrededor de todas estas fuentes distintas”.

Según los científicos, aún no es demasiado tarde para vacunarse contra la influenza, que parece estar bien adaptada a las cepas que circulan este año, y los expertos repitieron sus habituales exhortaciones a tomar precauciones básicas, como usar cubrebocas en espacios cerrados y concurridos, usar las pruebas rápidas para detectar COVID-19 antes de visitar a personas vulnerables y quedarte en casa cuando te sientes mal.

“Sé que la gente está cansada de oír estas cosas”, aseveró Graven. “No les estamos diciendo que tendrán que cambiar su vida para siempre. Ahora mismo, y por las próximas semanas, no estaremos en una situación favorable”.

Los científicos esperan que el próximo invierno sea mejor y señalan que esta temporada brutal es una consecuencia desafortunada, y no del todo inesperada, de varios años de precauciones contra la pandemia, como usar cubrebocas y mantener la distancia social. Estas medidas protegieron a muchas personas de las infecciones invernales rutinarias y quizá evitaron que los sobrecargados sistemas sanitarios sufrieran repuntes aún mayores.

No obstante, muchos niños y adultos también perdieron la oportunidad de desarrollar o reforzar sus defensas inmunitarias contra la gripe y el VRS, lo que provocó que la población estuviera inusualmente vulnerable a los virus este otoño.

“Hubo cierta acumulación de susceptibilidad entre la población”, dijo Virginia Pitzer, epidemióloga de enfermedades infecciosas de la Escuela de Salud Pública de Yale “Es un invierno peor de lo normal, pero esperemos que no se repita el próximo año”.

Un resurgimiento de los virus

El primer virus que surgió este otoño fue el virus respiratorio sincitial, que suele causar una enfermedad leve, pero puede ser grave, o incluso mortal, en adultos mayores y niños pequeños. Para cuando los niños de Estados Unidos cumplen 2 años, casi todos han estado expuestos al virus.

Por lo general, el virus alcanza su punto máximo en diciembre o enero, pero este año, los casos de VRS comenzaron a aumentar abruptamente en septiembre y, a mediados de noviembre, las tasas de hospitalización pediátrica habían alcanzado el nivel más alto desde que comenzó el seguimiento en 2018. Las tasas de hospitalización de adultos mayores también se dispararon.

La influenza aumentó en octubre, unas seis semanas antes de lo previsto, y ya ha causado al menos 150,000 hospitalizaciones y 9300 fallecimientos, según cálculos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por su sigla en inglés). El índice acumulado de hospitalización es más alto para esta época del año de lo que ha sido en más de una década.

“En comparación con la situación habitual, teníamos un numeroso grupo de personas que podían estar infectadas por el virus respiratorio sincitial y por la influenza, porque básicamente nos perdimos dos temporadas”, comentó Jeffrey Shaman, epidemiólogo de enfermedades infecciosas de la Universidad de Columbia. Como resultado, los virus “pudieron propagarse pronto e infectar a mucha gente, y por eso estamos viendo estos brotes tan numerosos y marcados desde el principio”.

También se ha detectado que los casos de infecciones de la bacteria Streptococcus del grupo A, o estreptococos A, pueden estar en aumento en Estados Unidos y Europa. Aunque estos casos siguen siendo raros, pueden estar relacionados con los aumentos repentinos de la gripe y el VRS, que pueden hacer que las personas sea más vulnerables a los estreptococos invasivos, dijeron las autoridades.

No obstante, en fechas recientes han surgido algunas señales alentadoras, en especial en lo que respecta al VRS. A nivel nacional, las tasas de hospitalización y las detecciones de VRS se han reducido desde mediados de noviembre, según los datos de los CDC.

“Creo que es probable que la temporada del VRS haya alcanzado su punto máximo en la mayor parte del país”, afirmó Pitzer. “Creo que hay una luz al final del túnel”.

La trayectoria del repunte de la influenza es más difícil de distinguir, según los científicos. Los niveles del virus siguen siendo muy elevados y es posible que algunas localidades estén teniendo sus picos de influenza en estos momentos. “Sigue pareciendo muy grave en casi todas partes”, dijo Lover.

Pero hay indicios de que las condiciones podrían empezar a mejorar en algunas zonas del país, incluidas partes del sur y los estados del Atlántico medio. Según el último informe de los CDC sobre la influenza, durante la semana que terminó el 10 de diciembre el porcentaje de muestras de laboratorio que dieron positivo se mantuvo estable a escala nacional y el número de ingresos hospitalarios disminuyó en comparación con la semana anterior.

