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Tabacaleros cubanos buscan recuperarse tras huracán Ian


2023-03-08

Por ANDREA RODRÍGUEZ

SAN LUIS, Cuba (AP) — Un vecino le prestó una casa para secar las hojas, él tenía un poco de fertilizante guardado y algo en su semillero como para arrancar, así que finalmente se animó a plantar. Hirochi Robaina, uno de los más reconocidos productores de tabaco de Cuba, camina ahora entre el verde intenso de sus plantas de más de un metro de altura y no puede creer el “milagro”.

Seis meses después del paso del huracán Ian, que arrasó con el 80% de la infraestructura utilizada en la producción de tabaco en Pinar del Río desbaratando secaderos y almacenes, llevándose por los aires postes y viviendas, los campesinos están tratando de levantarse del desastre. Y aunque en menos cantidad que otras temporadas, aseguran que lograrán cosechar estas hojas para el torcido, uno de los principales rubros de exportación de la nación caribeña.

“No quedó ni una casa de tabaco en pie, no quedaron almacenes, no quedó árbol... ni los alambres, todo se partió y en aquel momento no creí que fuera posible (plantar)”, manifestó a The Associated Press Robaina, de 46 años, heredero de la finca de su abuelo, tan famosa que una marca de puros lleva su nombre: Vegas Robaina.

Cuando AP recorrió entre fines de septiembre y comienzos de octubre la zona de La Coloma y sus vecinas San Luis y San Juan y Martínez, en Pinar del Río -a unos 200 kilómetros de la capital-, la destrucción ocasionada por Ian y el desánimo eran notables.

Robaina aseguró entonces con la voz quebrada que se dedicaría a plantar frijoles y hortalizas, un desperdicio para una tierra que produce el finísimo tabaco tapado para los puros de exportación.

El tabaco tapado de mayor calidad se usa para la exportación y el de sol -que no se cubre- para los interiores del torcido y otras clases de cigarrillos.

“Tomé la decisión de sembrar tabaco para mantener la tradición familiar de un siglo”, agregó Robaina, mientras mostraba a AP su vega en la que logró cultivar dos hectáreas, el 30% de las que tenía en 2022 para esta fecha.

La preocupación por el impacto de Ian se sumó a la fuerte crisis económica que atraviesa Cuba, con una caída del Producto Interno Bruto (PIB) del 11% en 2020 y que subió al 2% en 2021 y el mismo porcentaje el año pasado.

Varios campesinos consultados por AP aseguraron que no recordaban haber vivido un ciclón tan destructivo y dudaron poder sembrar la aromática hoja, que requiere cuidados especiales, aplicación de fertilizantes y herbicidas en momentos muy precisos, riego, telas para cubrir las plantas y casas de secado para que no se desperdicien las cosechas.

Con vientos de más de 200 kilómetros por hora, Ian atravesó la isla de sur a norte el 27 de septiembre por el occidente afectando seriamente a las provincias de Pinar del Río -adonde se produce el 80% del tabaco de la isla y casi el total del tapado para exportación--, Artemisa, Mayabeque y, en menor medida, La Habana.

Cinco personas murieron y 30,000 fueron evacuadas; miles de postes cayeron, el sistema energético colapsó en todo el país y comunidades enteras estuvieron sin luz, agua y teléfono por semanas. Las autoridades no dieron un monto en dinero de las pérdidas pero se afectaron cientos de hectáreas sembradas con arroz, maíz, boniatos y frutales.

El 43% de las 85,000 viviendas en Pinar del Río resultaron afectadas y quedaron por el piso 10,000 casas de secado de tabaco -de las 12,000 existentes-. También se perdieron unas 33,000 toneladas de hojas almacenadas, de ellas 50 toneladas para la exportación, según las autoridades.

Dado que el cultivo de tabaco -en especial el tapado para exportación- lo realizan decenas de pequeños productores privados, éstos se reunieron con las autoridades y les exigieron respaldo, desde maderas para las casas de tabaco hasta el pago de las deudas atrasadas por sus cosechas de 2022 por parte del Estado, que les compra su producción para fabricar puros y comercializarlos a través de la empresa mixta monopólica Habanos S.A.

“La recuperación fue rápida”, expresó a AP con asombro el productor Reiniel Rojas, un campesino de 33 años que lleva diez cultivando tapado y se animó a sembrar ahora 13 hectáreas en las inmediaciones de La Coloma gracias a que pudo terminar sus casas de secado.

El Estado les vendió a los campesinos los elementos principales como madera, zinc y clavos y les liquidó las deudas para que pudieran invertir en fertilizantes y herbicidas. También les ofreció créditos blandos a 10 años con dos de gracia, indicaron los campesinos.

Además hubo mucha solidaridad: productores de la zona se mostraron asombrados por la organización y cooperación que se creó espontáneamente entre ellos y la ayuda que vino de otras naciones tabacaleras como Nicaragua y República Dominicana.

Robaina, por ejemplo, recibió cuatro motosierras de amigos productores de otros países y su primo le prestó la casa de secado pues él está atrasado con la suya; mientras él donó posturas a otros dos campesinos. Rojas también consiguió semillas de un colega para sembrar.

La naturaleza los ayudó, aseguraron. Todos coincidieron en que este año no hubo plagas de orugas o de hongos que suelen estropear plantaciones enteras, por lo que la demanda de pesticidas bajó.

Una casa de tabaco le cuesta a un productor alrededor de unos 20,000 dólares al cambio oficial. Una buena cosecha con el delicado trabajo de todo un año puede tributarle al campesino -dependiendo de la calidad de la hoja- unos 50,000 dólares, reconocieron a AP.

La cifra no es poco para Cuba, donde un sueldo estatal en la ciudad alcanza al cambio oficial unos 200 dólares mensuales, aunque en la práctica no es posible realizar compra de moneda extranjera por esta vía, por lo que al cambio “informal” que se paga en las calles el salario equivaldría a unos 29 dólares. Hay que considerar también que las vegas suelen ser trabajadas por familias enteras.

Enrique Blanco, director agrícola de la estatal Tabacuba que regula y maneja este producto -desde la hoja que se usa para los afamados puros hasta los rústicos cigarrillos populares-, dijo a AP que inicialmente se había previsto para este año la siembra de unas 15,000 hectáreas de tabaco en todo el país, pero luego se reajustó la cifra a unas 9,500.

De hoja tapada serán unas 2,100 hectáreas, con lo que esperan cubrir la demanda exportadora venidera, agregó Blanco.

En 2021 las autoridades habían informado que se iban a plantar en la campaña de 2021 a 2022 unas 22,500 hectáreas en todo el país, de ellas 13,000 en Pinar del Río, pero se desconoce el resultado del rendimiento.

En la otra punta de la cadena, los exportadores suspiran aliviados.

La empresa Habanos S.A, formada por la estatal Cubatabaco y la hispano-británica Altadis, que ofrece los puros en todo el mundo en una veintena de marcas -Cohiba, Romeo y Julieta, Partagás, Montecristo- indicó que había vendido cigarros torcidos por 545 millones de dólares en 2022 y que no esperaba bajas para 2023.

Habanos S.A no tiene acceso al mercado de Estados Unidos, el mayor consumidor del mundo de puros, debido a las sanciones de Washington contra Cuba.

“Como materia prima no le vemos una afectación en absoluto”, señaló a AP el copresidente español de Habanos S.A, Luis Sánchez, cuando se le preguntó por los efectos del ciclón Ian para su negocio.



Jamileth


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