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La Biblia presenta una historia sagrada


2023-01-26

Por | Pbro. José Manuel Suazo Reyes

Los relatos bíblicos cuentan la historia de las intervenciones salvíficas de Dios.

Cuando hablamos de historias bíblicas no nos referimos a crónicas o anales en sentido científico de la palabra. Las historias bíblicas no son una narración neutral de hechos. “Nadie ve un cuadro desde ningún lugar”. Toda visión supone una ubicación y orientación.

La historia que nos cuenta la Biblia no está libre de interpretación. Lo contrario es un ideal romántico e irrealizable. Los hechos para que sean inteligibles necesitan ser verbalizados y toda verbalización es ya una interpretación, “que tire la primera piedra el que esté libre de ideología” No hay más historia que la historia interpretada y narrada.

Estos criterios son aplicables a la historia bíblica que da un carácter trascendente a los acontecimientos intraterrenos. Dimensión que sólo se puede conocer y expresar por la fe y desde la fe. Teniendo en cuenta lo anterior, se puede decir que la historia bíblica se caracteriza por los siguientes rasgos: confesional, Kerygmática, interpelante, profética, escatológica y salvífica.

Es Confesional. La historia bíblica se escribió desde la fe en Dios, por esa razón bien puede llamarse: una historia sagrada. Los autores bíblicos al contar su pasado descubren en los acontecimientos una dimensión que hace referencia a lo divino que podemos sintetizar en este principio: Todo viene de Dios y todo se encamina a él. De esta manera lo que para algunos era sólo una de tantas salidas de nómadas abandonando Egipto, para los historiadores bíblicos es el éxodo, es decir la mayor experiencia fundante y desencadenante de la presencia y acción de Dios en la historia de salvación. Lo que para otros fue una simple ruina de un pueblo, la destrucción de Samaria o Jerusalén, para el historiador judío fue la expresión del juicio de Dios que prueba y castiga a su pueblo para moverlo a la conversión.

Es Kerygmática. Escrita desde la fe, la historia bíblica quiere ser proclamación y anuncio de esa misma fe. El credo bíblico contiene dogmas de carácter histórico; artículos que refieren intervenciones divinas. Dios se da a conocer por medio de sus intervenciones en la historia de los hombres, leídas e interpretadas por la palabra de los profetas. Al profesar su fe, los israelitas mencionaban intervenciones muy concretas Dt 26,5- 9; Sal 78,67-71. Cf. 1 Cor 15,3-5. De esta manera, narrando un acontecimiento, se anuncia una experiencia de Dios.

Es Interpelante. Escrita desde la fe y con el carácter kerygmático se entiende que la historia bíblica no es una mera crónica informativa o una descripción que usa la tercera persona, sino un anuncio de salvación que pide y espera la respuesta y el asentimiento del lector de todos los tiempos. Por ejemplo la historia deuteronomista quiere ser un llamado a la conversión y a la esperanza. La forma de hablar y actuar de los personajes, los acontecimientos, los premios para los buenos y los castigos para los malos, es un llamado a optar por la ley y a optar por el Dios de la alianza.

Es Profética. Lo que llamamos libros históricos, la Biblia Hebrea la llama primeros profetas. Es un título apropiado pues los libros históricos son en realidad la lectura profética de la historia, sus autores supieron leer en los acontecimientos los signos de los tiempos, sus autores descubrieron en la historia el designio salvífico de Dios. La historia se convierte entonces en el lugar teológico de los profetas.

Es Escatológica. Los pueblos vecinos profesaban una idea cíclica de la historia. Creían que ésta giraba y se repetía en torno al mismo centro de gravedad sin jamás avanzar. Los judíos en cambio tienen una concepción lineal. La historia tiene como punto de partida la fe en Dios y camina hacia una meta: la esperanza mesiánica y escatológica, de esta manera de un encuentro inicial con Dios, el creyente se encamina hacia el encuentro pleno y definitivo. El esquema de la historia bíblica es semejante al éxodo: el pueblo que sale de Egipto se encamina hacia la tierra prometida a través de la peregrinación por el desierto. La historia de Israel es un éxodo que se encamina a la tierra prometida.

Es Salvífica. Las historias que narra la Biblia son de tipo salvífico; no son sólo buena noticia anunciada, son buena noticia vivida y experimentada; los relatos bíblicos cuentan la historia de las intervenciones salvíficas de Dios.



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