Formato de impresión


México investiga como homicidio las muertes de las víctimas del incendio en Ciudad Juárez


2023-03-30

Por Simon Romero, Natalie Kitroeff y Eileen Sullivan | The New York Times

CIUDAD JUÁREZ, México — Las autoridades mexicanas anunciaron el miércoles que investigan un incendio en un centro de detención de migrantes en Ciudad Juárez como un caso de homicidio, al indicar que trabajadores gubernamentales y empleados de seguridad privada no habían permitido que los detenidos escaparan del siniestro que mató al menos a 39 personas.

En una conferencia de prensa, los funcionarios dijeron que habían identificado a ocho sospechosos, entre ellos agentes federales y estatales, y que emitirán cuatro órdenes de detención el miércoles.

“Ninguno de los servidores públicos ni de los policías de seguridad privada realizaron alguna acción para abrirles la puerta a los migrantes que se encontraban adentro ya con el fuego”, dijo Sara Irene Herrerías Guerra, fiscal especial en materia de derechos humanos.

El anuncio se realizó luego de que se divulgó un video mostrando que los migrantes parecían haber estado atrapados: personas uniformadas pueden verse alejándose del incendio mientras que algunas personas estaban tras las rejas cuando la zona se llena de humo.

Las autoridades también indicaron que podrían investigar a una persona migrante sospechosa de iniciar el incendio.

“La política migratoria en nuestro país es de respeto a los derechos humanos”, dijo Rosa Icela Rodríguez, secretaria de Seguridad del gobierno. “Y este lamentable suceso, que es una responsabilidad de servidores públicos y de guardias que están muy bien identificados, no es la política de nuestro país”.

Fue un llamativo avance en un caso que ha ocasionado un intenso escrutinio del manejo del gobierno mexicano del aumento en el flujo de migrantes que han llegado al país en el último año y que buscan ingresar a Estados Unidos.

Ciudad Juárez, del otro lado de El Paso, Texas, históricamente se ha ufanado de absorber a una ola tras otra de recién llegados, muchos que vienen de otros estados de México para trabajar en las maquiladoras y otras personas de América Latina que pasan fugazmente de camino a Estados Unidos.

Pero lo que solía ser un punto de tránsito para los migrantes con destino a EE. UU. se ha convertido en un centro para quienes consideran que no tienen más remedio que quedarse, ya sea porque las autoridades estadounidenses los han devuelto o porque están esperando a solicitar la entrada legal.

En los cruceros de Ciudad Juárez, puede verse a grupos de migrantes pidiendo dinero. Algunos llevan letreros de cartón solicitando ayuda. Otros venden comida que llevan en hieleras.

Muchos duermen en obras de construcción abandonadas o en cualquier sitio que logran hallar en las calles, en la ciudad mexicana, envueltos en mantas y sacos de dormir deshilachados.

“Ayúdenos para comer y no dormir en la calle”, decía el letrero que llevaba el miércoles Vicleikis Muñoz, una mujer venezolana de 20 años y ocho meses de embarazo que iba con sus dos hijos, de 5 y 3 años.

“Sobrevivimos pidiendo dinero”, dijo. “No sé cuánto tiempo más voy a poder hacer esto”.

Los migrantes han intentado cruzar la frontera en masa, una decisión que ha frustrado a muchos habitantes que diariamente cruzan legalmente para trabajar en El Paso. El presidente municipal de Ciudad Juárez prometió medidas firmes mientras que los grupos de derechos humanos denunciaron abusos por parte de las autoridades.

Esas tensiones se desencadenaron la noche del lunes, cuando un incendio arrasó el centro de detención, que es operado por el gobierno federal. El presidente de México dijo que los migrantes habían iniciado el siniestro durante una protesta, al insinuar que estaban molestos porque se habían enterado de que serían deportados.

Viangly Infante Padrón, una mujer migrante venezolana que ha estado en Ciudad Juárez desde diciembre, dijo que las autoridades migratorias se habían llevado a su marido la tarde del lunes y lo habían llevado al centro de detención.

Ella se acercó ahí ese día para intentar sacarlo y esperó hasta alrededor de las 9:30 p. m., cuando escuchó una conmoción procedente de donde creía que estaban detenidos los hombres.

“Escucho patadas, gritos de ellos mismos”, dijo Infante Padrón en una entrevista y añadió que escuchó a un oficial de migración decir: “Saquen a las mujeres”. Antes de ser llevada al exterior, les rogó a los agentes que liberaran a los hombres.

“Y yo rompí en llanto. Le dije: ‘¿Cómo que se están quemando? ¿Por qué no le abren la puerta?’”, dijo Infante Padrón. “Nunca le abrieron la puerta, nada”. Dijo que esperó afuera durante 15 minutos hasta que llegaron los bomberos y empezaron a retirar cuerpos. Su esposo, comentó, está ahora en el hospital.

El presidente municipal de Ciudad Juárez, Cruz Pérez Cuellar, de pie afuera de una escuela local el miércoles, defendió el tratamiento que el gobierno de la ciudad brinda a los migrantes.

“Se nos quiere decir que somos xenófobos y racistas”, dijo. “Este es un gobierno completamente abierto y no hay de parte de nosotros ningún tipo de xenofobia. Somos una ciudad de migrantes”.