Varios expertos expresaron su esperanza de que la temporada precoz de influenza de este año también termine pronto, con un rápido descenso de los casos a medida que el virus encuentre menos personas que infectar. “Contagia a todas las personas susceptibles de enfermarse o infectarse y ya no le queda materia durante la temporada tradicional”, afirmó Justin Lessler, epidemiólogo de enfermedades infecciosas de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill.

Por ejemplo, a principios de este año, Australia vivió una temporada temprana y grave de influenza, en la que los casos aumentaron vertiginosamente y luego “se desplomaron con bastante rapidez”, señaló Shaman.

Otra posibilidad es que los casos de influenza se estabilicen durante un tiempo. En varias comunidades de California, la cantidad de influenza presente en las aguas residuales ha dejado de aumentar, pero sigue siendo elevada, según Alexandria Boehm, ingeniera medioambiental de la Universidad de Stanford e investigadora principal de WastewaterSCAN, una iniciativa estadounidense de vigilancia de las aguas residuales. “Eso sugiere que todavía hay bastantes contagios”, aseveró.

Según los científicos, aunque el brote actual disminuya, podría producirse otro brote de influenza durante la temporada.

“La visión optimista es que tuvimos una temporada temprana y grave y que, con suerte, lo que ocurrirá en las próximas dos semanas es que todas las cifras empezarán a bajar”, señaló Helen Chu, médica especialista en enfermedades infecciosas y epidemióloga de la Universidad de Washington. “Pero la visión pesimista es que esto es solo el principio y más adelante veremos un par de olas posteriores”.

COVID-19, otra vez

Por su parte, la COVID-19 parece estar al alza. En muchos de los centros de WastewaterSCAN, los niveles de coronavirus empezaron a aumentar a principios de noviembre y se dispararon cerca del Día de Acción de Gracias, según Boehm. Los niveles siguen una tendencia al alza en la mayoría de los centros, dijo; en algunos, incluso se acercan a los niveles máximos del invierno pasado.

Los casos de COVID-19 registrados de manera oficial, que siguen siendo una subestimación significativa, han aumentado un 24 por ciento en las últimas dos semanas, mientras que las hospitalizaciones han aumentado un 9 por ciento. Hay más de 400 fallecimientos diarios relacionados con la covid, lo que supone un aumento del 41 por ciento con respecto a los niveles de hace dos semanas.

Los expertos pronostican que es probable que estas cifras sigan aumentando en las próximas semanas impulsadas por una combinación de viajes navideños, reuniones en lugares cerrados, disminución de la inmunidad y la propagación de las variantes BQ.1 y BQ.1.1, dos versiones nuevas de ómicron altamente inmunoevasivas. (Hasta ahora, estas subvariantes no parecen ocasionar una enfermedad más grave que las versiones previas de ómicron, según los científicos).

El momento preciso y el tamaño de una nueva ola de covid es difícil de predecir, y los expertos pronostican que los casos podrían alcanzar su punto máximo a nivel nacional en cualquier momento entre fines de diciembre y principios de febrero. La mayoría predijo que los altos niveles de inmunidad preexistente, por vacunación, infección o ambas, probablemente mantendrían el número total de víctimas más bajo que durante los aumentos repentinos de invierno anteriores.

“Vamos a tener un pico notable y significativo en hospitalizaciones y muertes, pero nada que se parezca a lo que vimos en los últimos dos inviernos”, dijo Lessler.

La aparición de nuevas variantes sigue siendo un comodín. En teoría, la explosión de casos en China podría aumentar ese riesgo; cuanto más se propaga el virus, más oportunidades tiene de mutar y evolucionar. Pero pueden surgir nuevas variantes en cualquier lugar, y dado lo extendido que ya está el virus en todo el mundo, es posible que el brote actual de China no tenga “un impacto apreciable en la velocidad a la que surgen nuevas variantes”, dijo Lessler.

Todavía es demasiado pronto para decir si la gripe y el VRS volverán a sus ritmos típicos el próximo año. Pero no todos los inviernos serán tan malos, predijeron los científicos. “Estamos compensando la brecha de inmunidad que existió durante estos últimos dos años”, dijo Chu. “Las cosas probablemente mejorarán”. (Una vacuna contra el VRS también podría estar disponible para el próximo invierno, afirmó).

A pesar de eso, incluso antes de la pandemia, los contagios de gripe variaban mucho de un año a otro (una mala temporada puede causar más de 50,000 muertes y abrumar a los hospitales) y es probable que la covid siga siendo parte de las enfermedades invernales.

“Eso aumentará los números cada año, en términos de cuántas personas tienen enfermedades respiratorias graves”, dijo Lessler. “No me sorprendería si la carga general de la enfermedad respiratoria grave fuera más alta en la próxima década que en la década previa a 2020”.
 



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