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Les dijeron que su edificio era a prueba de terremotos, pero se derrumbó
Por | James Glanz, Ceylan Yeginsu Algunas estructuras en Turquía que se promocionaron como construidas según los códigos sísmicos modernos no resistieron el sismo. Asur, el exclusivo complejo habitacional de tres años de antigüedad ubicado en la ciudad turca de Malatya, con pisos de mármol y candelabros por doquier, supuestamente era antisísmico, estaba construido con los mejores materiales y cumplía con las normas de construcción sismorresistentes más modernas. Los residentes de esa comunidad de clase media pagaron más por esas garantías. En la madrugada del 6 de febrero, cuando una fuerte réplica sacudió la región algunas horas después del terremoto de magnitud 7,8, uno de los dos edificios del complejo se desplomó en medio de una nube de polvo producida por el concreto y el acero que cayeron al suelo. Este es un patrón que se ha presentado en otros lugares de la zona del terremoto: algunas estructuras edificadas de acuerdo a estrictas normas de construcción sismorresistentes se derrumbaron mientras que otras cercanas se mantuvieron en pie, entre ellas algunas más antiguas y construidas antes de que se actualizaran esas normas. “No elegimos nuestro apartamento por sus baños de mármol ni por sus hermosas lámparas”, comentó Mine Goze, de 42 años, quien vive con su esposo y dos hijos en el edificio A del complejo. “Sabíamos que estábamos mudándonos a una zona sísmica de alto riesgo y queríamos estar en un edificio seguro, aun cuando esto implicara pagar el doble de renta en esa zona”. El esposo de Goze, quien había regresado al apartamento a evaluar los daños y a rescatar a su gato, logró salir justo antes de que el edificio se derrumbara. La mayoría de los residentes ya habían evacuado después del primer movimiento telúrico. “Estuvo muy cerca; muchas personas podrían haber muerto”, comentó Goze. “Exigimos respuestas. ¿Por qué se desplomó nuestro edificio mientras que otros del mismo complejo quedaron intactos?”. El terremoto y las réplicas que sacudieron el sureste de Turquía y ocasionaron el fallecimiento de más de 31,000 personas, fueron lo suficientemente fuertes como para destruir incluso los edificios que respetaron los códigos de edificación. Pero la magnitud de la destrucción y los inexplicables daños en los edificios más nuevos han aumentado el escrutinio sobre las normas de construcción del país y el cumplimiento de los códigos diseñados para que los edificios sean sísmicamente seguros por parte de los constructores locales. Un video del derrumbe de Asur, analizado por tres ingenieros con un amplio conocimiento sobre edificios y prácticas de ingeniería en Turquía, reveló que lo más probable es que esto haya sido provocado por un mal diseño estructural. Los ingenieros, que evaluaron el video de manera independiente, señalaron un defecto conocido como piso blando. Todos los pisos de un edificio deben tener suficiente rigidez lateral y resistencia como para transferir la carga hasta el suelo durante un terremoto, explicó uno de los ingenieros, Mustafa Mahamid, investigador en el Instituto Tecnológico de Israel Technion, en Haifa, Israel, y miembro de la Sociedad Estadounidense de Ingenieros Civiles. Cuando no es así, el piso blando puede fallar y el edificio se desploma, señaló. “El hormigón comenzó a caerse en la planta baja”, comentó Mahamid, quien ha vivido y estudiado en Turquía. Ihsan Celik, el constructor del edificio residencial que se derrumbó en el complejo de Asur, afirmó que la construcción del edificio se realizó acatando las normas más recientes, con hormigón de la más alta calidad reforzado con barras de acero. Reconoció que pudo haber ocurrido un error de ingeniería que hizo que se derrumbara el piso inferior, pero afirmó que no podía hacer más comentarios porque hay una investigación en curso. “Seguimos investigando qué sucedió y no podemos estar seguros, pero fue un terremoto muy fuerte que hizo que se derrumbaran muchos otros edificios de esa área y que la gente muriera”, señaló Celik. “Por fortuna, no falleció nadie de nuestro edificio y tenemos más de 70 edificios adicionales en el área que no están dañados”. En todo el país, el enojo sigue en aumento por todas las vidas que se perdieron y por los millones de personas que se quedaron sin casa y sin negocios. Las autoridades turcas han detenido o arrestado a más de 10 contratistas acusados de infringir las normas de construcción. Varios constructores fueron atrapados tratando de huir del país cuando el Ministerio de Justicia ordenó a las autoridades locales que instalaran una unidad especial para investigar los “delitos del terremoto”. Ni Celik ni su empresa, Ishak Insaat, han sido involucrados en estos arrestos. “Las leyes están bien redactadas, pero no las aplicamos. Ese es nuestro mayor problema”, señaló Pelin Pinar Giritlioglu, presidente de la representación en Estambul de la Unión de Cámaras de Ingenieros y Arquitectos Turcos. En 1999, un devastador terremoto sacudió Izmit, una ciudad del noroeste de Turquía, que provocó la muerte de más de 17,000 personas y daños a cerca de 20,000 construcciones. Desde entonces, se han instaurado y actualizado nuevas normas para garantizar que en las zonas sísmicas se construyan estructuras que absorban el impacto de los terremotos. Pero la aplicación sigue siendo poco rigurosa y persisten las malas prácticas de construcción, aunadas a problemas de materiales de mala calidad e insuficientes protocolos de inspección. En los últimos años, estas dificultades se han exacerbado por un auge de la construcción respaldado por el gobierno que ha transformado los horizontes citadinos con grandes proyectos residenciales que a menudo se realizan a toda prisa, sin el control de calidad necesario. El complejo de Asur es uno de los muchos proyectos residenciales nuevos construidos en Malatya y forma parte de la fiebre de construcción que impulsó el crecimiento económico