Los analistas dijeron que un punto de quiebre para Ciudad Juárez había sido luego de que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, al enfrentar incesantes ataques de los republicanos por el aumento de la migración en el verano, anunció una nueva medida para intentar detener los niveles históricos de cruces no autorizados en la frontera.

Los funcionarios fronterizos de EE. UU. han visto el gran incremento de los cruces por parte de venezolanos que no podían ser deportados por las autoridades estadounidenses debido al deterioro de las relaciones con Venezuela.

En octubre, el gobierno de Biden llegó a un acuerdo con México para detener el flujo: Estados Unidos podría expulsar venezolanos a México a cambio de crear vías legales para que crucen a Estados Unidos.

La cantidad de venezolanos que cruzan la frontera se redujo de manera drástica en cuestión de días. El gobierno de Biden advirtió que era tan exitoso que negoció otro acuerdo con México para expandir el acuerdo e incluir a personas con nacionalidades de Cuba, Haití y Nicaragua, poblaciones que, de igual manera, no era posible enviar fácilmente a sus países de origen.

Pero Ciudad Juárez pronto comenzó a ver un mayor número de venezolanos y de otras nacionalidades reunidos en las calles, dicen los residentes y analistas. Muchos estaban en el limbo: era inútil intentar cruzar a Estados Unidos debido a la nueva política, pero muchos no querían irse a casa.

Así que se quedaron.

“Pasamos a una fase con la que no estábamos familiarizados”, dijo Rodolfo Rubio, experto en migración y profesor de El Colegio de Chihuahua, una institución de investigación pública en Ciudad Juárez.

Rubio dijo que a algunos en la ciudad les inquietaba ver a tantos migrantes mendigando en las intersecciones y acampando en las calles. Las protestas de los venezolanos, así como un esfuerzo de un gran grupo integrado en su mayoría por venezolanos para precipitarse juntos a cruzar la frontera este mes, también puso en alerta a las autoridades.

El desgaste en Ciudad Juárez es un reflejo de la situación en todo el norte de México, dicen funcionarios y exfuncionarios, en tanto el gobierno de Biden ha hecho cambios a sus políticas fronterizas.

Este año, Estados Unidos creó una vía legal para que las personas que emigran de Cuba, Haití, Nicaragua y Venezuela soliciten un permiso humanitario de dos años en el país. El gobierno de Biden también extendió el acceso a una aplicación del gobierno, llamada CBP One, para que los migrantes llenen una solicitud y saquen una cita en un puerto de entrada.

Pero para hacer la solicitud en la aplicación del gobierno, el migrante debe estar en el norte de México. Ahora, la gente espera días e incluso meses en comunidades fronterizas mexicanas como Ciudad Juárez, a fin de lograr una cita de la cual solo hay una cantidad limitada.

En un albergue con alrededor de 800 migrantes en Reynosa, México, la semana pasada, solo dos consiguieron citas, dijo Guerline M. Jozef, fundador y director ejecutivo de Haitian Bridge Alliance, que ayuda a la gente que busca asilo.

“No tenemos la capacidad de manejar esta cantidad de migrantes”, dijo Martha Bárcena, quien fue embajadora de México en EE. UU. de diciembre de 2018 a febrero de 2021.

El incendio, añadió Bárcena, “debería hacer que México y Estados Unidos sean conscientes de que las medidas que se han acordado no están funcionando y que están causando tragedias terribles”.

A unos pasos del lugar del incendio, Carlos Armendáriz, quien se gana la vida vendiendo herramientas usadas en las calles del centro de Ciudad Juárez, dijo que comprendía a las víctimas y a sus familias. Pero, añadió, tenía una postura contradictoria sobre la población migrante en la ciudad.

“Para ser sincero”, dijo, “no los veo trabajando. La mayoría está pidiendo limosna”.

Armendáriz, de 64 años, quien nació y creció en Ciudad Juárez, fue él mismo migrante en Estados Unidos durante años, y se dedicó sobre todo a la construcción en Texas, hasta que fue deportado hace más de una década.

Armendáriz comentó que había ofrecido trabajo temporal haciendo reparaciones en su casa a algunos migrantes de Venezuela. Pero casi ninguno aceptó la oferta, dijo.

“Yo fui migrante del otro lado”, dijo. “Fuimos allá a trabajar como bestias”.

Armendáriz subrayó que seguía pensando que Ciudad Juárez era una ciudad que acogía y que ofrecía oportunidades para quienes buscaban trabajar con ahínco. “Pero solo el 10 por ciento de la gente nueva quiere trabajar”, dijo. “¿Y el otro 90 por ciento? No sé qué quieren”.

Algunos venezolanos en Ciudad Juárez se resienten ante la percepción de que su presencia aumenta las tensiones en la ciudad.

“Trabajamos muy duro todos los días”, dijo Jesús Cardoso, de 29 años, un migrante del estado venezolano de Barinas. Él y su esposa, Yitmar, de 30 años, hacen arepas para vender en las calles.

Cardoso dijo que llegaron hace un mes con su hijo de 4 años, quien va a la escuela pública en Ciudad Juárez. Esperan poder reunirse con unos familiares que viven cerca de Houston, comentó.

“Todo lo que deseamos es una oportunidad de cruzar la frontera”, dijo. “No queremos quedarnos aquí. Pero si tenemos que hacerlo, vamos a sobrevivir”.



Jamileth


� Copyright ElPeriodicodeMexico.com