en todo el país. Se promocionó como un complejo de “máxima calidad” con un campo de futbol y una cancha de basquetbol, lo que atrajo a familias de médicos, oficiales de la policía y maestros. No se supo de inmediato si el edificio de Asur había sido diseñado y construido con posibles fallas (o si algunas modificaciones posteriores lo debilitaron). Incluso para los constructores que se comprometen a respetar las normas de construcción sismorresistentes más recientes, no es nada sencillo diseñar una estructura de gran altura para que resista las fuerzas laterales y se mueva y oscile durante un terremoto. Los tres ingenieros que analizaron el video del derrumbe de Asur dijeron que parecía haber un fallo de diseño en la planta baja. Cuando la tierra tembló durante la más fuerte réplica, la mayor parte del edificio no mostró daños iniciales, al menos vistos desde el exterior. Pero en cuestión de segundos empezó a salir polvo de la planta baja, probablemente hormigón pulverizado de las columnas verticales que empezaban a ceder. De forma rápida aparecieron grietas visibles en las paredes exteriores de la planta baja, que empezó a derrumbarse. Al final, ese piso desapareció por completo cuando el resto del edificio, que ya no se sostenía desde abajo, lo aplastó por la fuerza de gravedad. Servef Polat, un ingeniero consultor de Estambul que analizó el derrumbe del Asur, y que ha trabajado en Estados Unidos y Turquía, dijo que el video mostraba que la planta baja era el piso débil y no podía soportar las fuerzas laterales del terremoto. “Se trata de un error de diseño”, afirmó Polat Esa también fue la conclusión de Osman Ozbulut, profesor asociado de ingeniería civil en la Universidad de Virginia, cuya ciudad natal en Turquía está a una hora en auto de Malatya. Según Ozbulut, la planta baja “no parece estar diseñada como debería. Falló y el resto del edificio se le derrumbó encima”. Todos los ingenieros dijeron que sus conclusiones eran preliminares y que podrían evolucionar a medida que se dispusiera de más información procedente de las investigaciones. En general, los expertos advirtieron que un terremoto de esta magnitud causaría graves daños incluso en un lugar como California, donde las normas estrictamente redactadas exigen que los edificios sean antisísmicos. Pero muchas familias estadounidenses habitan en casas ligeras con armazón de madera que, si se derrumbaran, no serían necesariamente mortales para quienes están adentro, mientras que las residencias más comunes en Turquía son edificios de apartamentos de cinco a 10 pisos de concreto reforzado, más pesados y letales si llegan a caerse. Los edificios más viejos de Turquía son más vulnerables. Los códigos de edificación modernos, que empezaron a ser aprobados a fines de la década de 1990, se revisaron en 2007 y se actualizaron en 2018. Una ley de amnistía introducida en 2018 también debilitó las gestiones para que los edificios respeten un código. Los constructores y las personas que transgredían los códigos de edificación del país podían pagar una multa para que se autorizaran debidamente las construcciones ilegales. De acuerdo con el Ministerio de Medioambiente y Urbanización, con este programa el gobierno obtuvo 3100 millones de dólares. De todas maneras, muchas construcciones en la zona del terremoto debieron haber sido levantadas según las nuevas normas e incluso algunas, como la de Malatya, debieron adoptar las más recientes que, según los ingenieros, se parecen a las de Estados Unidos. En la ciudad de Antioquía, al sur, también se derrumbaron dos edificaciones en otro complejo residencial nuevo, el Guclu Bahce, que se inauguró con bombos y platillos en 2019 y que fue promocionado como “algo sumamente especial en comparación con otros por su ubicación y calidad de construcción”. Esas fallas son particularmente extrañas en un país que tiene una gran experiencia técnica y cuenta con ingenieros muy preparados, algunos de los cuales afirmaron que tal vez los problemas tenían mucho más que ver con una falta de supervisión en el diseño y la construcción a nivel nacional, así como con malas prácticas de la industria de la construcción. Otra preocupación tiene que ver con los protocolos de inspección poco rigurosos. Según la ley de construcción de 2007, las estructuras no tienen que ser inspeccionadas cuando ya les han otorgado una licencia, lo que implica que los constructores u otras personas pueden realizar modificaciones que no fueron autorizadas. “Cada dos años, llevamos a inspeccionar nuestros automóviles para asegurarnos de que es seguro conducirlos, pero cuando ya construimos nuestros edificios y nos dan una licencia, se pueden cortar columnas o hacer reformas sin consultar con un ingeniero”, señaló Giritlioglu, de la Unión de Cámaras de Ingenieros y Arquitectos Turcos. Ya se trate de un diseño deficiente o de inspecciones, dijo Mahamid, incluso los más pequeños errores son críticos cuando la tierra empieza a temblar. Por ejemplo, los problemas con detalles como la sutileza en la forma de conectar columnas verticales y vigas horizontales, pueden marcar la diferencia entre un edificio que se balancea con seguridad o que se derrumba en un terremoto. “No creo que sigan los métodos que Estados Unidos emplea en sus normas”, opina Mahamid. Ali Sasmaz, un ingeniero civil que vive en el bloque B del complejo de Asur fue a inspeccionar los restos tras la réplica del terremoto del lunes. Dijo que la planta baja del edificio era comercial, con cinco o seis tiendas, y cree que fue el eslabón débil. “Creo que el edificio era resistente, pero parece que hubo un error de cálculo estadístico en la sección donde estaban las tiendas”, dijo Sasmaz. “Sea quien sea el responsable de la negligencia que provocó el derrumbe de este edificio —el Ministerio de Medioambiente y Urbanización, la municipalidad, el contratista— sea quien sea, quiero que sepa que lucharemos por nuestros derechos hasta el final”. aranza |
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